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ISSN 2195-3171

Último domingo después de Epifanías, 01.02.2009

Sermón sobre Marcos 1:40-45, por Julio Strauch

¡Que la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo sean con todos nosotros, ahora y siempre Amén!

Según nuestro Evangelio esta es la primera curación que realiza Jesús. En ella, como en todos los demás milagros que realizó durante su misión, se puede percibir la esencia del Cristo. Jesús estructura su vida y su acción a partir de sentimientos absolutamente humanos como el amor y la compasión por los demás, cumpliendo de esta forma con la misión que el Padre le había encomendado. Jesús produce el milagro de la curación pero además produce un milagro aún mayor que es el de convertirse en El Ejemplo a seguir. Se convierte, de esta forma, en el paradigma a seguir por todos los que creen y confían en él. Quien sea capaz de amar a Dios, poner la vida en sus manos, sentirá ese amor y esa compasión por los demás, especialmente por los más necesitados y su actitud de vida será en favor de ellos. Jesús lo hizo curando porque ese era el don que el Padre le dio, nosotros lo haremos según los dones que Dios nos ha dado. El milagro no es tener el mismo don de curación que Jesús, el milagro en nosotros es poder descubrir nuestros dones y ponerlos a trabajar a favor de nuestro prójimo, es decir a favor de  Dios. El milagro es como lo que cuenta esta pequeña historia...Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.
Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: "No sabía quién era."
"Lo que te falta es concentración", le decía el manzano, "si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ve que fácil es?"
- No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y "¿Ves que bellas son?"
Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
- No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución.
No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior. Y dicho esto, el búho desapareció.
- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...?, se preguntaba el árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
- Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso.
Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión "Cúmplela". Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

¡Que Dios nos acompañe! ¡Que Dios nos conceda los dones necesarios para ayudar a los demás! ¡Que Dios nos ayude a descubrir esos dones! ¡Que Dios nos acompañe en ese descubrimiento! ¡Que Dios nos de la fuerza necesaria para seguir produciendo el milagro de sentir amor y compasión por los demás! y ¡que Dios nos ilumine para que con ese amor y esa compasión podamos ayudar a otros!

¡Amén!