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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

22. Domingo después de Pentecostés, 28.10.2012

Sermón sobre Marcos 10, 46-52 10:46-52, por Fabián Paré

La fe al margen de la multitud

Estamos finalizando el capítulo diez de Marcos, y el evangelista nos presenta una situación que contrasta con la escena inmediatamente anterior, uno de los centros de las dos escenas está en la expresión de Jesús: “qué queréis que os haga”, y “qué quieres que te haga”.  En el primer caso se dirigía a parte de su discipulado que quería acomodarse en una relación de superioridad a los demás, en el segundo momento se dirige al ciego que pide misericordia, y la conclusión en ambos es diferente, la respuesta a cada pedido es distinta.  A los que aspiraban poder y una autoridad jerárquica les responde que no es lo que deben desear o pretender, y al ciego le dice ‘vete, tu fe te ha salvado’.  Interesante, la fe no aparece ligada al discipulado de Jesús, sino al que estaba ‘sentado al costado del camino mendigando’.  Es muy gráfica esta imagen y cargada de símbolo, no se trata tan solo de una curación que hace Jesús ‘al pasar’, sino de una enseñanza más sobre lo que pretende Dios a través de Jesucristo, y si bien el discipulado es el primero que debe aprehender, es una enseñanza para la multitud (todos/as). 

Estar al costado del camino no tiene que ver con una cuestión vocacional, ni de elección propia; generalmente, lo que va quedando ‘al costado del camino’, es el resultado de una cantidad de determinantes construidos por los que ‘se quedan en el camino’.  Bien cabe aquí tener en cuenta la sociedad y la marginación que construye, sociedad que en sus instituciones-organizaciones tiene instalado un determinado ‘camino’ en el cual las personas se deben movilizar actuando los roles que son aceptados, lo que implica que habrán personas-grupos que no podrán movilizarse en ese camino, personas-grupos que no serán aceptadas y por lo tanto serán puestas a un costado, al margen, sentadas, es decir, sin movilidad.  Este mecanismo social, tan común y antiguo, es puesto en evidencia por Jesús, cuando Jesús escucha el pedido de misericordia del ciego, se detiene y lo llama.  ¿Qué hace la multitud que está en el camino? Trata de acallar al ciego, intenta silenciarlo, tal vez porque interrumpiría el caminar, tal vez porque le robaría tiempo al grupo que está en el camino, tal vez desconcentraría el ritmo y el paso de los que están en el camino, se puede imaginar muchas cosas que implicaría detenerse a prestar atención al ciego.  Rescatemos que Jesús se detiene, escucha, lo llama y esto hace que el que fue dejado a un costado se levante. 

Si tomamos como ejemplo a Jesús (lo que nos hace cristianos/as), entre las cosas que nos deben caracterizar es detenernos en medio de la inercia que nos empuja, escuchar y llamar-nombrar a lo que está siendo dejado al costado, segregado, excluido, marginado, por aquellos/as que creen estar en el camino (creencia que muchas veces se asocia con ‘la verdad y la justicia’, motivo por el cual se creen con el derecho de juzgar).  Si nos ubicamos en el lugar del ciego, que es el lugar de la fe en este relato, veremos que antes que nada se encontraría ‘fuera del camino’, ¿Cuántas veces nos sentimos fuera del camino tomado por un grupo que intentó acallarnos, silenciarnos, porque tal vez interrumpiríamos su caminar?  Desde ese lugar el ciego pide a Jesús misericordia, es decir que tenga compasión de él, lo que indica que las personas que estaban ‘en el camino’ no tenían compasión (de él), respecto a esto pensemos ¿cuántas veces hemos pedido misericordia, o que tengan compasión con nosotros/as? ¿Cuántas veces hemos pedido que alguien sienta con nosotros/as lo que sufrimos?  Aquí a veces el orgullo nos engaña y preferimos confundirnos con ‘la multitud’ esforzándonos por mostrar que ‘estamos bien’ y que ‘hacemos las cosas bien’, ser parte de la inercia que se mueve, a veces sin sentido de orientación, pero se mueve, movimiento que va dejando al costado del camino a muchos/as.

Es interesante que Jesús le dice al ciego: ‘vete, tu fe te ha salvado’; no le dice ‘sígueme’, sin embargo el ciego, ‘lo sigue en el camino’ (Mc 10, 52).  En este momento el camino no es ir detrás de Jesús, sino que se refiere a un modo de vida, a una conducta, que no implica mezclarse con la multitud que caminaba alrededor de Jesús.  Es decir que la fe abre un nuevo modo de vida, y nos conduce a una conducta que nos moviliza fuera de los lugares en los cuales algunos grupos pretenden dejarnos sentados.  Esa es la fe que deja en evidencia la capacidad de exclusión que tienen algunos grupos, muchas veces con ropaje religioso.

 



Pastor Fabián Paré
Eldorado-Misiones,Argentina
E-Mail: fabianpare@arnet.com.ar

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