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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

4º Domingo después de Epifanía , 28.01.2018

Sermón sobre Marcos 1:21-28, por Roberto Oscar González

Marcos 1:21-28 RVC 

21 Llegaron a Cafarnaúm, y en cuanto llegó el día de reposo, Jesús fue a la sinagoga y se dedicó a enseñar. 22 La gente se admiraba de sus enseñanzas, porque enseñaba como corresponde a quien tiene autoridad, y no como los escribas. 23 De pronto, un hombre que tenía un espíritu impuro comenzó a gritar en la sinagoga: 24 «Oye, Jesús de Nazaret, ¿qué tienes contra nosotros? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres tú! ¡Eres el Santo de Dios!» 25 Pero Jesús lo reprendió, y le dijo: « ¡Cállate, y sal de ese hombre!» 26 El espíritu impuro sacudió al hombre con violencia y, gritando con todas sus fuerzas, salió de aquel hombre. 27 Todos quedaron muy asombrados, y se preguntaban unos a otros: « ¿Y esto qué es? ¿Acaso es una nueva enseñanza? ¡Con toda autoridad manda incluso a los espíritus impuros, y éstos lo obedecen!»28 Y muy pronto la fama de Jesús se difundió por toda la provincia de Galilea.

 

Es sumamente interesante que este hecho, narrado en Marcos, transcurre dentro de la sinagoga; lugar donde se reunían los judíos “varones” para cantar salmos, hacer oraciones, leer las Escrituras y otras cuestiones comunitarias. Lo interesante es que en ese espacio aparece Jesús y le dan la palabra. Comienza a enseñar, no citando algún rabino célebre como se acostumbraba o se acostumbra hacer, sino que hablaba con autoridad propia… Y con esa misma autoridad y fuerza hecha afuera a los demonios.

 

En los tiempos de Jesús, la gente creía que «los espíritus impuros, demonios o diablos» podían venir de varios lugares; pues eran seres que existían desde la creación o pertenecían a persona malvadas fallecidas o lo que narra Gen.1: 8…

 

Ahora no importa si Jesús o nosotras y nosotros creemos en los demonios; tampoco estos son las imágenes tomadas del Dante o de alguna película de terror sino que los verdaderos demonios los encontramos a diario, esclavizando a las personas, que pueden estar ubicados en nuestra mente, en nuestro corazón, en el marco social  o en el espacio de cuatro paredes, que llamamos iglesia.

 

Además, tienen nombres bien conocidos y no nombres estrambóticos… Trata de personas, violencia doméstica, abuso, fobias ―en sus múltiples expresiones, droga, pobreza... En fin, la lista es enorme…

 

Por lo general estos demonios, tratan siempre de disimular su presencia, aprovechando que podemos o no creer en ellos o bien teniendo en cuenta que “lo que no se habla no se ve” y así se los mantienen tranquilos mientras no se amenace sus posiciones. El mundo que nos pinta el evangelio es un mundo que desconocemos. Lo que sí sabemos y conocemos es que nosotras y nosotros, vivimos en una sociedad presa por el pecado alienante originado por humanos

« endemoniados » que sumergen a las personas en todo tipo de miserias…

 

De manera que; es allí cuando se escucha la voz de Jesús con autoridad, con fuerza poderosa y liberadora. Donde las personas son levantadas de sus múltiples opresiones, recreadas y renovadas por el poder de su Espíritu, si bien las sombras demoníacas siguen estando; el mismo Espíritu nos da el valor para enfrentarlas; pues esta es nuestra victoria… « El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto se ha manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo» 1ª.Juan 3:8 ¡Bendito sea Dios por esto…!

 

Oremos… Dios, Padre nuestro, Tu que nos amas hasta el extremo de tal manera que enviaste a Jesús para liberarnos de las ataduras del pecado; enséñanos a amar a los demás con todas nuestras fuerzas, y que nuestro amor no se quede en buenas palabras sino que se traduzca en obras de justicia, de amor y de servicio a favor de todas las personas. Por Jesucristo. Amén



Roberto Oscar González
Buenos Aires, Argentina
E-Mail: roberto_gonzalez.2013@yahoo.com.ar

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