Göttinger Predigten im Internet
hg. von U. Nembach

Predicación para el 6° domingo después de Pentecostés, 11 de julio de 2004
Texto según LET serie C: Lucas 9, 51-62 - Rodolfo Roberto Reinich

(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


¡Gracia y paz de parte de nuestro Señor Jesucristo, el que era, es y será siempre!

Hermanas, hermanos

1. El camino de Jesús a Jerusalén comienza con un pinchazo:

En Samaria no consiguen alojamiento. La vieja enemistad entre Judá y Samaria quiebra el sagrado derecho de hospitalidad. ¡Barreras mentales artificiales! Mejor no meterse con los peregrinos a Jerusalén. Esto podría producir peleas religiosas. ¡En reuniones familiares no se habla de religión! Jesús había mantenido una controversia con una mujer samaritana en el pozo de Jacob: Le había dicho “¡Ni en este monte ni en Jerusalén se adorará al Padre!”

Quien necesita urgente un trabajo, comida, hospital ó dónde alojarse y es rechazado permanentemente se pone nervioso. Le da mucha bronca. Es comprensible esta actitud. ¡Pero, con esto de “mandar fuego del cielo”, “una bomba para reventarlos a todos”, me parece que se les va la mano!

2. Jesús no se impone. Se va y se lleva a sus amigos a otra parte.
a) Quién sabe lo que todavía nos espera en el camino.
Quizás el hecho de tener que seguir adelante sea, “a pesar de todo”, algo bueno. Uno nunca sabe qué consecuencias positivas puede tener un “pinchazo”. Hay mucha experiencia donde las dificultades fueron señales indicadoras de algo con sentido.
Pero, las dificultades no deben conducir a la resignación. Son vivencias, experiencias, que pueden servir para seguir adelante. Por eso no deben paralizar. Los problemas son desafíos para buscar nuevas formas, nuevos caminos.
b) Jesús maneja esta situación de manera muy soberana.
Ahora es momento de perderse en venganzas. ¡Ir por nuevos caminos es en última instancia la forma de avanzar hacia el objetivo, la meta. También para nosotros y nuestras congregaciones.

3. Pero seguir a Jesús por nuevos caminos no es un paseo.
a) P uede ser muy duro.
Su camino lo condujo del pesebre a la cruz.
Todos se imaginan más fácil el camino de la prometida vida plena (mejor)
Por eso tantos cristianos e iglesias buscan en la actualidad “el camino de la gloria de Jesús” para la misión ¡El que va por arriba!
b) Pero, en realidad nadie puede elegir el camino. ¡Es Jesús mismo!
* Cualquier planificación no puede tener un fin en sí misma. Es una etapa y una herramienta que sirve mientras sirve para aclarar ideas, descubrir el sentido y proponer objetivos y metas a corto y mediano plazo en un lugar determinado. Para decidir, sin mala conciencia, la caída de lo que ya no da más; en lo que ya no vale la pena gastar energías.
Por eso todos los intentos de búsqueda de nuevos métodos y caminos para la renovación de la iglesia tienen sentido cuando sirven para tomar opciones que renueven el compromiso con nuestro Señor.
Pero el reino de Dios (v. 62) es una dimensión muy grande y seria, para la cual no todos sirven.
b) El llamado a integrarnos, pertenecer a él nos desafía a una disposición absoluta, a una entrega sin ambigüedades.
El que se compromete con reservas se va en cuanto aparecen las primeras dificultades.
Por esta razón las vallas para el círculo más estrecho de los “seguidores de Cristo” se ponen un poco más altas.
Sin embargo, no tan altas como la cruz donde colgaron a Jesús. Pero tienen algo que ver con ella.

4. Veamos los tres ejemplos concretos del Evangelio de hoy:

a) La primera persona se ofrece voluntariamente.
Y, sorprende la reacción de Jesús.
Evidentemente el vio que este hombre venía con otra expectativa.
Quizás quería seguir a Jesús, como un alumno de uno de tantos “maestros” (orientales, esotéricos,…)
Quizás quería aprender para “recibirse”. Tal vez como muchos de nosotros que participamos durante años y años de estudios bíblicos, cursos, conferencias, mensajes, evangelizaciones. Tenemos el título de cristiano… pero ¡qué difícil resulta dar pasos concretos de testimonio!
Con nuestro maestro uno nunca termina.
Por el contrario seguir a Jesús significa estar siempre en camino con él, en el camino lleno de dificultades. (¡el de la cruz!)

b) En el fondo el segundo hombre está bien dispuesto.
Pero antes quisiera resolver algo que me parece también muy natural y lógico.
El cumplimiento del 4º mandamiento, la obligación sagrada como la enterrar a un familiar tan cercano y querido.
Pero Jesús establece otros criterios, porque su tarea es la de vencer la muerte.
Seguir a quien es el señor de la vida significa dejar de rendir homenaje a la muerte. Por eso “tú ve y anuncia el reino de Dios” sobre la muerte. También en los entierros y frente a las tumbas de nuestros seres queridos y las de muchos por las pérdidas, a veces injustamente irreversibles..

c) El tercero , es otra persona que se ofrece voluntariamente.
Y de nuevo la respuesta de Jesús es un no, pero que en realidad busca un sí definido, sin reservas.
El seguimiento a Jesús no tolera ataduras, ni compromisos falsos.
Más bien dirige la mirada hacia delante hacia el futuro que cuenta con él.
Allí, en él está nuestro punto de referencia. No en lo pasado, en lo pasajero.

Todas esas cosas pueden llegar a ser meros entretenimientos que nos hacen perder las nuevas posibilidades de la vida.

Pues, el llamado al seguimiento activo de Jesús es como las ofertas especiales, hay que aprovecharlas enseguida.

Creo que por esta razón las personas que buscamos un camino con sentido para nuestras vidas somos expuestos a una tremenda tensión.

Es la tensión que nos produce el desafío de responder en forma clara y con todas las consecuencias al llamado de Jesús y al mismo tiempo tener que resolver las cuestiones de interés personal o que surgen en lucha por la propia subsistencia y la de la familia. (¡Muchas personas deben pasar las mañanas dominicales frente a las cajas de un supermercado ó simplemente no consiguen el permiso para ausentarse de sus trabajos y responder a un desafío concreto de su conciencia evangélica!)
Pero, no nos olvidemos que gran parte de las tensiones modernas son provocadas por las necesidades, muchas veces artificialmente creadas por el espíritu de la oferta y la demanda del mercado, que nos hace tentadoras ofertas de una vida mejor, aunque más no sea la ilusión de una breve temporada. Pero esto tampoco va sin su alto costo en tiempo, esfuerzo y sacrificio personal y familiar.

Es claro que el Evangelio nos pone ante una disyuntiva, la necesidad de tener que buscar, descubrir y optar por lo que es central.

Y en este sentido también todo aquello que hace parecer nuestras congregaciones a un club puede ser interesante, pero no nos libramos de tener que hacer el esfuerzo por redescubrir la razón central que da verdadero sentido a nuestra propia existencia y a nuestra misión en medio de este mundo regido por los poderes de la muerte.

Frente a esto Jesús quiere seducirnos, porque Él quiere estar y trabajar junto con nosotros.
Pero quiere seguidores sin falsas ilusiones.
No busca fanáticos, sectarios o admiradores.
Simplemente quiere que cada uno tenga clara conciencia, sepa a donde lleva el camino con él.
Es el camino que muchas veces va por abajo, con sus cruces.
Puede ser sacrificado meterse con Jesús y también amar al prójimo.
Pero, lo maravilloso está en el hecho que nunca nos deja solos con el peso. Junto con su oferta nos da una carga extra de su Espíritu Santo, la energía más poderosa y transformadora existente.

De esta manera hace posible que aquí en medio del reino de la muerte podamos vivir, anunciar la liberación para una vida verdadera con los criterios que nos enseña y vive Jesús.

Oremos con un autor anónimo: Las tensiones hacen interesante la vida. Pero, Señor, no permitas que se conviertan en alta tensión, porque mis fusibles se pueden fundir. No puedo soportar demasiada carga. Ayúdame con el poder de tu Espíritu para que pueda dejar de lado todas aquellas cosas vanas, innecesarias y superfluas, y así pueda seguirte con alegría y sin culpas.

Rodolfo Roberto Reinich, Pastor en Buenos Aires
reinich@ciudad.com.ar


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