Göttinger Predigten im Internet
hg. von U. Nembach

Predicación para el 4° domingo de Adviento, 19.12.2004
Texto según LET serie C: Mt 4, 18 - 25 por Alfredo Abad

(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Textos bíblicos:
Isaías 7, 10-16
Salmo 80
Romanos 1, 1-7
Mateo 1, 18-25

1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 2que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras: 3evangelio que se refiere a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos.”

Romanos 1, 1-4

La historia de José en la historia de la navidad se reduce muchas veces a una figura decorativa. Es interesante que el ciclo del adviento se le dedique al menos un tiempo de reflexión al papel que juega en la preparación de la Navidad, y esto es lo que vamos a intentar presentar en este sermón, sacar a José de la historieta, del comic navideño, para ponerlo en sintonía con el Evangelio que esta anunciando Pablo.

Coincide, como suele ser cuando los pastores buscamos “sinergias” entre nuestras diferentes lecturas, que un miembro del Consejo de una de las iglesias que pastoreo me ha ofrecido un artículo para la revista de nuestra Iglesia, tomado de un libro de reciente edición(*), y voy a tomar bastante de su texto. Ricardo, como se llama mi compañero en el Consejo tiene una sección en nuestra revista para desmitificar misterios bíblicos y dada su condición de Coordinador de traducciones bíblicas realiza su tarea trayendo siempre referencias pertinentes.

Por otra parte en esta semana que transcurre entre el tercer y cuarto domingo de adviento, ha comparecido ante la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados sobre los atentados del 11 de Marzo en Madrid –escribo desde Madrid, España- la señor Pilar Manjón, madre de una de las víctimas de los “trenes de la muerte”. Su testimonio denunciando la preocupación partidista de los señores diputados, que ha prevalecido sobre el valor otorgado a las víctimas en la citada Comisión, y su dolor me merecen un tremendo respeto que también quiero compartir.

¿Qué relación entre ambos eventos de nuestro adviento podemos adivinar? ¿Difícil? Os invito a recorrer conmigo esta reflexión y hacer juntos un tramo de mi caminar espiritual en esta predicación para mirar de cara los “márgenes de la noticia”.

Si uno mira los márgenes, desde pequeños nos han enseñado que quedan en blanco… se traza una línea, roja en mis cuadernos de la infancia, imaginaria en los folios blancos de los estudios de secundaria y cuajada de notas en los estudios del Seminario y en los libros que voy leyendo, en cualquier caso algo que esta fuera del texto, del cuerpo del texto que llama nuestra atención.

Si uno mira los márgenes, la periferia, lo marginal, es lo que queda a un lado, fuera del centro. Pero también, según el diccionario “margen” es la ocasión, la oportunidad el espacio para un acto o suceso.

La primera cuestión en la que coinciden el discurso sobre las víctimas de los atentados del 11 de marzo en Madrid y el bueno de José es que son habitantes de la periferia. En ninguno de los dos casos por decisión propia, sino por decisión de la historia, del devenir de los acontecimientos y sobre todo de los intereses, eclesiásticos o políticos, respectivamente.

Pablo de Tarso también se denomina a si mismo un “apartado” para el evangelio, según su introducción a la Carta a los cristianos que se reunían en Roma, y da muestras de cómo algunos “super-espirituales” se esforzaban en hacer de él alguien de la periferia. En el mismo Concilio de Jerusalem ni siquiera aparece en defensa de su causa, sino que hablan en su nombre.

Podríamos ilustrar de muchas maneras esta condición y esta ocasión que representa lo que no está en el centro, para la iglesia, y para nuestra fe. Ocupamos constantemente nuestras Asambleas de Iglesia y nuestras deliberaciones y trabajos, reuniones y nuestra propia vida de prioridades y de temas esenciales, y o siempre estamos tocando lo importante, sino que solemos aparcarlo, para ir resolviendo lo que está en el centro.

Esta podría ser una buena pregunta ¿Qué es lo que está en el centro de nuestras vidas?

En el Evangelio de Mateo y en el texto del profeta Isaías vemos a un Dios que “se cuela por la banda”. Ni Acaz reclama la señal que se le ofrece de parte de Dios, en uno de los más claros signos de la presencia de una promesa mesiánica –al menos tal y como la retoman los Evangelios. Ni en el caso de José, Dios se dirige a la “protagonista” en que la Iglesia y los evangelios (Mateo y Lucas) convertirán a María en los relatos de la infancia de Jesús.

Tomemos a José, y como luego se ha transformado su imagen, adaptándola al rol que se le otorga:

Para salvar la imagen de María y los criterios que después desarrollo la iglesia, se nos pinta a José –según el artículo antes citado- como un Gepetto: viejo, marginal y carpintero. Sin embargo en torno a su boda debía tener 30 años como máximo. Un evangelio apócrifo sin embargo le atribuye 89 años en le momento de casare con María. la mayoría de los datos que nos llegan por tanto buscan preservar la virginidad de María, “Incluso llegó a prohibirse que José fuera representado con el Hijo en sus brazos, para que nadie pudiese ceder a la herejía de creer a Jesús descendiente carnal del “justo” de Nazaret...” Del mismo modo se le atribuirá una viudedad en la Historia de José el carpintero, un apócrifo destacado del siglo II.

Por el contrario la afirmación evangelica paulina que tenemos en el apóstol de los gentiles se refiere al linaje de David y a la carne con toda claridad. Lo que resulta molesto en los primeros siglos y aun hoy, en esta época de Nueva Era espiritual, es la humanidad de Jesús, su contacto con la realidad, su encarnación y sin embargo en esto cifra Pablo una de las claves del anuncio divino y de la realización de la promesa mesiánica.

Ocurre lo mismo y encontramos aquí la segunda cercanía, en el discurso de la señora Manjón, madre de un joven de apenas 18 años que murió en los atentados, lo que molesta de su denuncia es su cercanía a la realidad, su compromiso con las personas que están al margen de la atención necesaria, del respeto debido en el uso de las imágenes, los sentimientos y los duelos que quedan desatendidos cuando se levanta bandera de los que cayeron, sin tener en cuenta los errores que hemos cometido y los fraudes que debemos denunciar. Ocurre lo mismo por que del dolor se hace una imagen que se utiliza, sin tener en cuenta las personas que están detrás, convirtiendo en arma arrojadiza de intereses electorales lo que ocurrió en las elecciones (14 de marzo) en lugar de lo que siguen viviendo hoy los que perdieron a los suyos.

Vivimos una época acostumbrada a las imágenes y a las realidades virtuales, y creo que en este tiempo de adviento el Evangelio nos llama a tomar contacto con la realidad, un contacto de encarnación y de compromiso, un contacto de alzar una voz en nombre de la justicia, el arrepentimiento y la reconciliación.

Creo que de estas dos similitudes, la periferia y el uso de las imágenes, y de este llamamiento doble a romper con la manipulación histórica o política, surge una ocasión para proclamar el Evangelio, en tres tiempos.

Un primer tiempo, lo tomamos con el profeta Isaias. Dios se molesta, ¿No teneís bastante con molestar a los hombres? Y se compromete en una voz profética que le hace parte de la historia, esto no se va a quedar así, Dios mismo nos da señales para poner en marcha las energías de transformación de la realidad: la construcción de la paz, la emigración de nuestras comodidades y beneplácitos al peregrinaje del pueblo en marcha.

Un segundo tiempo con el anuncio dado a José. Dios salvará a su pueblo. Y nos llama individualmente a ser actores, no de figuración, sino protagonistas de esa salvación, de esa encarnación como cuerpo de Cristo.

Un tercer tiempo desde el valor que debemos dar a la periferia, para hacer de ella un lugar teológico, un lugar donde personalizar nuestra propia misión. Pablo, el “apartado” en el sentido de escogido sabe que no puede hacer otra cosa que referirse al Hijo, poder de Dios, para la transformación de la realidad humana, según el plan de Dios.

Aquella mujer, Pilar, que hablaba con el corazón dio una lección de lo que es humanizar un discurso comprometido con la realidad de las víctimas. En nuestro mundo globalizado, realicemos nuestro propio éxodo de las prioridades superfluas, hacia la periferia, hacia el lugar desde donde nos llama Jesús de Nazaret a vivir plenamente nuestra humanidad.

Alfredo Abad Heras, Madrid
aabad@moebius.es

(*) Beretta, R., Broli, E., Enigmas de la Biblia al descubierto. Ed. Planeta, Barcelona 2004. (pgs. 147-150)

 


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