Göttinger Predigten im Internet
hg. von U. Nembach

Predicación para el 3. domingo después de Epifanía de 23 enero de 2005
Texto según LET serie C: Mt 4: 12 – 23 por Enzo Pellini

(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Estimada comunidad:

Reciban ustedes bendiciones y Paz de parte de Dios el que era, el que es y el que ha de venir.

La lectura seleccionada para este tiempo aún de la Epifanía, tiene que ver como en toda esta época del año de la iglesia con la manifestación de la luz, irradiándose al mundo. En este pasaje, tomada esta expresión de las palabras del profeta Isaías: “El pueblo que habitaba en tinieblas vio gran luz y a los que habitaban en región de sombra de muerte luz les resplandeció” (v 16), se nos quiere mostrar que, no solamente para el pueblo israelita, sino también para nosotros hoy, hay un antes y un después a partir de haber aceptado con todo nuestro ser las palabras, en este caso exhortativas, del Hijo de Dios.

Comienza el ministerio del anuncio de Jesús. El viene a traer un mensaje tan maravilloso que se originará ya en la gente un contraste tal como el de la luz a la oscuridad. La existencia de las personas que escuchen y acepten su mensaje adquirirán un contraste tal como el pasaje de muerte a vida. Ciertamente esta cita de las palabras del profeta por parte de Mateo son reveladoras.

Dos buenas preguntas para comenzar a reflexionar acerca de esta palabra de San Mateo, serían: ¿Ha sido en verdad para nosotros Jesucristo y su mensaje, un punto de cambio en nuestras vidas? ¿Ha tenido Jesucristo una influencia tal en mí que, me permitió diferenciar un antes y un después a partir del ingreso de Jesús a mi vida?

Jesucristo comienza su anuncio desde Capernaúm, una zona relativamente tranquila, en cuanto a presencia y control romanos. Una región donde empezar sin grandes dificultades iniciales así su anuncio. Y allí a la manera de Juan el bautista, comienza a invitar y a desafiar a cuanta persona le escucha con las palabras: “Arrepiéntase, porque el reino de los cielos se ha acercado” (v 17). Para nosotros hoy es fácil poder comprender que el reino de los cielos se haya acercado. Es claro, por la presencia de Jesús, el enviado del rey de los cielos. Pero aquella gente no sabía aún que Jesús era el Hijo de Dios, y aún así muchos le creen y se entregan a él. Además comienza a desafiar a todos con las palabras “Arrepiéntanse” que bien tomando otras expresiones de Biblias y traducciones diversas podríamos también ilustrar con: “cambien, conviértanse, vuélvanse a Dios...”
El feligrés medio quien escuche estas palabras de Jesús, puede llegar a la siguiente interpretación:
Aún hoy Jesús nos está llamando a todos, no sólo a los que por vez primera escuchan el mensaje de salvación –por ejemplo si lo pensamos según la práctica eclesial acostumbrada de la “conversión”-- puesto que, también muchos de los judíos que escuchaban el mensaje pertenecían ya al pueblo de Dios. Jesús sin embargo viene a traer con esas palabras que, quizás pueden haber sonado hasta ofensivas en aquel entonces, como también pueden llegar a serlo en una comunidad tradicional un domingo por la mañana, una firme palabra de exhortación.
Cambien su vida. Esto no sólo vale para alejados de la vida de la fe. O para aquellos que nunca se han percatado que han sido bautizados y/o hasta confirmados en iglesias cristianas. Y aunque asistan a la iglesia su vida no refleja en nada lo que Cristo nos pide.
También vale para los que queremos seguir a Jesucristo cada día. Cada mañana hay pecados que confesar y cosas que redirigir en nuestras vidas.
El sermón para el día presente quiere traernos aquí y ahora esa pregunta fundamental que hará que nuestra vida o transite por la luz o por las tinieblas. O marche por muerte o encaminada en el reino de los cielos. ¿Nos hemos arrepentido de llevar una vida sin Dios? O acaso, ¿Nos arrepentimos de no poner a Cristo como centro de nuestra vida? ---de una vida que se humilla a diario a él e intenta agradarle---

Es esencial poder comprender que este pasaje no solamente es una narración histórica del comienzo del ministerio de Jesús en Palestina, y de cómo se organizó y reclutó los primeros discípulos. Es imperioso saber que, la palabra de Dios se nos dirige con actualidad para nuestra situación concreta también.
¿Si soy un cristiano o una cristiana comprometido con Cristo y su iglesia y la misión, cuáles son los aspectos personales que hoy no he entregado a Cristo para poder servirle de manera más eficiente?
Si es la primera vez que, tomo conciencia que es hoy Jesús quien me habla, aunque haya mediado una vida de “tradición” eclesial, y reconozco que he vivido apartado de esa luz que es Cristo, sería también hoy una buena ocasión para entregar mi vida a él.

Es claro que Dios no necesita “ayudantes”. Si eligió a sus primeros apóstoles (v 19) fue porque quería que comprendieran que el anuncio es tarea de todos. Y en primer lugar comenzando desde mi persona como cristiano que digo ser. No sólo debo respaldar mi condición de cristiano con la fe personal que me “identifica” como cristiano, sino también con mi asistencia y pertenencia activa a una comunidad local. A partir de esa comunidad podré de seguro ofrecer mis dones personales en la extensión del reino tal como lo hicieron aquellos primeros “pescadores de hombres”. El cristianismo no es sólo la mera asistencia a un culto dominical, es la entrega de todo nuestro ser a Jesucristo, mostrando ante la sociedad nuestra obediencia a su Palabra.
Que la gracia del Señor Jesucristo, y el Amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros. Amén

Pr. Enzo Pellini
Bovril, Argentina
EnzoPellini@yahoo.de
Parroquia Norte-Bovril, IERP
www.parroquiabovril.tk


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