Göttinger Predigten im Internet
hg. von U. Nembach

Predicación para el 5° Domingo de Pascua, Fecha: 24. 04. 05
Texto según LET serie A : Jn 14, 1-12 por Juan A. Medrano Cucurella , Barcelona

(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


“Yo soy el camino, la verdad y la vida”

Sin duda alguna la aspiración más básica de todo ser humano es vivir feliz. Esta aspiración dirige la vida de las personas en uno u otro sentido y que puede ser más o menos acertado. De hecho, todas las opciones vitales que tomamos a lo largo de nuestra existencias están encaminadas a la consecución de la felicidad.

Cuando leemos esta afirmación de Jesús, “yo soy…”, no podemos dejar de sorprendernos porque coincide con nuestros anhelos más básicos: hacer de nuestra historia personal un camino auténtico pleno de sentido vital. Y lo paradójico es que la coincidencia que se da se convierte en conflicto vital, ya que el concepto que dirige nuestras vidas, en la iglesia y fuera de ella, es uno: la felicidad, pero los contenidos que se le dan al concepto son varios.

Alguien comentó en cierta ocasión que el pasaje en cuestión muestra el camino de acceso al Padre: C. H. Dodd, dice que “a través de preguntas y respuestas se explica que el viaje que Cristo va a emprender (al morir) es el viaje hacia el Padre, y Cristo mismo es el camino hacia el Padre, es decir, comunica el conocimiento o la visión de Dios; verle a él es ver al padre”(*). Todo esto es cierto, y no pretendo anular el contexto ni olvidar el rigor exegético, pero en el fondo coincidiremos en que conocer a Dios es la felicidad humana. Dicho esto, aún queda por esclarecer el concepto mismo de felicidad, porque como tal es algo vacío sino se le da contenidos concretos y eso, como decíamos antes, hace que las propuestas sean varias y más o menos acertadas.

Cuando Jesús afirma que él es camino, verdad y vida, es porque además ha dotado de contenidos muy concretos esta afirmación. Toda su vida y toda su enseñanza apuntan a la felicidad humana. Toda su vida muestra que Dios no es un obstáculo para la felicidad, sino todo lo contrario, es la felicidad misma. Pero como todo camino hay que andarlo para llegar al lugar de destino. Podemos tomar la declaración paradigmática de Jesús sobre la felicidad en las bienventuranzas para esclarecer, con el apoyo de la vida misma de Jesús, los contenidos del camino ofrecido.

Felices los pobres(en espíritu), por ejemplo. El pobre, en sentido figurado, es el que siempre está abierto, el que necesita siempre del otro. Es el que sabe que su palabra no es la única ni la verdadera. El pobre, en lo más profundo depende de…, no es autosuficiente y, por eso son felices los humildes, porque saben que todo lo reciben por pura gracia.

Felices los que lloran, los afligidos , por ejemplo. No se trata de melancólicos empedernidos, sino de aquellos que son capaces de sufrir con los que sufren; de ponerse en la piel del otro. Son los que ven las injusticias y no se quedan tranquilos. Son los que son capaces de hacer suya la situación de otros.

Felices los que tienen hambre y sed de justicia. Y lo justo es poner siempre como prioridad a la persona y no subordinarla a la justicia entendiendo por justo lo que se ajusta a la norma.

Felices los limpios de corazón . No se trata de vidas sin pecado, sino de no tener el corazón dividido, ser leal. Servir a Dios y a los seres humanos sin cálculos interesados: No se puede servir a dos señores.

Felices los pacificadores . No es feliz el que vive en paz, sino el que trabaja por la paz de todos.

Vivir así puede significar una difícil aceptación en un marco social en que los caminos ofrecidos para la obtención de felicidad (poder, sobre todo) entran en conflicto con lo que hemos visto. De ahí que felices los perseguidos, los que van a veces contra corriente porque han descubierto en Jesús el camino verdadero que lleva a la vida (felicidad).

Juan A. Medrano Cucurella
Barcelona
jolipar@hotmail.com

(*) C.H.Dodd, Interpretación del cuarto evangelio, Cristiandad, Madrid 1978


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