Göttinger Predigten im Internet
hg. von U. Nembach

Predicación para el Domingo de Trinidad , 22 de mayo de 2005
Texto según LET serie A: Mt 28, 16 - 20, por Sergio Schmidt, Temperley, Argentinia

(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Título: La gran despedida de Jesús.

Apreciados hermanos y hermanas:

Este es un texto muy conocido. Lo escuchamos cuando en nuestra comunidad se realiza un bautisno. Una de las palabras más conocidas de Jesús son la del versículo 20. Yo estaré con ustredes hasta el fin del mundo. Cristianos de todas las épocas han encontrado alivio y esperanza en éstas cálidas palabras jesuanas. No es casual que con estas palabras se cierra el Evangelio de Mateo. Pero vayamos por parte.

Los discípulos se reunieron en el monte que Jesús les hubo indicado. Los discípulos adoraron a Jesús. Pero, algunos dudaban. Ellos, que tuvieron el privilegio de estar con Jesús durante tres años, de poder escuchar sus parábolas, sermones. Ellos que vieron los grandes milagors de Jesús. Principalmente ellos, que tuvieron contacto directo con la resurrección. Ellos dudaban...

No quiero caer en lo que dice el dicho: “mal de muchos, consuelo de tontos“. Pero si ellos dudaron: ¿qué podemos esperar nosotros? Lo cierto que los once discípulos –Judas ya se había suicidado- pasaron por un momento de incertidumbre, tal como nosotros lo tenemos. Los tenemos porque nosotros somos seres humanos finitos. Tenemos momentos en que sentimos a Dios muy cerca. Otras veces no. Muchas veces dudamos, aunque Dios, más de una vez, nos ha dado la certeza de su amor.

Necesitamos de la gracia de Dios. Nuestra fe no es nuestra. La fe es un inconmensurable don de Dios. No es algo que es producto de nuestro mérito. Necesitamos que Dios nos asista con su gracia y su amor. Esto es lo que le pedimos a Dios en el Padrenuestro cuando decimos: “no nos dejes caer en la tentación, más libranos del mal“. Le pedimos a Dios ¡no nos dejes extraviar y perder la fe! Sin duda esta es la perdida más grande que podemos tener.

Hoy es Domingo de Trinidad. Hoy celebramos y meditamos a cerca de la escencia misma de Dios. Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Son tres personas, pero es un único y sólo Dios. Visto desde esta perspectiva podemos decir que el Dios Padre, el creador, es el Padre amoroso que, en su gran misericordia, a enviado a Jesucristo al mundo. Dios no necesitaba que Jesús viniera al mundo. Nosotros sí. Dios en su amor envía a LA PALABRA al mundo.

En Jesús, Dios se hace carne, se hace hombre sin ser síntesis. ¡Tantas filosofías no pueden entender esto! A algunas teologías le pasa lo mismo.

Nadie puede ver a Dios, pero Jesús lo da a conocer. Quién a visto a Jesús a visto al padre. Jesús es el hijo de Dios. Es la senguda persona de la trinidad. Es este Jesús, el único mediador entre Dios y nosotros; es este Jesús nuestro único y suficiente salvador, el que nos da la garantía de su presencia. Yo estaré con ustedes todos los dias hasta el fin del mundo.

¿Y el Espíritu Santo? En palabras simples, podríamos decir que el Espiritu Santo es la sucursal de Dios en nosotros. Jesús les prometió a los primeros discípulos dubitativos, que el no los dejará solos. Al ascender al Padre, él mandará un ayudador: El Espítiru Santo. Será este Espíritu Santo el que nos ayuda a mantenernos en el camino de la fe.

Es por eso que el bautismo, nuestro primer puntapié en el camino de la fe, se hace en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.

Es esta gran despedida de Jesús, él realiza tres cosas:

1º) Jesús dice: “toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra...“ No seguimos a un Jesús podrecito, debilucho. Seguimos al Jesus Resucitado. Al Jesús de la victoria. Los discipulos y todos nosotros, seguimos al Señor en el cual no hay dudas que Él tiene toda la potestad y el poder.

2º) Es este Jesús que tiene todo el poder, el que les da a los discipulos una tarea a su Iglesia: predicar el evangelio y hacer misión. Debemos llevar el mensaje de Jesús hasto lo último de la tierra. La pregunta ahora es: si vemos que la respuesta hoy en día es poca, ¿no será porque predicamos más antropologia que el Evangelio? Creo que a la predicación de la Iglesia cristiana le pasa lo del refrán: “La vida es como un eco. Si no le gusta lo que recibe, preste atención a lo que emite“. Sólo para que pensemos juntos:

“Parecería que nosotros, los pastores, estamos ignorando o pasando por alto lo que la gente quiere de sus pastores y de la misión cristiana. Creo que para enfrentar y superar la crisis de nuestro modelo pastoral, la primera cosa que debemos hacer es preguntarnos qué es lo que quiere y espera la gente de nosotros, los pastores, y de nuestro ministerio pastoral en estos tiempos de cambo y de crisis (1) /…/ La gente exigirá que los pastores y la iglesia consideren seriamente las necesidades que emanan de la realidad y de los gustos de los laicos quienes experimentan cambios muy fuertes en sus vidas cada día. (2) /…/Los laicos esperarán de los pastores la recuperación de la espiritualidad en el ministerio pastoral. Es decir, requerirá la predicación más espiritualizada que la predicación política. (3)

3º) Las últimas palabras de Jesús son archi-conocidas. Jesús nos promete su presencia. Tal vez las palabras de Jesús podrían ser demasiado para los discipulos: ¿nosotros, que somos tan poquitos tenemos como lugar de misión nada menos que el mundo? ¿No será demasiado, Señor? No, no lo es. Ellos -¡y toda los cristianos de todos los tiempos!- cuentan con La presencia más grande del mundo.

En fin: antes de emprender el camino de la cruz, Jesús les dice –nos dice- ya no los llamo siervos. Ahora son mis amigos. Jesús a sus amigos les promete su presencia.

El Jesús resucitado es como la siguiente historia (4) :

Lo que es un verdadero amigo:
"Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo  dijo un soldado a su teniente - Permiso denegado- replico el oficial  - No quiero que arries-gue usted su vida por  un  hombre que probablemente ha muerto. El soldado haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora mas tarde regresó mortalmente herido, transpor-tando el cadáver de su amigo. El oficial estaba furioso: Ya le dije yo que había muerto!!! Dígame, merecía la pena ir allá para traer un cadáver?Y el soldado, moribundo, respondió: 
Claro que sí, señor!  Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo  decirme:

"Estaba seguro que vendrias"!

Nosotros, los cristianos, sabemos que Él vendrá!!!

Amén.

(1) Cf. In Sin Hong, “El ministerio pastoral frente a los desafíos del siglo XXI. ¿Qué espera la gente de sus pastores?” En “Visiones y Herramientas. Itinerario por la Teología Práctica” Intituto Superior .evangélico De .Estudios Teológicos Vol. 1 (2003). pág 13.

(2) Idem., pág. 14. Punto nº 5

(3) Idem., Punto nº 6. El subrayado es nuestro.

(4) Saca de la Red de Liturgia del Consejo Latinoamericano de Iglesias.

Sergio A. Schmidt
Pastor
Iglesia Evangélica del Rio de la Plata.
breschischmidt@ciudad.com.ar


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