Göttinger Predigten im Internet
hg. von U. Nembach

Predicación para el 21° Domingo de Pentecostés. Fecha: 9 de octubre de 2005
Texto según LET serie A: Mateo 22, 1 - 10 por Sergio Schmidt

(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Título: ¿¿No les gusta ir a una fiesta??

Apreciada comunidad:
¿Nuevamente nos encontramos con una parábola transformada en alegoría? ¿Es una alegoría de la Historia de la Salvación? Podríamos decir que sí; hay, entre otros, dos elementos que no pueden corresponder o encajar en la vida de todos los días que tal vez nos lo indicaría.

1º) Parecería que todos los invitados se han puesto absolutamente de acuerdo para no ir, rehusar de improvisto, la invitación a la boda.

2º) El anfitrión en su lugar llama a mendigos y a los que carecen de asilo para que venga a su mesa y sea ocupada hasta la última silla. Invita a buenos y a malos.

Pero no, la historia es una parábola, al estilo de la parábola de rico opulón y el pobre Lázaro. Jesús era un verdadero genio contando parábolas. Cuando alguien escuchaba en una parábola la idea de una boda ya se sabía, casi automáticamente, que dicha parábola se trataba de las relaciones de Dios con su pueblo. En los profetas este elemento es muy común.

¿El hijo de la boda? Es fácil. Jesucristo. Rechazar la invitación de un rey era un acto de injuria e insubordinación. Por eso el rey, luego de la segunda invitación, actúa tan agresivamente. Pero, lo que es peor, los primeros invitados quedaron excluidos y para siempre de la boda. No podían ir más: ¡era demasiado tarde!

Todo esto lo podemos conectar con la destrucción del templo y de Jerusalén en el 70 dC.

¿Quiénes son estos invitados que rechazan la invitación? No es el pueblo de Israel, ¡son los teólogos y los piadosos de la época! Es como si Jesús les dijera: “Dios ha cumplido con su promesa y ha salido de la oscuridad, pero si éstos no hacen caso a la llamada de Dios, entonces otros ocuparán su lugar. Para los que no quisieron ir a la fiesta al principio se les dirá: ¡demasiado tarde!”

Lo más importante, lo que resalta la parábola, son principalmente dos cosas:

1º) El evangelio de una invitación a una fiesta. Somos invitados a la fiesta del Reino de Dios. ¡Jesús nunca fue un arruina-fiestas! Todas las ilustraciones que utiliza Jesús para hablarnos de la vida de ultra-tumba, por así decirlo, son imágenes de fiesta, dónde la gente, come, bebe, se alegra, ¡hay música y hay baile! Lean los evangelios y lo podrán comprobar todo esto muy fácilmente!

Hace poco me llegó esta historia que me gusta mucho: (*)
Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. Así que empezó a poner sus cosas "en orden". Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discurtir algunos aspectos de su última voluntad. Le dijo qué canciones quería que se cantaran en su misa de cuerpo presente, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada. La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita.

Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algun muy importante para ella.
- Hay algo más, dijo ella exaltada.
- Qué es?, preguntó el sacerdote.
- Esto es muy importante, continuó la mujer. Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha.

El sacerdote quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir. - Eso lo sorprende o no? preguntó la mujer
- Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud, dijo el sacerdote.
La mujer explicó:
- En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía, "Quédate con tu tenedor". Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir... como pastel de chocolate o pay de manzana. Algo maravillosos y sustancioso! Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten: "Qué onda con el tenedor?"

Después quiero que usted les diga: "Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir."

Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose. El sabía que esta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte.

Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto de la esperanza cristiana que él mismo. Ella sabía que algo mejor estaba por venir. Durante el funeral, la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y el tenedor puesto en su mano derecha.

Una y otra vez el sacerdote escuchó la pregunta: "¿Qué onda con el tenedor?". Y una y otra vez sonrió. Durante su mensaje, el sacerdote le platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de morir. También les habló acerca del tenedor y qué era lo que significaba para ella.

El sacerdote les dijo a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor y también que probablemente ellos tampoco podrían dejar de pensar en él. Estaba en lo correcto.

Así que, la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir...

2º) Esta parábola nos habla de nuestra responsabilidad. No debemos desperdiciar el tiempo que vivimos hoy. ¡Mañana puede ser demasido tarde! Mucha veces, demasiadas veces, nos pasa que lo urgente nos quita el tiempo para lo realmente importante. La sociedad de hoy en día y su ritmo tan apresurado nos va sacando el tiempo para lo que realmente vale la pena...

Reflexioná un momento conmigo:
Tomate el tiempo para hablar y comunicarte con Dios. Tomate el tiempo para orar y vivir la fe en tu familia. Valorá a tu congregación y que podés ser parte de una comunidad. Valorá el Amor de Dios y de los tuyos. Valorá el caminar por la vida. Valorá cada minuto que podés vivir. No vivas tus días como si fuera meramente uno más. Aprochevá tus dias y tu tiempo para llenarlo con el amor de Dios. Aprovechá que tenés vida y libertad. Usá tu libertad para comprometerla.

Apostá tu vida a lo seguro: invertí tu vida y tu libertad en Jesucristo. ¡Creéme: si tenés vida y libertad, nunca es poco lo que tenés!

En fin: tomate el tiempo para hablar y comunicarte con Dios,
con tu esposa/o,
con tus hijos/as,
con tus niestos/as,
lo que sea...

¡mañana puede ser tarde!


Valorá tu tiempo y TU HOY. Tomate el tiempo para lo verdaderamente importante, no tienes todo el tiempo del mundo como yo tampoco lo tengo.

Pensalo.

Amén.

Sergio A. Schmidt, pastor
Bs. As.
breschischmidt@telecentro.com.ar

(*) Recibida de: Con sejo Latinoamericano de Iglesias. Red de Liturgia .



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