Göttinger Predigten im Internet
hg. von U. Nembach

Predicación para el 4° domingo después de Epifanía, 29 de enero de 2006
Texto según LET serie B: Mc 1, 21 – 28 por Sergio Schmidt
(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Titulo : ¿De dónde salió?

Apreciada comunidad:

Jesús está en Capernaun y enseñaba. La gente no sólo se admira de la doctrina de Jesús sino de la autoridad que portaba. La pregunta más natural era: ¿Y este quién es? ¿Cómo tiene tanta autoridad?

Y, por si esto fuera poco, Jesús tras el asombro de la gente por sus palabras, sana a un endemoniado. Más asombro. Más preguntas. Tal vez las mismas, pero con más intensidad. ¿Quién es este que tiene tanta autoridad?

En lo personal me asombra mucho la pedagogía que usaba Jesús. Este pasaje nos enseña mucho a percibir el modo de actuar de Jesús. Tal vez todos los milagros signos de Jesús –al igual que sus palabras, sermones y diálogos- eran para que la gente se pregunte justamente lo que el texto resalta: la gente se pregunta quién es este. Hoy, en el siglo XXI la cosa es exactamente igual para nosotros. Estoy convencido que la cosa pasa por aquí y no por otro lado.

Y, tal vez por eso, es que Jesús tenía tanta fama.

La base sobre la cual se construye todo ese universo que llamamos cristianismo es –o debería ser- la respuesta a esta pregunta. La Iglesia y la teología ha dado diferentes respuestas a esta pregunta.

Para algunos Jesús es un buen maestro; para otros Jesús era un profeta de lo social; para otros, un revolucionario; o un moralista; un filósofo analfabeto; un hombre que vino a entusiasmarnos con el amor... la lista al respecto puede ser bastante grande. También, como se la mire, decepcionante.

Y a todo esto: ¿qué nos dice el texto de hoy? El centro estructural del presente pasaje lo tenemos en EvMc 1:24: “yo sé quién eres, el Santo de Dios”. La respuesta del texto es clara: Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías tan esperado.

En otras palabras, la diferencia entre Jesús y el resto de las personas era su procedencia. Y era esta procedencia lo que hacia la diferencia. De allí su autoridad. Jesús hizo callar al demonio que, a decir verdad, dio un buen testimonio por ser un demonio. ¿Por qué?

Jesús nunca dio su enseñanza tal como nosotros alimentamos a un bebé de 6 u 8 meses; no, cada uno tenía y tiene que descubrir solito la respuesta a esta pregunta. Pero, eso sí, había y hay que tener en cuenta que para Jesús lo verdaderamente importante era cual era esa respuesta.

Igual, exactamente igual, es hoy. Para vos y para mi. Yo puedo testimoniar quién es para mi Jesús. Tu deberás hacer lo mismo. Porque algo es claro: no cabe la indiferencia: a Jesús; se lo acepta o se lo rechaza. No se puede ser indiferente ante Jesús.

Para mi Jesús es el mismísimo Dios encarnado, que murió en la cruz por mis pecados, que resucitó objetiva, real e históricamente. Y es justamente esto lo que me lleva a tomar en serio lo que fue su vida. A su vez, lo que fue su vida, me lleva a tomar más es serio su muerte. También su resurrección.

Y, discúlpenme la franqueza: si Jesús no fue el hijo de Dios, si Jesús no tuvo en su auto-consciencia la certeza que su muerte era vicaria, si Jesús nunca resucitó... ¿qué quieren que les diga? ¡Ganaría más vendiendo diarios en una plaza que siendo pastor!

O, para decirlo con otras palabras, como ya se dijo antes: “yo se en quién he creído”.

¿Quién es Jesús para ti? ¿Cuál es tu respuesta? La gran diferencia está en la respuesta que des.

Amén.

Sergio A. Schmidt
Pastor de la IERP en Temperley., Buenos Aires
breschischmidt@telecentro.com.ar

 


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