Göttinger Predigten im Internet
ed. by U. Nembach, J. Neukirch, C. Dinkel, I. Karle

Pascua de Resurrección, 16 de abril de 2006
Is 25.6-9 – Leandro D. Hübner
(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Tema: ¡La Pascua es la mayor victoria!

Queridos amigos e amigas! Gracia e paz que viene de nuestro Señor Jesucristo!

Victoria. Todos nosotros la buscamos y la queremos. En los deportes, en el estudio, en el trabajo, en la vida. Pocos la alcanzan. Por eso, la victoria es motivo de gozo y grande fiesta. Cuanto más fuerte el adversario derrotado, mas festejada es la victoria alcanzada. La mayor victoria y la más festejada es la victoria sobre un enemigo que nosotros no podemos derrotar: la muerte. El ser humano tienta derrotarla y vencerla con remedios, tratamientos caros, hasta congelamiento de cuerpos, pero es imposible. Solamente una persona fue capaz de vencer la muerte: Jesucristo. Él la derrotó, resucitando, y ofrece esta victoria a nosotros. Por eso, ¡la Pascua es la mayor victoria!

La Pascua es la mayor victoria. Por eso, no vamos dejarla escaparse. Nosotros tenemos muchos enemigos, que quieren quitar la victoria de nosotros. Tenemos enemigos dentro de nosotros mismos, como la incredulidad, esto es, la falta de fe firme y verdadera en la promesas y obras de Dios; el conformismo con el mundo y su vida no espiritual; las tentaciones para creer en falsas doctrinas, que se nos parecen buenas y lindas; el desinterés por la Palabra de Dios y la indiferencia a su amor por nosotros y también el desinterés por el sufrimiento de los otros.

Tenemos también enemigos fuera de nosotros, como las falsas religiones; el materialismo, esto es, el deseo apenas por bienes materiales; el diablo, que nos tienta con cosas que desvían nuestra atención e interés a Dios y a su Palabra; y el propio mundo en que vivimos, que con la TV, libros, revistas y otros medios enséñanos caminos diferentes de los caminos de Dios.

Esos enemigos son fuertes y muchas personas ya fueron derrotadas por ellos. Por ejemplo, el pueblo en el tiempo de Isaías, que estaba sufriendo con guerras y derrotas, con problemas políticos y sociales, causados por su infidelidad a Dios; otro ejemplo son los cristianos corintios que, como se nos muestra la carta de Pablo a ellos, no creían en la resurrección de Jesús.

Seguramente también nosotros ya fuimos muchas veces derrotados por esos enemigos que quieren quitar la victoria de Cristo de nosotros, que quieren nos hacer dejar escaparse esta victoria. ¿Quién de nosotros puede decir que es totalmente fiel a Dios y a su Palabra? ¿Será que leemos y estudiamos la Biblia todos los días, como Dios espera de nosotros? ¿Será que oramos siempre a Dios, en tiempos de alegría y de tristeza? ¿Quién de nosotros nunca falto a un culto o a un estudio bíblico por causa de alguna cosa que encontramos más importante o más interesante?

¿Quién de nosotros nunca pensó que Dios no nos bendice como debería ser y que su vida tiene solo desgracias? ¿Quién de nosotros nunca pensó que decir que tiene fe es suficiente, esto es, que creer en Dios o en Jesús ya alcanza y que no necesitamos mostrar nuestra fe con frutos del amor cristiano? ¿Quién de nosotros nunca dudo de Dios o nunca cayo en las tentaciones del diablo?

Como vemos, hermanos y hermanas, si analizamos solamente un poco de nuestra vida ya vemos que muchas veces los enemigos vencieron y nos hicieron dejar la victoria de la Pascua escaparse o, por lo menos, nos hicieron dejarla en 2º o 3º lugar en nuestra vida.

Sin embargo, la Pascua es la mayor victoria y, para no dejarla escaparse, debemos abrazar esta victoria con fe. El profeta Isaías animó a su pueblo con promesas que vienen de Dios, como leemos en los vers. 7 y 8: LEER. Isaías dice que Dios “secará las lagrimas de los ojos de todos”.

Pues esas promesas son para nosotros también, hoy. Isaías muestra en el vers. 6 que Dios da su gracia para todas las personas: LEER. Y el apóstol Pablo dice que la resurrección de Cristo tiene valor para nosotros hoy, como leemos en 1Co 15.20-21,55-57: LEER.

Debemos abrazar la victoria con fe, pues esas promesas de Dios son un “banquete” para nosotros. Otra vez vamos a leer el vers. 6: LEER. Pablo nos dice en 1Co 15.42-44 que tendremos cuerpos inmortales, bonitos y fuertes, espirituales. Esto es un verdadero “banquete” para nosotros que vivimos aquí con cuerpos mortales, débiles y llenos de problemas y enfermedades, cuerpos físicos.

Debemos abrazar la victoria con fe porque esas promesas fueron vistas en la practica por muchas personas. Aquellos que vieron personalmente el Cristo resucitado: los discípulos, las mujeres, las 500 personas que el apóstol Pablo dice en 1Co 15. Esas personas dan a nosotros la seguridad de que Él realmente resucitó. El hecho de la Biblia estar aquí hoy, pasando por casi dos mil años sin ser modificada o falsificada, también es una prueba de que Cristo verdaderamente vivió, murió y resucito por nosotros, pues su Espíritu mantuvo su Palabra pura hasta hoy.

Por todo eso, debemos abrazar la victoria con fe. Pero, ¿cómo vamos a abrazar esa victoria de Cristo? Es muy simple – debemos creer, esto es simplemente confiar en las promesas y obras de Dios, pues la fe es la única forma de tomar pose de esa victoria y de ser, como Cristo y con Él, victoriosos también.

La fe es el instrumento para agarrar la victoria de Cristo, así como una red es el instrumento para el pescador agarrar los pescados. Hay solo una diferencia: el pescador tiene que conseguir una red para agarrar los pescados; la fe no somos nosotros que conseguimos, pero es Dios mismo que pone la fe en nosotros a través de su Espíritu, que entra en nosotros por la Palabra y los Sacramentos.

La Pascua es la mayor victoria. Por eso, vamos abrazar la victoria con fe, confiando en las promesas de Dios y creyendo que la victoria de Jesús es nuestra victoria. Aun cuando somos derrotados, si nos arrepentimos y confiamos en Cristo, Él nos perdona y danos su victoria.

¡Feliz Pascua! – decimos hoy. Pero, ¿quién pude tener una feliz pascua de verdad? Solamente aquella persona que cree en Cristo y, de esta manera, toma pose de la victoria que Él ofrece con su resurrección.

La Pascua es la mayor victoria . Que Dios ES de a todos nosotros una bendecida y verdadera Feliz Pascua, ayudándonos para no dejar la victoria escaparse y para abrazar la victoria con fe. Amén y ¡Feliz Pascua!

Leandro D. Hübner
Dionísio Cerqueira – SC – Brasil
Igreja Evangélica Luterana do Brasil
ldh@temais.com.br
www.ielb.org.br


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