Göttinger Predigten im Internet
ed. by U. Nembach, J. Neukirch, C. Dinkel, I. Karle

Predicación para el 4º domingo de Pascua, 7 de mayo de 2006
Texto según LET serie B: Juan 10, 11 - 18 por Narciso Weiss
(A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Como compartir este texto sin hacer una breve explicación de la situación en la que vivían los pastores de Israel, y cuales cosas estaban presentes desde las tradiciones que ubican a Dios como Pastor de su pueblo para entonces así tratar de comprender mas cercanamente la imagen que Jesús desea comunicar.
Los pastores en su mayoría eran personas con muy pocos recursos, sin estatus social, muchas veces dejados de lado por su trabajo que en ocasiones era “impuro” a la vista de los religiosos y las leyes de la época por no cumplir con todos los requerimientos de lavados y ritos de purificación.
Sin embargo la gente valoraba a estos pastores por su empeño y sacrificio en el trabajo, capaces de dar su vida por su rebaño ante situaciones de peligro.
No era así con los pastores que eran empleados para el trabajo.
En el Antiguo testamento se anuncia el día en que Dios vendría a reunir a las ovejas dispersas de su pueblo para que vivieran seguras en su tierra. Para nosotros Jesús es le Pastor que ha venido a cumplir lo anunciado, pero no lo hará en la forma esperada.
Los israelitas soñaban que se les devuelva su antigua prosperidad, serian una nación privilegiada en medio de las demás naciones.
Para Jesús el rebaño no esta compuesto solo por el pueblo de Israel, sino por todos aquellos que en él creen, así sacara de entre los israelitas a los que son suyos y los mismo hará con otros corrales (naciones).
Entonces las encabezara como único rebaño con un único pastor, liberando de las fronteras e ideologías que atan y destruyen al ser humano.
No es una masa amorfa su rebaño sino personas que se conocen entre si y que conocen también a su Señor. “Yo las conozco y ellas me conocen a mi”.
Es importante recalcar y tomar esta idea en esta época del ciber espacio, de lo impersonal, en la que se han roto fronteras entre naciones, pero no para el bienestar de muchos sino para el crecimiento y desarrollo de unos pocos que egoístamente pretenden ser dueños de un rebaño que no les pertenece, explotándolo y haciéndolo dar frutos para conformar sus deseos consumistas sin fin.
En los países latinoamericanos hemos sufrido la desaparición del estado como protector y proveedor de sus habitantes y sus tierras erosionadas y castigadas por el ilusionismo de creer “salvarse para toda la cosecha” de algunos colonos que ven en el poder económico que poco dura su futuro satisfecho.
Y por la viveza de multinacionales que explotan y aplastan lo que encuentran (cosa que no hacen en su país de origen) vendiendo una imagen de salvación falsa a los que por necesidad en algunos casos y corrupción en otros no les interesa el futuro de otras personas que habiten estos suelos.
La pregunta que me hago es ¿a que pastor seguimos?
¿a aquel que no es capas de dar nada por nosotros y nos exige nuestra vida?
¿un pastor que no libera sino que oprime y maltrata a sus seguidores?
¿a ese que se aprovecha de la miseria para convencer la gente?
Deberíamos pensar seriamente a que pastor estamos siguiendo en esta etapa de la historia en la que la ruptura de las fronteras ha traído más hambre y pobreza a los países que ya venían pasándola mal.
Deberíamos reflexionar nuestras relaciones interpersonales cada vez mas superfluas, en las que no hay compromiso y por ende conocimiento del otro/a.
¿Qué nos esta pasando? ¿Cuál es el lugar que ocupamos como cristianos?
¿simples espectadores o activos multiplicadores de la buena noticia?
¿de brazos cruzados o activamente involucrados en la defensa de los derechos de nuestros hermanos y hermanas?
El Evangelio siempre nos confronta con la realidad y nos invita a pensar y tratar de ver desde el amor y la solidaridad a las demás personas.
Un pastor hubo que dio su vida por sus ovejas y las libero para siempre, ¿Por qué encerrarnos nuevamente?
Que nuestro Señor no ayude a comprometernos seriamente con su palabra, para luchar por la justicia y la igualdad.


Narciso Weiss, pastor de la IERP en Buenos Aires
elinar@datafull.com

 


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