Göttinger Predigten im Internet
ed. by U. Nembach, J. Neukirch, C. Dinkel, I. Karle

Ascensión de Nuestro Señor Fecha: 25/05/06
Texto: Lc 24, 44 – 53, Sergio A. Schmidt
(A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Apreciada comunidad:

Este pasaje es muy importante, como es importante todo lo que celebramos el día de hoy. La ascensión de nuestro Señor Jesucristo es mucho más de lo que generalmente pensamos. La ascensión de Jesús es más que el hecho que Jesús tomara una especie de ascensor para ir al cielo, por así decirlo. Este pasaje nos habla de las grandes características de nuestra fe.

1º) En primer lugar acentúa la realidad de la resurrección: nuestra fe no se basa en “historias inventadas”. Nuestra fe no se basa en el hecho que las mujeres se confundieron de tumba; nuestra fe no se basa en alucinaciones o sueños. Nuestra fe se basa en Alguien que verdaderamente enfrentó a la muerte y la venció al resucitar.

2º) En segundo lugar acentúa la necesidad de la cruz de Jesús. Toda la escritura, todo el Antiguo Testamento apuntaba a este hecho. En la cruz de Jesús debemos ver a un Dios que se entrega a si mismo para salvar a sus hijos e hijas. Sí, la cruz era parte del plan de Dios. Y Jesús ha sido fiel a esa misión.

3º) En tercer lugar el texto acentúa la necesidad que los discípulos dejen el aposento alto y salgan al mundo, llamando al arrepentimiento y el ofrecimiento del perdón de los pecados. Ya habían quedado atrás el tiempo de la tristeza y la desolación por la muerte de Jesús, ahora, tras su resurrección, era tiempo de alegría y de compartir esa alegría. Hay una historia(*) que me gusta mucho y que refleja muy bien todo esto:

Había un pequeño niño visitando a sus abuelos en su granja. El tenia una resortera (catapulta) con la que jugaba todo el día, practicaba con ella en el bosque pero nunca daba en el blanco. Estando un poco desilusionado, regresó a casa para la cena.

Al acercarse a casa, divisó al pato mascota de la abuela. Sin poder contenerse, usó su resortera y le pegó al pato en la cabeza y lo mato.
Estaba triste y espantado, y todavia en pánico, escondió el cadáver del pato en el bosque. Pero se dio cuenta que su hermana lo estaba observando. Lucrecia lo había visto todo pero no dijo nada.

Despues de comer la abuela dijo, "Lucrecia, acompáñame a lavar los platos."
Pero Lucrecia dijo, "Abuela, Pedro me dijo que hoy quería ayudarte en la
cocina, ¿no es cierto Pedro? Y ella le susurró al oido:  "¿Recuerdas lo
del pato?"  Entonces, sin decir nada, Pedro lavó los platos.

En otra ocasión el abuelo preguntó a los niños si querían ir de pesca, y la
abuela dijo, "Lo siento pero Lucrecia debe ayudarme a preparar la comida." Pero
Lucrecia con una sonrisa dijo, "Yo si puedo ir, porque Pedro me dijo que a él
le gustaría ayudar." Nuevamente le susurró al oído "¿Recuerdas lo del pato?"
Entonces Lucrecia fue a pescar y Pedro se quedó.

Transcurridos muchos días en que estaba haciendo sus propias tareas y las de
Lucrecia, finalmente él no pudo mas. Fue donde la abuela y confesó que había matado al pato. Ella se arrodilló, le dio un gran abrazo y le dijo,
"Amorcito, yo ya lo sabia. Estuve parada en la ventana y lo vi todo, pero porque te amo te perdoné. Lo que me preguntaba era hasta cuando permitirías que Lucrecia te tenga como esclavo."

4º) La que acentúa este texto es que había comenzado una nueva etapa en nuestra relación con Dios. Los discípulos ya no dependían del Jesús de carne y hueso, sino del resucitado. Y es con la ascensión de Jesús cuando ellos reciben la seguridad y la garantía que no solamente podían contar con la presencia de Jesús en todo momento y lugar y que, lo más importante, nadie los podía separar de esa relación con su Jesús resucitado y ascendido a los cielos. Nadie los podía separar de esta relación con Jesucristo.

5º) Es por eso que, en última instancia, tanto los primeros discípulos que no solamente tenían a un amigo y Señor en la tierra sino que, con la ascensión de Jesús, ellos tenían un amigo en el cielo. Esta promesa es también para nosotros. Sabemos que tenemos en el cielo a un amigo que nos acompaña con su presencia a lo largo de nuestra vida y que, desde esta perspectiva, la muerte es sólo un escalón más que hay que dar en nuestro verdadero encuentro con él.

Quién mejor lo expresó fue el apóstol Pablo cuando dijo en Romanos 8:

“35¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.

Que así sea.

Amén.

Sergio A. Schmidt
Pastor de la IERP
Bs. As. Argentina
breschischmidt@telecentro.com.ar

(*) De: Red de Amigos Cristianos.

 


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