Göttinger Predigten im Internet
ed. by U. Nembach, J. Neukirch, C. Dinkel, I. Karle

Predicación para el 10° domingo después de Pentecostes, 13 de agosto de 2006
Texto según LET serie B: Juan 6, 1- 15 por Carlos Silva
(A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)



El Pan de Dios
 
¿Qué dice el texto? El llamado “libro de los signos” de Juan nos presenta el cuarto gran milagro de Jesús según el Evangelio de Juan. Después de cambar agua en vino en las bodas de Caná (2, 1 ss), de la curación del hijo del funcionario real (4, 46- 54) y de la curación del paralítico (5, 1- 18), aparece la multiplica los panes (6, 1- 15). Jesús se presenta como el Pan de la Vida y el Pan Vivo. Quien coma de Él, vivirá para siempre. El pan material que multiplica es signo del Pan de eternidad.
 
¿Qué nos dice el texto ? Juan no describe la Última Cena como lo hacen Mateo, Marcos o Lucas. Con un lenguaje teológico-simbólico la ubica en éste capítulo. Jesús subió al monte, símbolo de la gloria de Dios. Se acercaba la Pascua judía. Levantando los ojos vio mucha gente. Se compadeció. También hoy lo hace. ¿Nosotros, nos compadecemos de la multitud que no conoce a Jesucristo?
 
Jesús vio que aquella multitud tenía necesidad del pan material, y de muchas otras necesidades. Felipe, el discípulo, le da una respuesta humana: doscientas monedas no bastan. Una vez más, los hombres hablan un lenguaje humano. Jesús habla desde Dios. Había un muchacho que tenía cinco panes y dos peces. Cinco más dos son siete, y siete es el número de la perfección. Como muchacho -que ni ha vivido ni ha crecido aún- representaba a quienes no tienen soluciones de adultos, soluciones lógicas. El muchacho aporta lo que hay, lo que tiene el pueblo. No son grandes soluciones. Da lo que hay. También hoy, no se trata de grandes soluciones, sino de partir de lo que la gente necesita y, sobre todo, de lo que la gente tiene. A veces, desvalorizamos lo que poseen nuestras comunidades. Felizmente, siempre habrá algún joven con capacidad de cuestionar y de ofrecer lo que tiene.
 
Jesús pide que la gente se siente. El sentarse es la actitud propia del discípulo que así escuchará y aprenderá del maestro. Se sientan para ver y escuchar a Dios. Para estar con Él. Jesús tomó los panes y los peces y los repartió. Todos se saciaron. De la necesidad se pasa al estar saciados. De lo poco y nada, a la totalidad. El signo atrajo la confianza de la gente.
 
El pan es necesario como alimento humano. La gente de hoy, como la de antes, también necesita pan; hay multitudes hambrientas y olvidadas entre nosotros. Los comedores públicos solucionan las necesidades de hoy. Los gobiernos -en general- carecen de políticas productivas que den trabajo, pan, salud y otros beneficios que son un derecho de cada persona. Falta también el pan del amor, del perdón, de la compasión o de la justicia. ¿De dónde sacaremos lo que hace falta? No corresponde a los gobiernos dar amar, sino a los cristianos. Ciertamente, lo material ha de salir de una solidaridad global que piense en el bien común y haga de este mundo un lugar humano y no sólo habitable. Es misión de todos los hombres de buena voluntad, especialmente, de los discípulos de Jesús.
 
En términos espirituales, aquél pan es símbolo del Pan de Vida que es Jesús mismo. Él es nuestro verdadero alimento. Es respuesta a todas las necesidades religiosas, trascendentes, profundas e interiores del ser humano. Los dos panes son importantes: el material y el espiritual. Uno lleva al otro. Se complementan y nos comprometen. Nosotros, miramos las necesidades espirituales desde Cristo. Él da valor a lo que hacemos port nuestros hermanos necesitados.
 
Desde éste punto de vista se comprende el discurso que sigue. Jesús pide que se trabaje, no sólo por el alimento perecedero, sino -también- por el que perdura (v 27). El pan imperecedero es el que nos da el Hijo de Dios. Lo reciben, quienes creen. Ellos heredarán el Reino y tendrán la vida eterna. Nos preocupamos por muchas cosas, pero una es importante: Jesucristo, Pan de Vida (v 35). Él es el Pan Vivo (v 51). Es voluntad del Padre que, quines se alimente en Él tengan la vida en abundancia por toda la eternidad.

Para la reflexión:
¿Creemos que Jesús es el Pan de la Vida?
¿Creemos en la vida eterna?
¿Qué importancia le damos?
¿A qué nos compromete?
 

¿Qué le decimos a Dios? En primer lugar, le pedimos que nos permita crecer en la fe para aceptar a Cristo, Pan de Vida, con toda su realidad.


Dr. Carlos Silva, Montevideo
carlossilva54@hotmail.com

 


(zurück zum Seitenanfang)