Göttinger Predigten im Internet
ed. by U. Nembach, J. Neukirch, C. Dinkel, I. Karle

Predicación para la Navidad, 25 de diciembre de 2006
Texto según LET serie C: Lucas 2: 1-20, Julio Strauch
(A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


La gracia y la paz que vienen de nuestro Señor Jesucristo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.

¡Expectativa, espera, preparación.....! son actitudes que hemos estado predicando y tratando de vivir en este tiempo de Adviento. Decimos:.... ¡Nos tenemos que preparar para recibir al niño del pesebre! ¡Esa espera tiene que ser activa! ¡Cada año se renueva la Esperanza! ¡El nos promete la Salvación! Pero.... me pregunto y les pregunto... si realmente estuviéramos esperando a alguien de carne y hueso, alguien que venga directamente de Dios a nuestro mundo hoy y con el poder de trasformarlo. ¿Cómo nos imaginamos que debería ser?

Podría imaginarme que esperaríamos un Mesías que, con un solo movimiento de su mano, limpiara la faz de la tierra de toda injusticia, de toda maldad, de todo odio, de toda corrupción, de toda guerra, de toda destrucción del medio ambiente, de todas los prejuicios, de todas las diferencias, de todos los violentos, de todos los imperios, de toda enfermedad, de toda pobreza, de todo............. Y me imagino que: pretenderíamos que lo haga lo más rápidamente posible, antes de que sea demasiado tarde, no vaya a ser que el mundo se acabe. Y si fuera posible... de una vez y para siempre, para que podamos vivir en paz. ¿Acaso no es el hijo de Dios y tiene el poder para hacerlo? ¡Que bueno sería! ¡Que fácil para él, hacerlo de esta forma! ¡Con solo una señal de su mano, acabaría con todo esto que nos está acabando!

Siguiendo con mi hipotético caso, me pregunto: ¿no habrá sido también esa, la expectativa de muchos cuando Jesús vino al mundo? ¿No se imaginarían ellos un Mesías, así como lo he descrito antes? Seguramente que la respuesta sería afirmativa. Aunque debemos decir que algunos pudieron reconocerlo, como por ejemplo los pastores humildes y los magos de oriente.

Pero, para los que esperaban un poderoso rey, Dios envió a un pobre infeliz que ni siquiera tenía un lugar digno y apropiado para nacer. Muchos de estos se deben haber preguntado y dicho cosas como las siguientes: .....al final... ¿es el Mesías o no? Porqué Dios, siendo todopoderoso envió un pobre niño, frágil, sin poder alguno para revertir semejante situación en la que se encuentra nuestro mundo. ¿Qué pretende Dios, que el mundo se siga autodestruyendo? ¡Necesitamos una mano fuerte que detenga todo esto! ¡Así va a seguir todo igual, lo que hace falta es un poder para poner fin, de una vez por todas, a todo lo malo que hay en este mundo! Al final.. ¿a Dios, le importamos o no? ¿Nos ha abandonado a nuestra suerte? ¡No, no, así no hay esperanzas!

Los invito a reflexionar sobre las siguientes preguntas, teniendo en cuenta ese nacimiento humilde y sencillo. ¿Qué nos habrá querido decir Dios, con el envío de ese niño tan frágil? ¿Será que hay esperanza, será que es posible, será que nosotros debemos ayudarlo a cambiar todo lo que en este mundo está mal? ¿Será que hay otra forma de ver las cosas? ¿Será que en lo sencillo, en lo humilde, en lo diferente está la respuesta? ¿Será que Dios entiende su poder, así como este mundo lo entiende? ¿Será que prende que cambiemos nosotros y nos da la libertad de hacerlo?

A pesar de las luces y los brillos de los festejos de navidad, parece que vivimos en un mundo cada vez mas oscuro. Lo que opaca y oscurece este mundo son muchas cosas. (aquí el predicador puede dialogar con el auditorio sobre todas las cosas negativas que oscurecen nuestro mundo)

En este mundo oscuro pretendemos y esperamos un Mesías que traiga la luz y queremos que esa luz, sea tan fuerte que acabe de una vez con tanta oscuridad. Sin embargo Dios nos envía una pequeña luz, una luz tenue, apenas perceptible que no alcanza para iluminar por sí sola toda esta oscuridad. Será que debemos ayudar a que esa pequeña luz, comience a iluminarnos para que podamos también iluminar a otros. Navidad nos recuerda la llegada de esa pequeña luz que se enciende dentro de una gran mundo de oscuridad. Es posible que no llegue a iluminarlo en su totalidad, sin embargo esa pequeña luz puede encender otras y juntas pueden ir acabando con esa oscuridad. (aquí también se puede dialogar sobre esos pequeños gestos y actitudes que contribuyen al cambio, a dar luz)

El mensaje de navidad es ese: ¡existe una esperanza! Dios se ha manifestado en forma humilde y sencilla, sin grandes estruendos y sin grandes luces. Pretende demostrarnos que es posible cambiar las cosas de forma lenta y a través de nuestra unión con Él.

¡Juntos, podremos ir iluminando nuestra oscuridad y la de nuestro mundo! Amén

Julio Strauch
pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata en Katueté Paraguay.
juliostrauch@yahoo.com.ar

 


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