|
Predicación para el Domingo de Ramos,
4 de abril de 2004 (-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de) |
Que la paz de nuestro Señor Jesucristo esté con cada uno de nosotros ahora y siempre, Amén. En la fiesta de la Pascua y de los panes sin levadura Jerusalén se vestía de fiesta. Se preparaba para recibir a millares de personas durante 7 días, a quienes se les debía dar alojamiento y comida. Un verdadero negocio para los locales. Y Jesús estaba en medio de esta multitud con su grupo de seguidores. Entre ellos Judas, llamado Iscariote, quien formaba parte del círculo íntimo de Jesús, y estaba al tanto de toda su vida. Fue elegido después que Jesús se pasó la noche entera en oración, como uno de los futuros patriarcas del nuevo pueblo de Dios. En realidad, la traición fue un verdadero escándalo. El Evangelio de Lucas explica este misterio de la traición relatando que Satanás entró en él, y por lo tanto fue a ver a los sumos sacerdotes para entregar a Jesús a cambio de dinero. La entrega no es sólo la acción del hombre, sino, en último término, obra de Dios que proyecta y procura la salvación. El evangelista presenta como un círculo que se cierra, porque Jesús es tentado por Satanás al comienzo de su actuación luego de ser bautizado (Lc. 4: 1-13), y ahora aparece nuevamente Satanás en vísperas de su muerte a través de Judas. Judas era ambicioso por el dinero y hasta se lo consideraba un ladrón (Jn 12:6), y esto hace que sea accesible a la traición. Él toma la iniciativa de hacer un trato con las autoridades de la Iglesia a cambio de unas cuantas monedas, con las cuales hace negocio posteriormente. En la primera carta a Timoteo 6:10 se nos relata una verdad que dice “porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males, y hay quienes por codicia, se han desviado de la fe y han llenado de sufrimientos sus propias vidas”. Suponemos que Judas sufrió y lloró amargamente después de haber tomado conciencia de la traición al Hijo de Dios. A lo largo de la historia son muchos los que de una u otra forma traicionan a la humanidad, y por ende a Dios. Cuántos hermanos y hermanas que proclaman la Palabra de Dios en todo el mundo, logrando éxito y reconocimiento personal entre los cristianos, recibiendo abultadas ofrendas destinadas a la obra del Señor, hacen que se desvirtúe su objetivo inicial. El protagonismo y el manejo de grandes sumas de dinero echan por tierra todo el sueño de una vida dedicada al servicio de Dios. Estos y otros ejemplos abundan entre las autoridades de nuestros barrios, municipios, gobiernos nacionales, Iglesias, y porque no, entre nosotros. Los seres humanos estamos constantemente bombardeados por diversas tentaciones, y algunos aceptan las mismas y otros se resisten. Por qué Satanás entró en Judas y no en otro discípulo? Habrán sido tentados también los otros amigos de Jesús? Si fue así, por qué no aceptaron traicionar a Jesús por dinero?. Las actitudes que tomamos frente a las tentaciones que se nos presentan en el día a día es nuestra responsabilidad. Judas traicionó a Jesús porque le abrió la puerta a la tentación. En otros de los evangelios se describe que este discípulo no tenía un manejo claro con el dinero que era de todo el grupo de los 12. Por lo tanto, haciendo referencia a un viejo dicho podemos agregar que “ la puerta del corazón humano no tiene picaporte del lado de afuera. Se debe abrir desde adentro”. Dario Dorsch
|
(zurück zum Seitenanfang) |