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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

6ª Domingo después de Pentecostés, 22.06.2008

Sermón sobre Mateo 10:34-42, por Julio Strauch

 

¡Que la paz de nuestro Señor Jesucristo sea con todos nosotros, ahora y siempre amén!

Quien haya intentado denunciar alguna injusticia, quien haya tratado de decir alguna verdad, quien haya tratado de ayudar a alguien socialmente inaceptable, quien haya tratado de ser justo con alguna situación que la sociedad considera injusta, quien haya tratado de vivir su fe con coherencia, quien haya  tratado de seguir fielmente a Jesucristo en todas estas cosas, sabrá exactamente lo que significan estas palabras de Jesús. Jesús pronuncia estas palabras en el contexto de la misión. Es, en este contexto, que envía a sus discípulos como ovejas en medio de  lobos. Advierte que, si se deciden a seguirlo, si se deciden a proclamar el Reino de Dios tendrán que hacerlo sin condicionamientos y con una entrega total. A eso se refiere Jesús cuando dice que quien lo sigue deberá dejar todo, hasta la propia familia. Es una advertencia bastante radical, una advertencia que en ese contexto de envío y misión es absolutamente necesaria. Jesús sabe que quien lo siga correrá el riesgo de ser rechazado por los intereses de turno. Los intereses personales, los intereses religiosos, los intereses políticos, los intereses económicos, los intereses del poder se ponen en jaque cuando la palabra de Dios es anunciada. Intereses que seguramente reaccionarán en contra de aquellos que anuncien la Buena Nueva del Reino.

Hoy en día, si tomáramos en serio nuestra fe, si fuéramos coherentes con ella, no "tendríamos paz". Esto significa que seríamos criticados, seríamos menospreciados, seríamos condenados, seríamos prejuzgados. Por esta razón ser cristiano, en este mundo en que los intereses económicos y políticos priman por sobre todo, es tan difícil. Hay muchas personas religiosas pero hay pocos cristianos. Ser cristiano no es solamente seguir algunos preceptos, algunas costumbres o practicar ciertos ritos o actos religiosos, ser cristiano puede ser todo esto pero fundamentalmente significa entregar toda nuestra vida, todo lo que somos a nuestro único y verdadero Señor Jesucristo. Cuando se es cristiano no puede haber una doble moral o una doble vida. No se puede ser cristiano sólo los domingos y el resto de la semana hacer todo lo contrario. Es difícil, sobre todo en un mundo tan complejo como en el que vivimos, donde la mentira aparece como verdad, donde la injusticia se disfraza de justicia, donde la solidaridad es marketing, donde la represión puede ser justificada porque va en contra de los intereses de mi grupo, donde la violencia puede llegar a justificarse por el bien de la mayoría, donde siempre te quieren vender gato por libre. Sin embargo cuando se abraza la causa del Reino, cuando lo primero en nuestras vidas es Jesucristo, cuando nos preguntamos, frente a determinadas situaciones qué haría Cristo, esas dificultades deberían desaparecer. Jesús promete a sus discípulos que a pesar de las dificultades que puedan padecer por su causa la recompensa final será una vida plena, una vida en abundancia. Esa misma promesa es la que debería motivarnos a abrazar la causa de Cristo. Esa misma promesa es la que debería movilizarnos en la proclamación de la verdad, la justicia, la solidaridad, la ayuda al prójimo, el amor y la entrega. Cada uno con sus dones, cada uno en la medida de sus posibilidades pero con coraje, con entrega, con responsabilidad y sobre todo con coherencia. No es necesario ser un mártir para seguir a Cristo, sólo hace falta poner en práctica aquello que abrazamos como causa. Para ello no sólo alcanza con nuestra fortaleza sino que deberíamos ponernos en manos de Dios que por medio del Espíritu Santo nos guiará y nos fortalecerá.

En el nombre de Jesucristo ¡Amén!

 

 



Pastor Julio Strauch
Iglesia Evangélica del Río de la Plata en Uruguay
E-Mail: juliostrauch@yahoo.com.ar

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