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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

12 domingo después de Pentecostalés, 02.08.2008

Sermón sobre Mateo 14:13-21, por Fabian Page

El milagro de compartir

«Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados». 

La tarea o trabajo del discipulado es nuevamente orientada por Jesús, lo vemos en esta indicación: ‘...denles de comer ustedes mismos' Mt 14,16.  La comida en el ser humano no tiene que ver solo con el estómago propio, sino con varias cosas más, entre ellas también con el estómago de la persona que está al lado.  La costumbre humana en tiempos de Jesús, y no cambia mucho en las nuestras, es la de preocuparse y ocuparse del estómago propio y por efecto, de un círculo muy reducido de estómagos de alrededor nuestro, que hasta en términos legales no se sale de ‘lo propio' (esposa/o, concubino/a, hijos/as). Cuando se pasa de los límites de ‘lo propio', humanamente, nos desligamos de responsabilidades, sean parientes, vecinos, o simplemente conocidos.  Muy poco ha crecido en la cultura humana, y más que nada en la sociedad ‘civilizada', la necesidad del cuidado e integridad de aquello que no es propio.

Cuando los discípulos quieren que se ‘despida' a la multitud, no hacen más que reaccionar como reacciona cualquier ser humano sin Dios, sin Cristo: no poder ver más allá del estómago propio.  Esta expresión: ‘...despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos', marca una propuesta que intenta plantear "que cada uno se arregle como pueda; el que tiene o consigue que coma; el que no se las arregla que pase hambre; nosotros desde ‘lo propio' no tenemos ninguna responsabilidad; si no come es porque no se preocupa", y cuantas frases más se podrían agregar a este tipo de justificaciones que impiden superar el ‘ombligo' de lo propio; por ejemplo: ‘el pobre es pobre porque quiere', y no porque el sistema de distribución de riquezas está marcado por la corrupción.

Los discípulos le plantean a Jesús: ‘Nosotros no tenemos más que cinco panes y dos pescados'.  Ese poco de pescado y pan probablemente apenas alcanzaría para que el grupo de discípulos y su maestro comieran algo, y aquí se muestra lo que sentían como propio en ese momento, su grupo.  Jesús percibe la actuación de este sentimiento de propiedad del discipulado, que acarreaba ‘responsabilidad' solo para con ‘su grupo' de referencia, desentendiéndose del entorno.  También se dio cuenta que esa actitud es un impedimento para la tarea apostólica, por esto Jesús educa a su discipulado diciendo: ‘no es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos' Mt 14,16; no les dice: ‘dejen que yo les voy a dar de comer', sino indica a sus discípulos que lo hagan.  La enseñanza apunta a superar las limitaciones, tradicionales y legales, al proponer una preocupación (y ocupación) por el alimento de todos/as.

El gran gesto de Jesús que produce el milagro, está en utilizar el lugar de maestro y dador de salud y vida, para -a la vista de la multitud- dar gracias a Dios por lo que se tiene y hacer que los discípulos lo compartan (Mt 14,18-19).  La consecuencia de esto es que: si el maestro lo hace, yo también lo hago.  Cada familia que estaba presente y tenía un poco de pan, o algún pescado, hizo lo mismo.  El milagro siempre ocurre en el corazón humano, permitiendo superar y no dejar prevalecer las tradiciones y leyes que condicionan la mirada y atención en el terreno de lo propio.

Cuando se comparte, sobra.  Pero, cuando no se puede superar el ombligo de lo propio, crecen el hambre y la pobreza.  El reino de Dios se expande por medio de este milagro, que transforma la mezquindad del corazón humano, en la preocupación y ocupación de que la comida llegue a todas las personas, inclusive (y hasta teniendo como prioritario), a aquellos/as sobre los que -según las tradiciones y leyes humanas- no se tiene responsabilidades.  Por eso la propuesta de Jesús no encaja en los modelos políticos económicos de la humanidad: ¿Qué país se preocupa y ocupa por el pan de otros países?; ¿Qué provincia se preocupa y ocupa por el pan de otras provincias?; ¿Qué municipio se preocupa y ocupa por el pan de otros municipios?; ¿Qué barrio se preocupa y ocupa por otro barrio?; ¿Qué familia se preocupa y ocupa por el pan de otras familias?  La fuerza de estos modelos que construye el ser humano, distanciado Dios, ataca sin piedad la humildad y sencillez de corazón.  Es solo desde esa humildad y sencillez de corazón que podremos encaminar nuestra tarea apostólica, la de compartir nuestro ‘alimento', en búsqueda de la integridad de lo que está más allá de lo propio.  Con esa tarea encaminada, la realidad sufre una transformación, que tan solo es consecuencia de la misericordia de Dios para con nosotros/as.

 

 

 

 



Pastor Fabian Page
Eldorado-Misiones
Argentina

E-Mail: fabianpare@arnet.com.ar

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