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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

2º Domingo de Adviento, 06.12.2009

Sermón sobre Lucas 3:1-6, por Cristina Inogés

 

How to prepare the way for the Lord?

¡With love!

Recuerdo que, cuando era pequeña, tenía un juguete que me fascinaba porque según mi infantil opinión no se acababa nunca.

Era una pequeña montaña nevada con una pista de esquí. En la cima, desde una diminuta casita aparecían tres esquiadores que descendían la pista nevada a una cierta distancia entre sí. Cuando llegaban al final de la misma entraban a otra pequeña casita y ¡otra vez a salir por la cima!

Me asombraba el que nunca se alcanzaran, el que nunca se juntaran. No entendía que, por lo menos alguna vez, no se esperaran y bajaran juntos.

Este texto del Evangelio de hoy me recuerda que, a veces, nosotros, somos como los esquiadores de mi pequeña montaña nevada: mecánicamente andamos sin esperarnos unos a otros y luego nos quejamos de que vamos solos. Incluso nos quejamos de que no encontramos a Dios.

¡Qué manía la nuestra de andar siempre buscando a Dios! Da la sensación de que creemos que Dios anda siempre escondido. No, no está escondido, tal vez es que no sabemos mirar o que buscamos, siempre, donde nosotros quisiéramos que estuviera y tal vez él no quiera estar precisamente ahí.

Dios manifestará su presencia donde y cuando él quiera; acudirá a nuestra llamada pero no de la forma que nosotros queremos ‘verlo', no de la forma que nosotros queremos ‘escucharlo'. Dios está en el mundo, en la historia y sólo ahí, en el mundo y en la historia, lo vamos a encontrar.

Para ello debemos recorrer el camino de nuestra vida pero no de forma mecánica, de forma solitaria. Debemos recorrerlo a la vez que lo vamos preparando para que otros lo encuentren transitable y les facilite en el encuentro con Dios.

Allanad el sendero... Dios no creó el mundo, la vida para que unos lo tuvieran todo y otros nada. Está en nuestras manos allanar el sendero para salvar las diferencias, para ser justos. Así prepararemos el camino al Señor.

Elévense los valles, toda montaña o colina será rebajada... Geográficamente la riqueza y la pobreza están muy localizadas. Elevar valles y abajar colinas y montañas no son empresas hoy inalcanzables. Tenemos medios, muchos medios para llegar a todas partes. Y tenemos, también, medios para reequilibrar tanta diferencia. Así prepararemos el camino al Señor.

Que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale... Si miramos a nuestro alrededor veremos demasiadas vidas torcidas y escabrosas por el paro, la violencia, la marginación, la soledad, el abandono, la droga, la incomprensión. Ir, poco a poco, enderezando esas vidas y creando acogida, ternura y cariño en su entorno es, sin duda alguna, otra forma de preparar el camino al Señor.

Y todos verán la salvación de Dios... Y así, poco a poco, caminando prepararemos el camino al Señor y, todos, veremos la salvación de Dios. La salvación de un Dios que está a punto de llegar y que nos va a sorprender, una vez más, llegando como un niño frágil y necesitado de todo cuidado.

Nuestra vida está llena de niños, pequeños y grandes, que necesitan de todo cuidado. Preparemos junto a ellos el camino al Señor porque es posible. Por mucho que algunos se empeñen, el amor siempre es posible y eso es lo que siempre se ve más pese a los intentos que hay de que aparezca como imposible.

 

 

 



Cristina Inogés
Zaragoza. España
E-Mail: crisinog@telefonica.net

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