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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

10º Domingo después de Pentecostés, 01.08.2010

Sermón sobre Lucas 11:1-4, por Mariano Arellano Fernandez

Quizás para algunos, la oración no sea más que un proceso parecido a hablar con uno mismo, una huida de la realidad, una especie de autoengaño practicado por aquellos que no quieren sentirse desvalidos ante la vida ni quieren aceptar la responsabilidad de tener que vivir sin la ayuda de las muletas que supone la idea de la existencia de Dios.

Creo que a veces hay buenos motivos para pensar de este modo...

Sin embargo, sigo creyendo firmemente que la práctica de la oración constituye un pilar fundamental de la experiencia de fe y que de ninguna manera, si se la entiende correctamente, puede favorecer al autoengaño, el escapismo o la fantasía ilusoria.

Es por eso que me gustaría que reflexionáramos juntos sobre un relato de oración. En concreto os invito a que nos fijemos en el que para muchos constituye el modelo de oración cristina: El Padrenuestro.

Vamos a escoger para acercarnos a esta oración de Jesús el relato de la misma que nos ofrece el Evangelio de Lucas:

"(1)Aconteció que, estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. (2)El les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea tu nombre; venga tu reino; sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. (3)El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy; (4)y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal"

Para poder analizar esta oración, la podemos vertebrar en tres apartados:

El primero de ellos correspondería a lo que podríamos llamar "La identificación", en la primera parte del versículo 2. Vemos que la oración está dirigida a Dios mismo, aquel que está en los cielos .... Una forma típicamente judía para referirse a Dios...

Dios es aquí identificado como "Padre".... Ahora bien, aparece aquí un matiz interesante, porque resulta que Dios es Padre .... "NUESTRO"

"Padre nuestro".... Y no sólo mío....

Esto nos ofrece, ya de entrada, una pista importante para entender este texto... Y es que se trata de una oración comunitaria.

Esto no significa que sólo pueda ser expresada en grupo, pero sí que esta oración contempla al conjunto de la comunidad y no a individuos aislados entre sí, sino en relación unos con otros.

Otro dato importante es la identificación de Dios como Padre. Esto ya era conocido en Israel, pero con Jesús adquiere una dimensión más íntima ya que Jesús asume el lenguaje de la "familia" para definir la comunidad de sus discípulos y discípulas. El modelo de familia de la época era el patriarcal, en el cual el "padre" o patriarca representa la máxima autoridad que marca el destino a seguir por el resto de la familia. Se trata de un sistema fuertemente piramidal, donde el padre ocupa en solitario la cúspide y el resto de la familia se sitúa en la base...

Este es el modelo que Jesús va a usar para describir a la comunidad de aquellos que se hagan llamar sus seguidores, pero aportando un matiz muy importante. Para Jesús, ese lugar de dirección y autoridad sólo puede estar ocupado por Dios.... El "Padre".... Y por lo tanto el resto de la comunidad de discípulos se debe situar en un plano de total igualdad en la base de este entramado familiar.

"Pero vosotros, ... diría Jesús a los suyos en Mt 23: 8,9... no seáis llamados Rabí; porque uno solo es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis a nadie vuestro Padre en la tierra, porque vuestro Padre que está en los cielos es uno solo"

Por lo tanto, usar este lenguaje familiar y describir a Dios como NUESTRO Padre nos coloca invariablemente a los demás en una situación de igualdad como hermanos y hermanas al mismo tiempo que presupone una comunidad abierta ante la acción y las directrices de Dios el Padre.

Y precisamente esto es lo que tenemos en segundo lugar: La voluntaria apertura de la comunidad hacia la voluntad de Dios... En la segunda parte del versículo 2...

Esto parece claro a tenor de las tres peticiones primeras con las que arranca la oración: "Santificado sea tu nombre; venga tu reino; sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra"

Estas tres peticiones tienen un hilo común el cual tiene que ver con la aceptación de la familia del proyecto del Padre para ellos mismos y para el mundo en el que viven.

Lo primero que se pide es que Dios mismo santifique su nombre, es decir, que Dios se santifique a si mismo.... Hacer santo a alguien significa trazar una línea divisoria entre él y todo lo demás.... Colocarlo aparte... Darle un status de exclusividad y pureza.... Aquí de lo que se trata es que Dios se muestre como lo que es y por lo tanto no sólo se muestre digno de la confianza que en él se deposita, sino también que sea Dios quien garantice lo acertado de optar por El.

En la compresión judía de la época esta santificación de Dios .... Este "mostrarse" divino se lograría por medio de la reunión de su pueblo en una actitud de obediencia con respecto a la Ley, es decir, dispuestos a vivir según como Dios les había mostrado.

En este sentido se enlaza perfectamente la segunda petición: "Venga tu Reino".... Es un llamado a que el Señor gobierne a su pueblo, en lugar de que éste sea gobernado por otros intereses.... Que Dios gobierne implica necesariamente que su pueblo viva en conformidad con ese proyecto que Dios siempre ha manifestado... Es más, el tema del Reino de Dios tal y como lo entiende Jesús, constituye el tema central del evangelio.... Y la novedad de su anuncio consiste en que ya se "ha acercado"...

La tercera petición aún nos deja más claro si cabe el sentido de lo que venimos diciendo: "sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra"....

A veces los creyentes hemos entendido la voluntad de Dios desde la individualidad y la privacidad. De manera que hablamos de la voluntad de Dios para "mi vida" o para la tuya.... Pero no tanto para "nuestra vida". Entendida en estos términos la voluntad de Dios, ésta tiene básicamente que ver con los proyectos personales de cada uno... De esta manera se entiende como una voluntad para cada uno que debe ser descubierta mediante algún mecanismo espiritual... señales, intuiciones espirituales, puertas que se abren o se cierran.... Etc... Y que en no pocas ocasiones acarrea verdaderos quebraderos de cabeza a los que andamos en este tipo de búsquedas....

Mi opinión es que la voluntad de Dios en la Biblia tiene básicamente que ver con el propósito, los planes y los deseos que el Señor ha revelado para la construcción de su pueblo como una sociedad que sea ejemplo y alternativa a las demás propuestas de este mundo.... Porque en ella se ha de poder vivir en algún grado la experiencia de la salvación.... Lo cual fue recogido en la Ley... actualizado con los profetas... y ahora de manera plena se encarna en Jesús y se comenta en el resto del Nuevo Testamento... Todo esto es la voluntad de Dios...

Por lo tanto, que se haga la voluntad de Dios en la tierra como se hace en el cielo significa cumplir con el plan que Dios tiene y ha ido mostrando para redimir al ser humano y crear así un mundo gobernado por Él mismo.... Un mundo de justicia, amor, igualdad, libertad, dignidad.... Un mundo donde merezca la pena vivir....

El tercer apartado que consideraremos lo dedica la oración a las peticiones que la propia comunidad orante realiza.

Desde la identificación de Dios como nuestro Padre y desde la apertura sincera de su pueblo hacia su voluntad, se plantean tres peticiones dirigidas a la propia edificación de la comunidad cristiana:

Pan

Perdón y

Liberación

La primera petición es PAN. Alimento básico de la dieta mediterránea del siglo I y símbolo cristiano por excelencia de la realidad del mensaje de Jesús entre nosotros.

En primer lugar se apunta a las necesidades físicas concretas que todos tenemos para poder vivir con dignidad. En este sentido, la oración nunca se puede entender como un camino ascético que renuncia a la vida en este mundo... ni implica una espiritualidad desligada de la realidad.

Las necesidades concretas que toda persona tiene para que su dignidad humana no penda de un hilo son de tal importancia que, desde la fe, aparecen como una prioridad ha considerar en la oración.... Hay que dar respuesta a esa realidad sin restarle ninguna importancia.

Ahora bien, aquí el concepto "pan" vuelve a estar matizado por el "NUESTRO" .... Y no sólo el mío.... Es decir, el objetivo es la satisfacción de las necesidades de todos en la comunidad.... Aquí se está hablando de "pan para todos o pan para nadie".

Otro matiz importante es el que hace referencia al tiempo. Lo que se pide es cada día el pan diario.... Es decir, aquí hay una preocupación continua ante la necesidad....

Creo que no estamos forzando al texto si esa petición de "pan" la hacemos también extensiva a las demás necesidades humanas: salud, educación, trabajo, vivienda, realización personal... etc... etc...

También, y por el simbolismo cristiano del pan, esta petición puede ser entendida como el deseo de participar activamente en la vivencia del Reino de Dios, de la cual la comensalidad es todo un símbolo.

La segunda petición parece tan esencial como la primera para la construcción de la nueva comunidad, pues lo que se pide es: PERDON , aptitud imprescindible para la reconciliación que debe caracterizar a los seguidores de Jesús...

De nuevo nos encontramos con ese "NUESTRO" que no deja de apuntar al grupo, a la comunidad y no sólo a individuos aislados...

A veces hemos privatizado también este tema del pecado, de modo que cada cual ha de luchar con los suyos. Pero creo que en la Biblia podemos encontrar cierta progresión sobre el tema: En los primeros libros de la Escritura prácticamente se desconoce el concepto de pecado privado y siempre éste es tratado como una responsabilidad del grupo más amplio ( el clan, el pueblo...), un ejemplo de esto lo tenemos en el pecado de Acam el cual trajo como consecuencia inmediata la derrota en la batalla para todo el pueblo de Israel...

Con los profetas más tardíos llegamos a concretar un poco más la responsabilidad en el individuo que peca...

"El alma que peca, esa morirá. El hijo no cargará con el pecado del padre, ni el padre cargará con el pecado del hijo..."

Nos dice Ezequiel 18:20...

Pero nunca en la Escritura el pecado es tratado como una realidad exclusivamente aislada y privada, sino más bien como un hecho que afecta y concierne a todo el grupo. Un claro ejemplo de esta realidad la tenemos en el propio Daniel el cual asume los pecados de su pueblo como propios...

"Hemos pecado; [podemos leer en su capítulo 9] hemos hecho iniquidad; hemos actuado impíamente; hemos sido rebeldes y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus decretos"

Esto no es una mera pose o falsa espiritualidad, sino fruto del saberse y sentirse profundamente vinculado con su pueblo (en lo bueno y en lo malo...).

En el Nuevo Testamento encontramos la misma idea. Así Pablo nos diría en su espístola a los Gálatas:

"Sobrellevad los unos las cargas de los otros y de esta manera cumpliréis la ley de Cristo" (6:2)

La comunidad del Reino ha sido establecida como una auténtica familia y por tanto debe compartir un proyecto de vida solidario tanto en los momentos de esplendor como en los más oscuros.

La responsabilidad de ir asumiendo la voluntad de Dios, de ir construyendo pueblo de acuerdo a su proyecto y haciendo el camino juntos es de todos....

No basta con que cada cual intente salir a flote de los tropiezos que en la vida pueda haber. Debemos tener claro que todos y todas estamos en el mismo barco, compartimos el mismo destino....

El perdón implica una actitud de apertura constante frente al otro, que me impulse a esperar y promocionar lo mejor de esa persona al tiempo que suspendo por completo todos mis juicios definitivos y cerrados, es decir, aquellos en los que no dejo ningún margen al otro para su recuperación...

Un dato significativo en esta petición, y que creo debe ser una clave básica para comprender la oración, es el compromiso y coherencia de vida de los orantes con aquello por lo que oran...

No es "perdónanos porque así nos irá mejor..." sino perdónanos porque nosotros ya vivimos perdonando.... En este sentido llama la atención el modo en que se formula esta petición, parece como si se cambiaran los papeles entre Dios y su pueblo, de modo que es la comunidad la que se pone como ejemplo ante Dios.... Se trata de una aproximación muy atrevida....

"perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben"

La comunidad exige a Dios aquello que ella ya ofrece entre sus miembros... Se necesita estar bastante seguro de la propia experiencia en esta área para poder orar de esta manera....

El hecho de que la oración implique esta vivencia de fe evita el peligro que ésta pudiera ser usada como una huida o un acto de desvinculación de la realidad que nos toca compartir...

Os propongo considerar la tercera (y última) petición como un modo de reclamar a Dios LIBERACIÓN..... Tal y como yo entiendo la petición, tiene que ver con evitar la tentación de sucumbir ante el MAL, ante todo aquello cuya naturaleza sea oponerse al proyecto divino. Por esto, el fondo de la petición es la libertad de todas las ataduras que en cada circunstancia de la vida pudieran impedir ver, discernir y aceptar esa voluntad de Dios por la que estamos orando todo el tiempo...

El Padrenuestro ha sido tradicionalmente considerada como modelo de oración cristiana. Lucas así parece entenderlo al situarla como respuesta a la petición de los discípulos de ser enseñados sobre este tema. Ha sido una plegaria que seguro hemos repetido infinidad de veces ....

Quizás incluso haya podido caer un tanto en cierta rutina.... Pero de hecho contiene algunos elementos claves para entender la naturaleza del Reino que entre todos hemos sido a adelantar en este mundo.

Que el Señor nos ayude siempre en este cometido.



Mariano Arellano Fernandez
Madrid
E-Mail: marianoarellano@hotmail.com

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