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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

11º Domingo después de Pentecostés, 08.08.2010

Sermón sobre Lucas 12:13-21, por Marcos Abbott

Jesús analiza la crisis financiera

El mundo entero está en una crisis económica profunda. Varias burbujas se rompieron casi simultáneamente para producir un frenazo en la actividad financiera y económica. Todos los expertos dicen que no hay escasez de capital, pero la confianza está tan afectada que los bancos ya no prestan dinero, no financian proyectos. El dueño de mi piso lleva toda la vida profesional en la construcción, y por primera vez su banco le está pidiendo un aval. Nadie confía en nadie.

En el texto de Lucas Jesús ofrece un análisis que, para mí, penetra al centro de la crisis financiera. Él identifica los elementos humanos esenciales que nos llevaron a esta crisis. Aunque no ofrece su alternativa directamente en este pasaje, su mensaje y ministerio del reinado de Dios ofrecen una alternativa humanizante.

Un hombre se acerca a Jesús y pide que intervenga en el reparto de la herencia. No sé cuáles eran las leyes para el reparto de herencias, pero sospecho que el hijo mayor tenía derecho a prácticamente todo. Éste señor creía que el reparto era demasiado desigual, y la herencia probablemente era considerable, por eso consideraba que era justo pedir más.

Jesús ignora el aspecto legal y familiar y centra en la energía que le impulsó a pedir la mediación de Jesús.

Guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (12:15).

La avaricia. No me contento con lo que tengo, quiero más. Este vicio mueve mucha de la economía de este mundo. El dictador de Guinea Ecuatorial tiene más de 400 millones de dólares. Ni puede gastar esta cantidad en la vida, pero en vez de invertirlo en el pueblo guineano, él quiere más.

Para clarificar, desear más no es necesariamente la avaricia. No hay nada mal en desear una vida mejor. Lo que distingue la avaricia de un deseo sano es el carácter puramente egocéntrico del deseo. Lo quiero para mí sin consideración de los demás.

La avaricia es una parte integral de la energía en el centro de la crisis financiera. Las empresas financieras y los bancos, entre otros, eran motivados por la avaricia y no por el bien de la sociedad.

Guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (12:15).

En la segunda parte de este dicho Jesús hace una observación penetrante que muchas veces ignoramos. Podemos expresarlo en forma de pregunta. ¿En qué consiste la vida del ser humano?

Según la imagen que vemos en los medios de comunicación, en la publicidad y en el cine, los bienes materiales y el dinero proporcionan la felicidad, la seguridad y el bienestar. No es sólo que el hombre o la mujer rica son más felices que el pobre, sino que tienen más valor humano. Esta diferencia de valor  justifica el trato desigual. La vida consiste en los bienes materiales.

Afortunadamente no todos ven el mundo así. Hay otros que sostienen que la vida consiste en el alma eterna. La vida material tiene poca importancia. Lo que vale es el alma. Esta perspectiva les lleva a ignorar o menospreciar el aspecto material de la vida. Como apoyo a su punto de vista pueden citar la última parte de la parábola: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma.

Pero no creo que Jesús comparta esta perspectiva. Jesús no valora el alma por encima de la vida humana material. Él no ve al ser humano conforme al dualismo griego que divide la persona en materia temporal y espíritu eterno. Como un judío clásico Jesús tiene un concepto integral del ser humano que aprecia la experiencia humana en su conjunto. Volvemos a esto más adelante.

Después de su respuesta inicial al hombre, Jesús cuenta una parábola para apoyar lo que ha dicho sobre la avaricia y su rechazo de los bienes como la esencia de la vida humana.

Aparentemente el hombre ya era rico, pero luego recibió una herencia sustancial. Entonces encima de su riqueza consigue los medios para aumentar su fortuna aún más. Esta situación genera un problema porque no tiene dónde almacenar la producción, y decide construir graneros aún más grandes. Su actuación nos parece totalmente razonable y correcta.

¿Qué ha hecho mal? ¿Por qué Dios le llama ‘necio'? ¿Qué quiere decir Jesús cuando dice que no es rico para con Dios? Para las personas que identifican el alma como la parte más importante del ser humano, la riqueza para con Dios refiere a la vida espiritual, en el sentido dualista. Ha ignorado la sinagoga, la oración, las escrituras, la comunidad de fe y se ha enfocado en enriquecerse. Por eso se considera pobre para con Dios.

Yo creo que esta lectura descontextualiza la realidad de la parábola y es contraria a la antropología hebrea de Jesús. Para él la espiritualidad está vinculada tanto a la vida material y las relaciones humanas como al culto a Dios. Jesús ve a Dios integrado en todos los aspectos de la vida, y toda la vida integrada en Dios. Van de mano en mano.

Quizás la frase más condenatoria del hombre rico es "no tengo donde guardar mis frutos". ¿Son sus frutos, es decir, son productos de sus manos? La economía de Palestina en esta época usaba mucha mano de obra. Sus palabras ignoran los trabajadores y la profunda interconexión con la vida del pueblo. Está pensando en sí mismo en aislamiento de los demás, que antes identificamos como la característica de la avaricia. Este hombre está tomando sus decisiones sin considerar a los demás que están afectados por su decisión. Almacena los bienes para sí y no piensa en cómo podría ayudar a los demás ni reconoce la contribución de otros en la generación de la riqueza.

¿No ves los líderes de la crisis financiera descritos aquí? En el testimonio ante el  Congreso de los EEUU las personas que diseñaron algunos de los instrumentos financieros más peligrosos (credit default swaps) admitieron que sabían del alto riesgo de estos instrumentos, pero que generarían beneficios desproporcionados. Los bancos agruparon las hipotecas y las vendieron como instrumentos financieros a otros, quienes los vendieron a otros en un nueve paquete para evitar el riesgo de su decisión local. Consideraban las ganancias como "sus frutos" sin considerar la contribución y los riesgos de los demás.

Jesús ha identificado los factores humanos esenciales de estas operaciones. Están motivados por la avaricia, y no toman en cuenta en absoluto a los demás. No piensan en las consecuencias nocivas para el pueblo. Sólo pensaban en edificar graneros más grandes y no en la gente pasando hambre en su alrededor.

Jesús termina la parábola así.

Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios.

¿Qué significa ser rico para con Dios? La clave del concepto de rico o pobre que maneja Jesús aquí está en las relaciones. Ser rico con Dios es vivir en relaciones sanas de respeto mutuo, que reconoce la interconexión de las personas y las contribuciones de cada uno. La riqueza no consiste en la acumulación de bienes sino en el servicio con y para los demás.

Para mí un claro ejemplo actual de lo que Jesús quiere decir es la Madre Teresa de Calcuta. Ella se dedicó a los más pobres del mundo, a los intocables en la India. Recogía a los rechazados del mundo y les proporcionó amor y dignidad humana como criatura divina. Nunca se interesó en el lucro y levaba una vida sencilla y humilde con un nivel de consumo muy modesto. Según el esquema del hombre rico de la parábola, ella era un pobre. Según el esquema del reinado de Dios, era rico. Pero ella es un ejemplo tan estelar que casi todo el mundo reconoce que no era simplemente rica con Dios, sino también rica en humanidad.

Ahora es tiempo de enfocar la mirada en nosotros mismos a la luz del texto bíblico. ¿En qué consiste tu vida, y en qué consiste tu riqueza? ¿Está dirigida tu energía diaria principalmente a la acumulación de bienes materiales o en las relaciones humanas? ¿Vives tu vida con una consciencia de la interconexión y la interdependencia de las personas, o vives como si fueras la única persona que importa? ¿Eres rico o pobre? ¿Jesús te llamaría necio o sabio?

Os dejo con las palabras de Jesús justo después de la parábola.

Buscad  el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. No temáis...porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino (Lc 12:31,32).

Decano Prof. Marcos Abbott
28280 El Escorial - Madrid
E-Mail: academico@centroseut.org

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