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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

17º domingo después de Pentecostés, 19.09.2010

Sermón sobre Lucas 15:1-10, por Germán López-Cortacans

 

Amados hermanos y hermanas

Seguramente muchos de nosotros cuando éramos niños y asistíamos a la escuela dominical recordamos con cariño estas dos parábolas. Todavía hoy algunos nos atreveríamos a cantar aquellas canciones que nos hablaban de aquel pastor que fue a buscar la ovejita perdida y de aquella mujer que barría su casa y se encontró una moneda. Estos relatos de estructura narrativa sencilla y comprensible para un niño, son a la vez narraciones que contienen un mensaje profundo que debe ser reflexionado serenamente para captar su significado. Esta es la grandeza del uso que hace Jesús de las parábolas; utiliza lenguaje sencillo y comprensible para explicarnos como es el Dios de la Vida.

En el relato Lucas nos dice que el auditorio que estaba escuchando a Jesús"eran publicanos y genta de mala reputación" (BIC), aquella gente no sólo oían sino que escuchaban las palabras de Jesús, es decir estaban concentrados y atentos a sus palabras. Pero en el auditorio había otro grupo que estaba presente: los fariseos. A estos no les importaba el mensaje de Jesús sino su actitud hacía aquella gente de mala reputación: "Jesús anda con ellos y hasta come con ellos" (BCI). Los fariseos no soportan que Jesús coma y se identifique con ellos. Para los fariseos esa gente son pecadores, gente indigna que no se merece que se les haga caso ni se les preste atención. Es en este contexto de exclusión donde Jesús relata las parábolas.

En esta mañana queremos resaltar dos características del mensaje de Jesús. En primer lugar lo que llama la atención del mensaje de Jesús es la ausencia de lenguaje religioso. Jesús para referirse al reino de Dios utiliza un lenguaje cotidiano del día a día: una mujer barriendo, un pastor que pierde una oveja, un padre que tiene dos hijos, etc. Es decir para explicarnos que el reino está ya presente entre nosotros Jesús usa un lenguaje sencillo que es comprensible para todos. Esta manera que tenía Jesús de acercarse a los demás a través de relatos cercanos y cotidianos nos lleva a una reflexión: ¿qué lenguaje utilizamos en nuestras predicaciones y estudios bíblicos? ¿Es comprensible para aquellas personas que vienen por primera vez a nuestros cultos? Estas preguntas no son ociosas, nos encontramos en un contexto social donde varias generaciones no tienen ninguna referencia de conocimiento bíblico. Urge por tanto presentar la Buena Noticia de modo entendible y comprensible. Así, por ejemplo, la palabra pecado en nuestra sociedad ha perdido todo su significado, pero en cambio la palabra soledad cada vez está más arraigada en la experiencia vital de muchas personas. Nos encontramos en una situación social donde la pérdida de relaciones significativas y la ausencia de proyecto vital forman parte del vivir de muchas personas. Es en este contexto, donde el evangelio del reino cobra su verdadera dimensión proporcionando significado y sentido a la vida. Es por ello que el Reino de Dios está íntimamente ligado a la alegría, no puede ser de otro modo. Cuando la soledad es eliminada y los puentes de relación con Dios y con el prójimo son reconstruidos la reacción inmediata es de una alegría y júbilo desbordante.

La segunda característica del mensaje de Jesús es sutil y con un acento de profunda ironía dirigida a los fariseos, que son aquellos que se consideraban justos y que los compara con aquellas 99 ovejas que no necesitan del cuidado y de la protección del pastor. Y son los que se consideran más justos los que más necesitan la misericordia del Padre. Urge que también nosotros hagamos una reflexión profunda sobre nuestra relación ante Dios, porque muchas veces somos como aquellos fariseos que vamos etiquetando a las personas y nos creemos con el derecho de juzgar como es su relación con el Señor de la Vida. ¿Cuándo aprenderemos de una vez que el único que puede juzgar y escudriñar los corazones es Dios? Nosotros, por su gracia, sólo somos mensajeros del mensaje de la verdadera alegría. Que el Señor nos ayude a ser hombres y mujeres que vivan y compartan los valores del Reino de Dios con alegría contagiosa. Amén.

 



Germán López-Cortacans
Iglesia evangélica de Sants EEC-IEE
E-Mail: germancortacans@hotmail.com

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