Göttinger Predigten

Choose your language:
deutsch English español
português dansk

Startseite

Aktuelle Predigten

Archiv

Besondere Gelegenheiten

Suche

Links

Konzeption

Unsere Autoren weltweit

Kontakt
ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

4º Domingo de Adviento, 19.12.2010

Sermón sobre Mateo 4:18- 25, por Felipe Lobo Arranz

"Seguir a Jesús me ha curado, esta es mi Navidad,

Seguir a Jesús me ha curado, esta es mi Navidad,

Seguir a Jesús me ha curado, esta es mi Navidad..."

Contemplar la escena de unos pescadores recibiendo la primera visita de Jesús en su vida cotidiana es uno de los espectáculos más maravillosos del Evangelio. En este cuadro podemos contemplar el llamamiento sutil de Dios que susurra al oído y al alma humana su  necesidad de entregarse en cuerpo y alma a Él.

Ellos inician su escuela de discipulado, matriculándose en una nueva actitud ante la vida y ante una paradigmática forma de relacionarse con Dios, un poco lejos de lo que estaban acostumbrados. Siguieron la Palabra del AT en su relación con la Sinagoga, pero su nuevo cambio, no es tanto seguir al pié de la letra esa Palabra, como sí seguir a Jesús, que encarna la Palabra y que nos enseña una manera nueva de relacionarnos entre Dios y los hombres y entre los mismos hombres.

El inicio del tema de hoy nos lleva a repetir en el encerado, para que no se nos olvide, la realidad de que: "Seguir a Jesús me ha curado, esta es mi Navidad".

El editor del texto nos deja caer de manera importante la relación que hay entre seguir a Jesús y nuestra relación de cura del alma, cura que nos disciplina y con ella no nos denigra, no nos hace perder la dignidad.

Nunca antes hemos visto gente tan enferma en el mundo. Crisis, desesperación, angustia, enfermedad mental y física, enfermedades del alma humana que sí nos denigran y nos hacen perder el valor que tenemos ante nosotros mismos, y los demás. Jesús sigue llamando a la gente a seguirle para ser curados.

La cura de almas es un camino de disciplina, es un camino de discipulado hacia la libertad y la paz, que nos pondrán en el camino de plenitud de la vida y de un inicio adecuado al propósito de Dios para el hombre.

Y es eso lo que Jesús hace con Pedro, Andrés, Jacobo y Juan, trabaja con ellos en su relación para prepararlos en dirección a la cura de este mundo, a la cura de otros en su misma situación. Pero dudo, que este llamamiento sea tan inmediato como nos dicen las Escrituras. Lo más posible es que Jesús ya había tomado contacto con ellos y en medio de su predicación, dura, difícil, arriesgada, logra estar en disposición de tener unos discípulos, que como Él, han seguido su mismo camino de forma libre y voluntaria, a esos, es a los que llama, de entre los muchos que le conocen y le han tratado.

Jesús llama a estos discípulos discipulados para seguir discipulándoles por el bien de la Iglesia que habría de nacer posteriormente a su pasión, muerte, resurrección y ascensión.

La señal posiblemente estaba acordada entre ellos, sólo cuando Jesús hiciera el gesto oportuno, ellos estarían o no dispuestos a seguirle en una nueva forma de vida. La sorpresa es que todos se sintieron llamados a la vez y todos abandonaron sus quehaceres cotidianos en pos de su maestro, la sinagoga se quedaba pequeña, para el plan de Jesús, pero sin su abandono.

"Y les dijo:  -Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

Ellos entonces, dejando al instante las redes, lo siguieron.

Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan, en la barca con Zebedeo, su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Ellos, dejando al instante la barca y a su padre, lo siguieron. "

                                                                                        Mateo 4. 19-22.

Los discípulos han estado remendando las redes, rehilándose, rehaciéndose, reparando sus herramientas y reparándose ellos para esta nueva etapa a la voz y el cuidado del Maestro, preparándose para preparar a otros. Jesús les llama y ellos están dispuestos, no sin problemas con la opinión de la familia, no sin escuchar de los suyos que estaban locos, y que les traería consecuencias para su futuro, pero estaban con Jesús.

De Jesús aprenderían a ver las cosas de otro modo en la dependencia amorosa del Padre y en esta experiencia discipular, verían que Dios se movería con ellos y ellos a su favor para llevar a cabo la gran escena del Evangelio, que llegaría hasta nosotros con completa frescura y empaquetado para nuestro "consumo", con todas sus propiedades hoy.

No parece que los discípulos estén temerosos de dejar su anterior forma de vida, abandonando su porvenir, la respuesta a esto no se me ocurre que sea otra, sino la que observamos en el texto: Ellos estaban seguros, porque seguían a Jesús, Él les llevaría, por cada itinerario, hasta el descubrimiento de Dios, que es el motivo final y más noble que podamos alcanzar en la vida. Ninguno de los discípulos y ya por entonces Apóstoles, jamás vemos que se arrepientan de nada en su seguimiento de Jesús y tras su sacrificada entrega al Señor del Evangelio, todos somos testigos con ellos en los relatos evangélicos y en su propios Hechos, que evidencian lo que Pablo evidenció como locura de la predicación, incomprensible, pero genial y a la vez intrépida.

"Puesto que el mundo, mediante su sabiduría, no reconoció a Dios a través de las obras que manifiestan su sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura. En cambio para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder y sabiduría de Dios, porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres."  1ª Corintios 1. 21- 25

Por otro lado el Evangelio, las palabras sanadoras de Jesús, que preparaban previamente a sus discípulos, serían las que traerían salud (concepto del que parte nuestra palabra castellana 'salvación'), a la multitud que le escuchaban con un corazón abierto y deseoso de descubrir a Dios, por medio de Él.

 "Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Se difundió su fama por toda Siria, y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los sanó."   Mateo 4. 23-24.

No eran solamente cojos, o ciegos o mudos o endemoniados, los que eran sanados, sino que todo aquel que había sido tocado en su vida por algo que les preocupaba, que les alteraba, que les angustiaba, eran recuperados, eran sanados comprendiendo plenamente que lo habían sido en la entrega de su vida al Dios de Jesús. Se podría hablar de un renacer, de un nacer de nuevo, para ser nuevas personas en el mismo mundo, con los mismos problemas, pero que en el vínculo creado con el Creador, serían observados de manera distinta, con otros ojos y otra comprensión, inasequible al desaliento y al mal en contra.

Donde Dios habita y donde sostenemos nuestra relación con Él no crece la mala hierba, nos convertimos en un faro que ilumina el espacio en el que estamos, para bien o para mal de quienes están a nuestro lado, quien de verdad busca el bien les seremos de ayuda , de salud, de señal hacia Dios y para mal, seremos un estorbo, una amenaza a su manera de vivir, o evidenciarles que Dios vive, pero que no quieren ir en pos de Él.

Jesús sana con los cuatro pescadores galileos, desde la propia experiencia con Dios. Ellos fueron pescados por Jesús y ahora ellos son llamados a ser pescadores de hombres que necesitan ser sanados de toda enfermedad y aflicción. Hoy tú eres pescado por Jesús por medio de la obra del Evangelio en otros, que han compartido desde la vida de los apóstoles hasta nuestros días el Evangelio que nos sana, que cura integralmente tu vida, seas quien seas, provengas de donde provengas y si no lo has sido aún, te invita la Iglesia a que, en el nombre de Jesús, vivas tu propia Navidad en el corazón. Navidad que va más allá del arbolito, de los portales de Belén, la navidad que otros experimentaron en su relación con Jesús.

Si vienes a Él en esta Navidad, Él te sanará... si lo haces.... seguro que tu Navidad será feliz, si te lo estás pensando, solo puedo desearte lo que millones hemos ya experimentado: ¡Feliz Navidad!

Que así sea...



Felipe Lobo Arranz
Bilbao- España

E-Mail: loboarranz@gmail.com

(zurück zum Seitenanfang)