Göttinger Predigten

Choose your language:
deutsch English español
português dansk

Startseite

Aktuelle Predigten

Archiv

Besondere Gelegenheiten

Suche

Links

Konzeption

Unsere Autoren weltweit

Kontakt
ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

5º Domingo después de Epifanía, 04.02.2007

Sermón sobre Lc 5:5-11, por Carlos Silva

La vocación de los primeros discípulos

¿Qué dice el texto? Jesús llama a sus primeros discípulos. El texto es rico en imágenes. Los primeros cuatro versículos nos ubican junto al lago de Genesaret. Junto al mismo habían pescadores, trabajadores, gente humilde. El maestro subió a una de las barcas para enseñar desde ella. La barca se adentra en el mar. Entonces, Pedro declara que han pasado toda la noche sin pescar nada. Pero, fiel a la Palabra de Jesús, arrojará nuevamente las redes al agua (v 5). Ahora recogen mucho pescado (vv. 6- 7). Ante el milagro, Pedro exclama: ?aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador? (v 8). El temor se había apoderado de Pedro. También de Santiago y de Juan (vv. 9- 10). Jesús dice ahora a Pedro: ?no temas. Desde ahora, serás pescador de hombres? (v 10). Ellos, dejándolo todo siguieron al Maestro (vv 11).

¿Qué dice el texto? Jesús se acerca a la barca de cada uno, a la vida de cada uno. Nos enseña. Su Espíritu habla desde el corazón de cada uno. Llama. Su llamado es vocación. La misma tiene tres dimensiones. En primer lugar, llama a ir mar adentro en el mar de la vida. Llama a dar un sentido a la vida. A alegrarnos por vivir. A valorar la vida. En segundo lugar, llama a ser sus discípulos. Esto pasa por la conciencia de que somos frágiles, y pecadores. Como Pedro, todos podemos decir: ?aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador? (v 8). Es un acto de fe. También es un reconocimiento de que no somos dignos del llamado a la fe. Es que el bautismo es un don, es un regalo. También, es una misión. Es una tarea que nos supera. Cuando apreciamos su alcance, sentimos temor. También nos reflejamos en Pedro cuando dice: aléjate de mí, Señor. Pero, el temor no es fruto del Espíritu. Todo temor, más aún, todo miedo viene del demonio. Jesús nos tranquiliza. Su presencia y su Palabra también nos dice: ?no temas?. Dios nos amó primero. Nos ama. Su cercanía excluye todo temor. Se trata de reconocer esa presencia, y tener fe. Entonces, cuando sentimos que la misión nos supera, que somos pecadores, y que somos débiles en la fe, nos vuelve a llamar. En tercer lugar nos llama y nos envía: ?desde ahora, serás pescador de hombres? (v 10). El mar era símbolo del mal. Ser pescador de hombres es colaborar con Jesús en la tarea de conducir a los hermanos del mar de la tentación, a la orilla del bien y la verdad. Aquellos primeros discípulos dejándolo todo siguieron al Maestro (vv 11). También nosotros podemos hacerlo.

Faltan vocaciones. Faltan pastores. Son pocos los obreros del Reino. Lamentablemente, el cristiano de hoy teme al compromiso. Hoy, podemos preguntarnos cuál es nuestra misión? ¿a qué vocación nos llama Dios? El Maestro, una vez más, nos dice: ?no temas?. ?Desde ahora, serás pescador de hombres.?

El término Vocación viene del latín (vocatio) y significa -esencialmente- llamado. Se trata de un llamado personal, que Dios dirige ?a la conciencia más profunda? de cada uno y ?que modifica radicalmente su existencia, no solo en sus condiciones exteriores, sino hasta en el corazón, haciendo de él otro hombre? (León- Duffoux, Vocabulario de Teología Bíblica, voz Vocación, 962). He aquí una aproximación al concepto. El llamado es siempre personal, es decir, es dirigido a la persona concreta; es gratuito pues Dios llama a quién quiere, cuando quiere y como quiere, porque quiere. Va dirigido a la conciencia de cada sujeto por lo que toca su identidad, y a la vez, transforma la vida haciéndola ?nueva?. Se trata de un llamado integral y permanente . Es integral porque involucra la totalidad del sujeto y permanente porque abarca la totalidad de la vida. T anto la experiencia del llamado, como la respuesta conciente, determinan el sentido de la vida de cada uno. Todos somos llamados. Todos tenemos una vocación. Cuando Dios llama, lo ideal es responder inmediatamente, sin condiciones falsas o prejuicios. ¿ Crees que el Señor te puede llamar?. ¿Crees que tienes una misión? ¿Cuál es? ¿Estás dispuesto a ?jugarte? por Jesús y darle la vida?

Para la reflexión:
¿Qué me pide el Señor?
¿Tengo conciencia de ser pecador?
¿Qué le respondo?; ¿cómo le respondo?

¿Qué le decimos a Dios? Le pedimos generosidad para responder a todo llamado que nos haga. Nos comprometemos a apoyar la creación de un clima y de una cultura vocacional.

Dr. Carlos Silva

E-Mail: carlossilva54@hotmail.com

(zurück zum Seitenanfang)