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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Invocavit, 13.03.2011

Sermón sobre Mateo 4:1-11, por Julio Strauch

 

¡Que la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo sean con todos nosotros!

Quizá una de las mayores tentaciones humanas sea, usar el nombre de Dios para beneficio propio. Es decir, justificar cualquier tipo de acción en nombre de Dios. Acciones individuales pero también colectivas. Ejemplos de esto abundan a lo largo de la historia humana. Solo para citar algunos: las guerras santas o no tan santas para justificar la conquista de pueblos o naciones. Las dictaduras o gobiernos totalitarios que en nombre de un supuesto orden divino someten a las personas con toda clase de atrocidades. O ejemplos más simples como los predicadores que llenan sus cuentas bancarias a costa del dolor y sufrimiento de muchas personas desesperadas que necesitan confiar el alguien que los ayude. Muchas veces se justifica el uso del poder, porque así se puede "servir mejor" a otros, haciendo la vista gorda cuando se "pisan" algunas cabezas para llegar a tener ese poder. Se es solidario porque esto ayuda a mejorar la imagen individual o la de la empresa, cuestión de marketing como se dice. La lista de ejemplos podría continuar, pero para muestra basta un botón. La cuestión es clara, el mundo nos tienta con el poder, el prestigio, la fama, el dinero, el individualismo, el ser servido. No solo a gran escala, sino muchas veces en pequeñas cosas de la vida cotidiana. Y lo más peligroso aún, es que ya no se vean a estas cosas como tentaciones sino como parte natural de la vida.

Jesús también pasó por este tipo de tentaciones mundanas o como dice nuestro texto "tentaciones del demonio", sin embargo el supo rechazarlas. Él puso por encima la voluntad del Padre y no su propia conveniencia. Él interpreto que el Padre lo había enviado a servir y no a servirse o a ser servido. Jesús eligió el camino de la Cruz y no el de la Gloria. Eligió el camino del fracaso en lugar del éxito. Eligió el silencio en lugar de la grandilocuencia. Eligió la sencillez antes que los lujos. Eligió el bien común antes que el bien individual propio. Eligió todo lo contrario de lo que supuestamente la lógica del mundo elegiría. En definitiva eligió cumplir con la voluntad del Padre porque confió plenamente en su promesa de vida plena. Eligió porque sabía que: el poder sucumbe, todos los imperios han caído y seguirán cayendo, el prestigio es pasajero, la fama es una ilusión vana, el dinero corrompe el alma, el individualismo mata. Sólo el servir a Dios y a los demás da una vida plena.

Jesús, con su elección nos da una pista, sobre cuál es el camino que debemos transitar en nuestras vidas.

Este es el mensaje de Jesús al hacer su elección y rechazar las tentaciones. Es un mensaje claro y contundente. Es un mensaje que invita a nadar contra la corriente. Me pregunto y les pregunto: ¿Cómo se puede entender este mensaje de Jesús cuando todo el tiempo somos invadidos por mensajes que nos enseñan lo contrario? Nos vamos formando en una sociedad que exalta y enaltece todo lo contrario. Una sociedad que nos enseña a sacar ventajas todo el tiempo, desde lo más pequeño hasta lo más grande. Una sociedad que nos transmite que un fracaso es inaceptable, que no tener poder es inadmisible, que no tener dinero o prestigio no nos lleva a ninguna parte. Vivimos de tal forma que ya casi no vemos a estas cosas como una tentación sino como parte natural de nuestras vidas. En este contexto: ¿Cómo nos hace entender Jesús que es más trascendente servir que ser servido? ¿Cómo, si el que piensa como Jesús ya es considerado vicho raro, imaginen a alguien que trate de actuar como él?

Sólo la fidelidad a quien es nuestro Señor es la que nos aleja de las tentaciones. Sólo si pensamos, respiramos, vivimos como Dios manda podremos enfrentar y traspasar estas tentaciones. Sólo por fidelidad a Él será posible. Es más fácil que un nudo marinero (Camelot) pase por el ojo de una aguja que alguien que caiga en las tentaciones del mundo entre en el Reino de Dios. Es radical, pero es así.

..."No nos dejes caer en la tentación más líbranos del mal"...

Amén.

 



Pastor Julio Strauch
Río de la Plata en Uruguay.
E-Mail: julio.strauch@gmail.com

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