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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Pascua de Resurrección, 24.04.2011

Sermón sobre Mateo 28:1-10, por Fabián Paré

Entre organizaciones sociales complicadas

«Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: "Alégrense".»

La escena que relata Mateo sobre la resurrección, propone un grupo de personajes reducido, y un rol protagónico muy especial en las mujeres, las que son anoticiadas de la resurrección de Jesús por el ángel. Las primeras en enterarse de este acontecimiento son ellas, experiencia por demás impactante que sobrepasa las posibilidades de comprensión humana, algo que supera lo razonable. Cuando hablamos de personajes en los evangelios, siempre su significado va más allá de lo que son en sí mismos, cargan una significación social y de relacionamiento. En la costumbre cultural del momento, la mujer porta un rol poco independiente, o mejor dicho su independencia estaba sometida al rol varonil, a la mujer le toca un rol socialmente coartado: había lugares donde las mujeres no podían estar presente, dependían totalmente del sostenimiento económico-financiero de un varón, y las restricciones en la vida en general eran muchas. Todo esto nos lleva a pensar que en el imaginario social, la mujer -en relación al varón- era ubicada en un claro lugar de inferioridad, lugar de sometimiento, lugar de dependencia y de debilidad, y ese es el lugar elegido por Dios para revelarse. De modo que al decir que las mujeres son las primeras en enterarse de este acontecimiento, tenemos que tener en cuenta que todo lo que implica el rol de la mujer en esa época, es lo primero en enterarse. No solo se enteran al ser anoticiadas por el ángel, sino que también son las primeras enviadas (apostolado), a avisar algo al discipulado (Id a mis hermanos a decirles... Mt 28, 10). Si pensamos la singularidad de los personajes con la carga de significación que conllevan, y pensando en la actualidad constante que tienen los textos, podríamos relacionar a las primeras en enterarse con personas que están en un lugar social complicado, sea por estados de sumisión, dependencia, o porque no se les permite estar presente en algunos lugares, o que por los condicionamientos que fueran quedan marginados/as (esto pensémoslo en cualquier tipo de relacionamiento social, especialmente el familiar y laboral). Es en este lugar social donde se da a conocer la resurrección, y es desde este lugar que se llevará la noticia a los ‘hermanos de Jesús': el discipulado (grupo de bautizados/as).

Imaginemos que las realidades de sometimiento, abuso y dependencias son situaciones extremadamente cerradas, casi herméticas, donde a los que les toca vivenciar o sufrir este estado, ven de difícil a imposible modificarlo. Ello se debe a mecanismos que rápidamente silencian aquella voz que intentara levantarse en medio de una situación de abuso, maltrato, dependencia, o violencia de algún tipo; es en éstas situaciones -silenciadas porque comprometería los privilegios de unos a costa de del sufrimiento de otros/as- donde surge la resurrección como algo nuevo, como una nueva oportunidad, como una voz que comienza a encontrar un lugar.

Hay fuerzas que con esmero procuraron debilitar a Jesús, someterlo, marginarlo, degradarlo, tornarlo dependiente, e impedir su presencia en algunos lugares hasta matarlo; la resurrección muestra su fracaso, que no se lo pudo ‘borrar de la existencia', y esto implica la presencia de una fuerza o fortaleza (de Dios), que pudo superar los condicionamientos que procuraron y confabularon su muerte. Saber esto, es algo impactante y que moviliza, ya que no solo se trata de abrir un antecedente, sino que estamos ante un acontecimiento que marca el compromiso de Dios con la persona desvalida, débil, abusada, violentada; se trata de un compromiso en salvarlo, de darle un lugar para vivir. En medio de aquellos estilos de convivencia donde esas fuerzas procuraron hacer con Jesús lo que hicieron, hoy siguen actuando, pues están instaladas en el corazón de nuestras estructuras sociales u organizacionales. ¿De dónde esperamos escuchar hoy -en medio de nuestras realidades- el anuncio de la resurrección?, ¿De las voces que estamos habituados/as a escuchar? o ¿de aquellas voces silenciadas por fuerzas que aspiran la sumisión de la existencia de otros/as?

Cada situación de abuso, o violencia de cualquier tipo, revertida; es decir, trabajada en función de una transformación más salubre de la convivencia, sigue siendo un efecto de la resurrección de Cristo; o dicho de otra manera, la resurrección de Jesucristo se sigue actualizando en cada voz que fue silenciada y que encuentra un lugar para vivir.

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Pastor Fabián Paré
Buenos Aires
E-Mail: fabianpare@gmail.com

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