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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

8º domingo después de Pentecostés, 07.08.2011

Sermón sobre Mateo 13:1-9, por Stella Maris Frizs

 

MENSAJE:

El peligro de estas parábolas tan conocidas es creer o pensar que ya no tienen nada nuevo para decirnos. Damos por sentado (como la primitiva comunidad) que la semilla es la Palabra y los distintos terrenos somos las personas donde cae la Semilla.

Sin embrago, las parábolas de Jesús (que es un método de enseñanza) tienen una riqueza incomparable. Su aparente simplicidad nos lleva a descubrir que las parábolas (casi todas) tienen una trampa porque confronta al oyente consigo mismo. Y muchas veces de acuerdo a nuestra reacción terminamos condenándonos a nosotros mismos. Por ej. ¿Quién no se puso de parte del Hijo mayor en la parábola del Hijo Pródigo? ¿Quién no se puso del lado de los jornaleros que entraron a trabajar a las 6 de la mañana y cobraron lo mismo que los que entraron a trabajar a las 6 de la tarde?

Pero sucede que las parábolas de Jesús, son parábolas del Reino. Por eso casi todas comienzan diciendo "El Reino de Dios es como...(es parecido a lo que pasa con...) y ese Reino no responde a nuestra lógica, sino a la lógica de Dios. No obedece a los criterios de la sociedad, sino a los de nuestro Padre celestial.

Las parábolas nos confrontan con otra manera de vivir y nos exigen siempre tomar una decisión. Exigen que hagamos una opción: o nos quedamos en la vieja vida, o entramos a formar parte de una nueva realidad, la del Reino de Dios.

Pero analicemos un poco la escena de la parábola del sembrador para entenderla mejor. Sino podríamos juzgar rápidamente la actitud desubicada del sembrador que lanza la semilla al voleo sin preparar la tierra. Sucede que en Palestina el método de siembra es al revés: primero se siembra y luego se ara. Y la siembra podía realizarse lanzando la semilla que se extraía de una bolsa o bien caía de una bolsa perforada en alguna esquina y colocada sobre un burro que caminaba zigzagueando por senderos pisoteados. Esa es la razón por la que la semilla caía caprichosamente en diferentes terrenos.

Más allá de los diferentes terrenos, la parábola tiene dos momentos: un principio (desalentador, ¾ parte de la cosecha perdida) y un final triunfante.

En la cosecha está el clímax. Es verdad que muchos granos no produjeron frutos porque los lugares donde cayó la semilla no eran aptos o adecuados, pero la cosecha fue extraordinaria, fantástica, superó todas las expectativas del sembrador. Hasta 100 granos por espiga!

Entonces la enseñanza que intenta ofrecer Jesús a sus discípulos, que comenzaban a experimentar cierto desengaño con relación a su actuación , es de aliento.

Los discípulos veían cómo Jesús tenía cada vez más críticas, enemigos y cómo la gente se acercaba para obtener algún beneficio y después desaparecían (como los 9 leprosos).

No había cambio de vida. Por eso sentían frustración y desaliento.

Ellos veían cómo el mensaje de Jesús sufría resistencia, oposición, rechazo, incomprensión, indiferencia. Por eso Jesús los anima y les dice:

"Miren, es cierto que parte de la semilla se puede perder, pero no se desanimen LA COSECHA ES SEGURA y será infinitamente mayor de lo que podemos imaginar.

Todo sembrador sabe que muchas semillas se perderán, pero no por eso deja de sembrar.

¿Cuál es la enseñanza para nosotros?

Que si de antemano pensamos en los posibles fracasos o dificultades, nunca nos vamos a animar a nada. El mensaje de Jesús es que no debemos especular demasiado sobre el terreno porque de última, de la cosecha (final) no nos tenemos que ocupar nosotros.

Entonces no hay que preguntarse si vale la pena tanto esfuerzo, tanta dedicación, tantas horas invertidas. Hay que arriesgarse ...no solo a orar, sino y sobre todo a obrar, es decir, a sembrar ...porque los trabajadores siguen siendo pocos.

Hay que arriesgarse

Aunque el crecimiento sea lento y aunque no veamos los resultados inmediatos, porque los tiempos de Dios son diferentes a los nuestros. (También sus criterios y planes)

Hay que arriesgarse porque la parábola nos desafía a eso, porque nos muestra que hay terrenos fecundos, hay gente con deseos de escuchar y aprender, hay gente dispuesta a comprender (aunque no comparta todo) y sobre todo porque hay gente que traduce en acción lo que vive y siente y se convierte en fecunda por eso. (Mente abierta)

¿Vale la pena? SI. ¿Hasta cuánto? Hasta sembrarme yo mismo , decía Míguez Bonino.

Las parábolas de Jesús no permiten que permanezcamos indiferentes. Hay que optar: O nos quedamos en la vieja vida de la cerrazón, del fanatismo, del sálvense quien pueda; o somos parte de una nueva realidad, donde ya no es posible creer en solitario, ni pensar que ya lo sé todo. Porque en realidad sobre muchas cosas aún tenemos mucho que aprender.

"Tenemos que hacer las cosas como si todo dependiera de nosotros, sabiendo que todo depende de Dios" (Ignacio de Loyola)



P. Stella Maris Frizs
Basavilbaso – Entre Ríos, Argentina
E-Mail: stellafrizs (at)hotmail.com

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