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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

18 Domingo después de Pentecostés, 16.10.2011

Sermón sobre Mateo 22:15-22, por Fabián Paré

«…Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?»  Mateo 22,15-22

Esta actitud de los fariseos, la de consultarse para ver cómo sorprender a Jesús en alguna palabra (Mt 22,15), es de una bajeza lamentable; lejos de pretender descubrir el mensaje que llega a través de Jesucristo, lo que procuran es ‘sorprenderle’.  ¿Qué significa ‘sorprenderle’?  Se trata de encontrar algún argumento para justificar el supuesto engaño que portan sus palabras.  Es decir que existe de forma a-priori en sus pensamientos la idea de que aquello que Jesús dice esconde una trampa.  ¿Qué es lo que está en juego detrás de esta suposición? Pareciera que late un sentimiento de desequilibrio, una sensación de que Jesús está ocupando demasiado espacio en la atención del pueblo, no porque él salga en la búsqueda de aceptación y aliados, sino que al pueblo le importa lo que tiene para decir, el pueblo pone su atención en Cristo sin que nadie le lleve de las narices.  Esto resulta preocupante para este grupo (fariseos, sacerdotes y amistades), dado que caen en cuenta que cada vez tienen menos atención del pueblo.  Esta disminución de atención se debe a algo: dejan de tener la razón en una cantidad de cosas que sostuvieron -de manera autoritaria y violenta- desde una parcial manera de interpretar la ley.  Dicho de otra manera, el querer sorprender a Jesús no es sino sostener ‘su razón’ sin importar las consecuencias (esta confabulación se sostiene hasta lograr llevar a Cristo a la muerte en la cruz).

Pero, al leer estas implicancias del relato en nuestras realidades, no caigamos en el error de rotular a los ‘artífices de esa confabulación’, de identificar a esas ‘personas malvadas’ que buscan sorprender a Cristo; es una tentación difícil de dejar de lado, pero no es el camino que nos permite descubrir el mensaje que trae Cristo, por el contrario es el camino de sumarnos a un complot que lo saque del medio y así sostener nuestras razones.  El desafío está en evidenciar aquellas ‘consultas’ que hacemos en nuestros grupos de referencia, y que alimentan la desconfianza, rencor, y las distintas maneras de violencia que actúan desde la indiferencia hasta los asesinatos, pasando por una infinidad de actos que despojan de vitalidad a lo que no comparte ‘nuestra razón’.  Si alimentamos en nuestro imaginario que somos los únicos portadores de la verdad, los únicos que pertenecemos a la Iglesia verdadera, los únicos capaces de interpretar correctamente la ley y el evangelio, no estamos haciendo nada nuevo, o nada cristiano; porque no hacemos más que repetir lo que hacían aquellos fariseos.  Subrayemos: el desafío está en tomar conciencia de nuestra participación en las confabulaciones que buscan sostenernos en nuestras razones.  Esa malicia de la que formamos parte, es la que obstaculiza el trabajo de Cristo.

‘¿Por qué me tentáis?’: ¿qué estaría tentado a contestar Jesús?,  ¿pagar impuestos o no?, los fariseos sabían que esos impuestos empobrecen al pueblo judío y enriquece a Roma, que es un factor desencadenante de miseria y de lo que ella trae consigo.  Bien podemos entender que Jesús estaría ‘tentado’ a decir que no se paguen los impuestos para evitar la repercusión negativa que tienen sobre la población judía, sin embargo se da cuenta de la trampa que pretenden tenderle, y les pide una moneda.  No se la pide a cualquiera presente, sino a ellos, y por eso el significado de lo que Jesús les dice está ligado al lugar que tiene ‘la moneda’ en la vida de ellos.  Ellos que tenían responsabilidades con el pueblo, las distorsionaban por el lugar que la ‘moneda’ tenía en sus proyectos, sus visiones, o en sus razones si se quiere.  Reemplazaban el acompañamiento a las necesidades del pueblo por los acuerdos con el poder político-económico de Roma, lo que a su vez los sostenía en su propio lugar de poder político-económico.  Cuando Jesús les dice que den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, les está pidiendo que vuelvan su compromiso al pueblo y que dejen los ‘negociados’ que solo prolongan la angustia y sufrimiento de la población.  El hecho de que se hayan ‘maravillado’ (Mt 22,22), es por la claridad que Jesús tenía respecto a lo que deberían hacer y no hacen, y lo que hacen y no deberían hacer.  En el fondo parece estar esta cuestión de haber dejado de acompañar las necesidades distintas de la población.  Pistas que nos deja este relato: el camino cristiano es de acompañamiento, no de sectorizar poderes; es de buscar salidas juntos/as, y no confabular la expulsión de los que no comparten las mismas razones.



Pastor Fabián Paré
3380 - Eldorado Mnes, Argentina
E-Mail: fabianpare@gmail.com

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