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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

21 º Domingo después de Pentecostés, 06.11.2011

Sermón sobre Mateo 22:1-14, por Germán López-Cortacans

 

¿Con qué palabras se relaciona el cristianismo?, si hiciéramos una encuesta por la calle o entre nuestros amigos y vecinos la respuesta sería: tristeza, prohibición, penitencia, y otras palabras similares. Efectivamente, lamentablemente a lo largo de la historia del cristianismo estas palabras han definido la experiencia cristiana. Por otra parte la imagen de Dios se asocia a un juez que lo ve todo y siempre esta dispuesto a castigar o a un Dios que esta alejado de los problemas de las personas, un Dios insensible generador de opresión y culpa. Por estas razones, y por otros motivos, la predicación de la Buena Noticia no tiene eco en nuestra sociedad y el mensaje de salvación no cala en los corazones y no trasforma vidas.

El relato del Evangelio nos confronta con la imagen de Dios que tenemos y nos presenta a un Dios que nos ofrece un banquete. Es fácil imaginarnos la impresión de sorpresa que causo este relato de Jesús en los oyentes, hombres y mujeres pobres, marginados que vivían en situación de precariedad y apenas tenían para comer. Jesús les habla de un banquete, una mesa prepara con manjares de todo tipo, comida en abundancia, alegría, mesa compartida. Este banquete es para ellos, el Padre les prepara la mesa para que la disfruten. Ha habido un grupo que ha rechazo la invitación, ellos dicen que ya están saciados no necesitan disfrutar de un banquete. Pero los últimos, los más pequeños necesitan participar en la gran comida. Pero el énfasis del relato no esta en el banquete sino en el Señor que lo prepara. Es el Padre de bondad y ternura que acoge con alegría y compasión a los pequeños y los sienta en la mesa. En la mesa todos se pueden ver las caras, nadie se tiene que avergonzar de nada ni de nadie, en la mesa se ríe, se come y se celebra la alegría de estar juntos.

Urge recuperar esta imagen de Dios que se le mueven las entrañas por nosotros. El Dios de Jesús no tiene nada que ver con el luto, la penitencia y la prohibición. Dios nos invita a un banquete de abundancia, donde todos podemos compartir nuestros sueños, alegrías y también nuestros problemas y necesidades. Este es el núcleo del evangelio: Dios quiere invitarte a un Banquete especial. Que el Señor de la Vida nos ayude a vivir y compartir este mensaje de esperanza en un mundo asumido en el dolor. Amén.



Germán López-Cortacans
Barcelona
E-Mail: germancortacans@hotmail.com

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