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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

5º Domingo después de Pentecostés, 01.07.2007

Sermón sobre Lucas 9:18-24, por Carlos Silva

Condiciones para seguir a Jesús

            ¿Qué dice el texto? Podemos dividir el pasaje en dos partes. En primer lugar, Jesús dialogo con los discípulos. Les pregunta: "¿Quién dice la gente que soy yo?" (v 18). Ellos respondieron que Elías, ó Juan Bautista, ú otro de los profetas (v 19). Jesús vuelve a preguntar: "¿Y ustedes, quién dicen que soy yo?" (v 20). Entonces, Pedro contesta que es "el Cristo de Dios" (v 20). Jesús les pide que no se lo digan a nadie.

            Comienza ahora la segunda parte del texto. Son las condiciones para seguirlo. Hay un versículo -el 22- que actúa como articulación, gozne, o puente entre ambas partes. Jesús anuncia que ha de ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas. Anuncia que lo matarán y al tercer día resucitará. Luego, presenta sus condiciones para quienes deseen seguirlo: negarse a sí mismo, y tomar la cruz cada día. Después, ha de seguirlo. Aclara que, "quien quiera salvar su vida, la perderá; pero, quien pierda su vida por mí, ese la salvará" (vv 23- 24). Agregará que de nada le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo.

            ¿Qué dice el texto? En primer lugar, Jesús dialogo con los discípulos y les interroga: "¿Quién dice la gente que soy yo?", "¿Y ustedes, quién dicen que soy yo?". Entonces, Pedro contesta que es "el Cristo de Dios". También hoy el Señor nos hace las mismas preguntas. A la primera pregunta la gente de hoy responde, posiblemente, de tres formas. Por un lado, están los que no conocen a Jesucristo; por otro, los que conocen sólo algo de Él y, finalmente, un tercer grupo -posiblemente nosotros- que lo conocemos y, por ello, buscamos amarlo y seguirlo. Conocer, amar y seguir son tres fines inseparables en los discípulos de Jesús.

            ¿Y Uds., quién dicen que soy yo? Ésta es la pregunta fundamental de la fe. Él es una experiencia. Para quienes tienen una fuerte experiencia de amistad y dialogan continuamente con Él, es -por ejemplo- el amigo; para quienes estuvieron en situaciones difíciles y se sintieron auxiliados, es el salvador. Así, cada uno de nosotros tiene una experiencia de Dios y puede decir algo de Él. Pedro responde: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.

            Hay una segunda parte. Son las condiciones para seguir a Jesús. Al que confesamos desde la fe, hemos de seguir con fe. El Maestro presenta sus condiciones para seguirlo: negarnos a nosotros mismos y tomar la cruz cada día. Aclara que, "quien quiera salvar su vida, la perderá; pero, quien pierda su vida por mí, ese la salvará." Agregará que de nada le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo. No es fácil ser cristianos. Hemos de aceptar sus "reglas de juego". La primera condición es: negarnos a nosotros mismos, es decir, no ponernos como centro ni eje en la comunidad cristiana o el grupo social al que pertenecemos. Quien no se niega a sí mismo está siempre buscando aparecer, ser gratificado, hacer su propia voluntad, imponer sus ideas. Vencerse a sí mismo es poner en primer lugar los intereses de Dios y las necesidades del prójimo. Más que pensar: ¿que quiero hacer? se trata de pensar ¿qué necesitan mis hermanos?

            La segunda condición es asumir la cruz, es decir, aceptar e integrar a la vida y la fe, las distintas situaciones de dolor, debilidad y sufrimiento que están en cada uno y en quienes me rodean. Cargar con la cruz no es una responsabilidad individual -pesaría mucho- sino comunitaria. Cargar la cruz-con-los otros- es unirse al Señor y completar lo que a Él falta por sufrir en la humanidad. Cuando se comparte la cruz en comunidad, más aún, cuando se carga con la cruz de la comunidad, el discípulo se hace verdaderamente cristiano, tal es la segunda condición.

            Ambas condiciones suponen fe. Suponen creer en el Crucificado- Resucitado. Sólo quienes se ponen en esa senda pueden seguirlo verdaderamente, y confesarlo Cristo. Todo ello sólo se comprende y vive desde la fe.

            Para la reflexión:

            ¿Qué significa para mí, en éste momento, negarme a mí mismo?

            ¿Qué significa asumir la cruz?

            ¿Cuáles son las cruces de quienes me rodean?

            ¿Qué alcance tiene el "perder vida"?

            ¿Qué me dice Dios?.

            ¿Qué le decimos a Dios? Oramos para ser sus discípulos. Nos comprometemos a negarnos a nosotros mismos, cargar nuestras cruces, dar la vida desde la fe.



Dr. Carlos Silva
Uruguay
E-Mail: carlossilva54@hotmail.com

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