Göttinger Predigten
Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach
4. Domingo de Adviento, 18.12.2011
Sermón sobre Lucas 1:26-38, por Fabián Paré
Re-planificando nuestros escenarios
« ¡Salve muy favorecida! El Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres.»
Hay un cambio de protagonismo en el recorrido de relatos del Adviento, de Juan pasamos a María, y por supuesto no se trata de una secuencia cronológica, sino de una secuencia lógica que el leccionario nos invita a reflexionar. De un momento donde Juan nos traía replanteos sobre los ritmos acelerados de convivencia, sobre las expectativas de salvación, sobre los caminos desparejos o torcidos en nuestra organización social y comunitaria; hoy nos encontramos con el desafío de continuar nuestra reflexión con una joven, que si bien pudo sorprenderse por la presencia del ángel Gabriel, lo más interesante es que se siente turbada por las palabras que le pronuncia, palabras que la dejan pensando: ‘...qué salutación sería ésta.' (Lc 1,28). Este adviento nos interpela con la siguiente secuencia lógica: la exhortación a estar preparados/as porque no sabemos el día ni la hora, a replantear nuestras creencias sobre el lugar desde donde creemos que nos vendrá la salvación, el desafío de enderezar los caminos torcidos y la turbación que provoca que los tiempos empiezan a cumplirse en nosotros/as y en nuestras realidades.
Es interesante y casi anecdótico saber o conocer que los acontecimientos prometidos por Dios serán cristalizados en algún momento y en algún lugar, pero puede resultar desconcertante que esos acontecimientos comiencen a tener lugar en medio de la realidad actual que protagonizamos. María, en su joven edad, tenía parte del conocimiento popular o cultural, de que Dios pondría en acto la salvación del pueblo, lo que seguramente escapaba a las posibilidades de comprensión eran al menos dos cuestiones: el tiempo presente en el que se comienza a dar, y los escenarios donde comienza a cristalizarse. Y es importante resaltar la actitud de María ante esta posible falta de comprensión de algunas cosas, dado que en medio de su desconcierto le surge la pregunta de ‘¿Cómo será esto?', y ante la respuesta del ángel -aun sin necesidad de comprender del todo- deposita su confianza en el propósito de Dios: ‘...hágase conmigo conforme a tu Palabra.' (Lc 1,34-38). Esto es un factor importante, dado que el escenario donde se va cristalizando el propósito de Dios no es un escenario planificado por el ser humano. El escenario planificado por el ser humano está en la ciudad de la que Juan se aleja, en una sociedad que se encontrará con la dificultad de aceptar el embarazo de María, en una convivencia que por su aceleramiento no podrá dar alojamiento al Hijo de Dios que terminará naciendo en un pesebre. María, a la luz de los acontecimientos, tiene que reorganizar lo que tenía planificado.
Nuestras distintas realidades se desarrollan sobre ciertas planificaciones, que con mayor o menor obsesión, intentan prever los acontecimientos futuros. La cuestión que entra en cierto conflicto con los propósitos de Dios, tiene que ver con lo siguiente: los motivos sobre los cuales se intenta prever los acontecimientos futuros son de carácter sumamente subjetivo (a veces partidario), y con la particularidad de la circunstancial oportunidad de hacer uso de determinado poder; lugar desde el cual el ser humano suele perder de vista el propósito de Dios y concentrarse en los propios, considerando su inteligencia, capacidad o comprensión la única manera posible de concebir el futuro. En definitiva, esta ‘planificación' de nuestras realidades suele tener un rumbo, un rumbo del cual Juan nos exhorta conversión y María -desde su desconcierto- nos demuestra involucrase en un rumbo nuevo, no planificado.
En nuestros presentes, también hay un propósito de Dios que intenta cristalizarse. Hoy estamos invitados/as a reflexionar sobre nuestros escenarios, escenarios construidos a veces desde nuestras planificaciones, y a veces planificados por otros/as. La cuestión gira en torno a una condicionalidad de nuestras vidas en el presente en vistas a un determinado futuro, cuestión que nos involucra en un proceso en el cual solemos imaginar que los acontecimientos de Dios son para otro tiempo, otro lugar y otras personas. Sin embargo, hoy y aquí, podemos replantear lo planificado a la luz de los acontecimientos, y preguntarnos sobre lo que no sabemos ‘¿Cómo será esto?'; y renovando nuestra capacidad de sorpresa, poder desconcertarnos involucrándonos con los propósitos de Dios que nos llevan fuera de lo planificado, hacia un futuro que está más allá de lo que podemos comprender.