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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

7º Domingo después de Pentecostés, 15.07.2007

Sermón sobre Lucas 10:1 - 12, 16, por Jorge Weishein

"Yo veía a satanás caer del cielo como un rayo"

              Lc 10,18

Dios, en su gracia, nos done su Espíritu Santo

 para la comprensión de su palabra

a través de su hijo amado. Amén.

Estimadas hermanas

Estimados hermanos,

Jesús desarrolla su ministerio trabajando en equipo con tres grupos de trabajo. Primero, Jesús elige sus discípulos, sus compañeros de viaje, que lo van ayudando de camino en el ejercicio de su ministerio. Un segundo grupo es aquél que colabora con el sustento a lo largo de su caminata misionera por los pueblos, especialmente varias mujeres. Pero Jesús cuenta, también, con un grupo bastante amplio de misioneros que elige entre sus seguidores para ir abriendo camino entre los pueblos para el mensaje del evangelio. Estos grupos que rodean activamente a Jesús le ayudan a desarrollar el trabajo misionero de forma organizada y sostenida, pero también se suman a lo largo del ministerio diferentes personas y grupos que van aportando al anuncio del reino de Dios.

El texto de Lucas 10 nos recuerda a Moisés en el desierto sobrepasado de trabajo con el pueblo hambriento recibiendo la sugerencia de parte de Dios de compartir su propio espíritu con otros setenta ancianos, más dos que se suman después (Nm 11) Espíritu, tarea, autoridad, compromiso, envío y comunión; todo esto junto y compartido entre varios guías responsables convocados. Dios invita a compartir la misión en el mundo distribuyendo responsabilidades para la misión entre distintas personas que reciben este encargo (Ex 18; Dt 1) Jesús comparte su misión con los setenta y dos para anunciar la cercanía del reino de Dios entre los pueblos.

Jesús previene a sus enviados que van estar como ovejas entre lobos. Jesús manda a sus enviados a compartir su anuncio del reino a distintos pueblos y a convivir con ellos. Esta polaridad oveja - lobo comprendida a la luz de la tradición profética (Isaías 10-11, Ezequiel 34, o incluso Juan 10) tiene un alto contenido político porque, por un lado, recuerda el origen divino del poder político pero, por otro lado, refiere especialmente, a la razón primordial de la donación divina de esta autoridad a los gobernantes: dar testimonio de la vigencia del reino de Dios en el mundo. La polaridad oveja - lobo habla, irónicamente, de pastores que se vuelven lobos al usar el poder concedido por Dios en función de sus intereses personales y, alegóricamente, se refiere a la corrupción política, el abuso de autoridad, el enriquecimiento ilícito, la explotación laboral y comercial y el abandono de persona por parte de estos regímenes totalitarios. Esta dinámica política deja una gran mayoría de personas desamparadas, las cuales motivan en más de una circunstancia la misericordia de Jesús (Mt 9,37-38; Jn 4,35-38) El mandato de los setenta es ir a visitar las personas en los pueblos hospedarse con ellas para anunciarles la llegada de la paz (shalom) a sus casas y la cercanía de la salvación plena (Ez 34,11-16) Pero esta paz se hará realidad dependiendo, también, de la voluntad de las personas de cambiar su situación de vida. La sola presencia de los enviados no modifica mágicamente la dinámica sociopolítica que oprime la vida de las personas

Jesús les pide no llevar dinero, ni alimentos ni más calzado que el que tengan puesto, por un lado, para no estar expuestos a los robos en los caminos pero, por otro lado, también para no aparentar una condición o un estatus social que resulte un obstáculo para el encuentro y el diálogo con los más pobres -primeros destinatarios del anuncio del evangelio. Jesús les advierte, dado el contexto sociopolítico adverso, no darse a conocer para no ser identificados ni revelar su misión de camino para no ponerse en peligro. Esto también es un llamado de advertencia respecto a su propia autoridad divina ya que ésta tampoco ha de preservar sus vidas mágicamente. Ni su autoridad ni su misión le otorgan beneficio alguno más que la satisfacción de realizar la tarea encomendada. En este mismo sentido los enviados son llamados a compartir con la gente lo que la gente tiene para compartir sin estar yendo de casa en casa para reforzar sus comidas, mejorar su vestimenta precaria o aumentar sus comodidades. Jesús los llama a posar en una casa y en ella dejarse alimentar y sostener por todos, ya que su trabajo, en tanto sea valorado y bien recibido, también será debidamente agradecido y pagado -tal como tienen derecho por ser obreros al servicio del reino de Dios.

El rechazo de su mensaje está previsto por Jesús, pero llama a los enviados a no condenar a la gente por ello sino a comunicarles el mismo evangelio que tienen para comunicar a todos por igual: El reino de Dios se ha acercado a ustedes. En cambio, sí recomienda mostrar pública y enérgicamente su indignación por su comportamiento pagano, sacudiendo la tierra pegada a sus pies, al no poner en practicar la hospitalidad con los extranjeros -una práctica humanitaria común entre los pueblos semitas (Lv 19; Dt 24) Jesús, en este mismo sentido, ilustra esta idea con la leyenda sobre el pueblo de Sodoma que rechaza la visita de los extranjeros enviados por Dios a la casa de Lot encendiendo la ira divina (Gn 19)

Jesús prevé el rechazo de los enviados en ciudades (portuarias) donde el comercio floreciente otorga a las autoridades una cultura globalizada y una seguridad económica que los llevan a desdeñar la fe autóctona en el reinado de Dios sobre todas las naciones (Cf. Ez 26-28) Estas endechas de Jesús sobre estas ciudades hebreas y semitas extranjeras, receptoras de migrantes empobrecidos, hablan también de su preocupación por la enorme injusticia social sobre la que se sostienen sus gobernantes. La indignación de Jesús es mucho mayor aún sobre las ciudades hebreas que al asumir esta lógica político económica oprimen al pueblo con una práctica política que desoye la justicia social reclamada por Dios en la Torá y los profetas a lo largo de toda la historia de salvación del pueblo hebreo.

Jesús se identifica personalmente con la persona y el mensaje de sus enviados y, en tal sentido, el rechazo a ellos es un rechazo a él mismo. La opulencia en la que se ampara el orgullo de estos pueblos es asociada a satanás cuyos demonios los enviados alegan haberlos exorcizado sujetándolos en el nombre de Jesús. Nuevamente la alegoría aparece en boca de Jesús para referirse en términos fuertemente apocalípticos hacia estos seres que tientan y amenazan la vida de los más humildes negándoles su dignidad divina (Ap 9 y 12) Junto a la afirmación de Jesús de que sus enviados tienen poder sobre estos seres también les observa Jesús donde radica realmente la gloria de sus enviados: Sus nombres estén escritos en el cielo. La confianza en la liberación del pueblo por parte de Dios para otorgarle vida plena eternamente gracias a su observación del pacto es la única garantía que sostiene a los enviados de Jesús en el ministerio (Dt 29; Dn 12)

Jesús alaba a su padre porque esta confianza en el reino de Dios es la verdadera sabiduría que sostiene la vida creada en el mundo, especialmente, la vida de aquellos que están más expuestos a la opresión y la muerte. Los especialistas y asesores confiados en sus categorías científicas cuantitativas no pueden romper con su paradigma de conocimiento. Solamente la fe le revela a la persona el verdadero sentido de la vida: ser testigos de la venida del reino de Dios al mundo, especialmente, entre aquellos que ven sus vidas amenazadas y oprimidas.

Las fuerzas del mal se expresan a través de cosmovisiones globales que pretenden enseñorear a los poderosos sobre la vida creada conforme sus intereses a costa de la vida de la amplia mayoría de la población mundial. La iglesia cristiana podrá exorcizar estos poderes en el nombre de Jesús tomando, al menos, dos medidas: privilegiar la vida del prójimo por encima de los condicionamientos globales y las pautas culturales vigentes (Lc 10,25-37), y priorizar el mensaje del evangelio por encima de las tareas institucionales -siempre urgentes en nuestro tiempo (Lc 10,38-42) Estas actitudes orientan a las personas hacia el nuevo horizonte que Dios abrió para el mundo. La confianza en la vigencia permanente del reinado de Dios se sostiene en la actitud humilde de oración sincera a Dios padre, que escucha atento la súplica de sus hijos e hijas (Lc 11,1-13) La oración del padrenuestro resume toda nuestra confianza e intercesión mientras estamos en camino por los pueblos del mundo para ser testigos del anuncio de Jesús entre todas las naciones.

Toda la iglesia cristiana y, por lo tanto, cada una de nuestras comunidades de fe, aún sigue desafiada por la máxima de Cristo: "Nadie que manipule un arado mirando hacia atrás es útil al reino de Dios" (Lc 9,62) El reino de Dios ya subordinó a todos los reinos de este mundo. En este mismo sentido,  una oración del apóstol pablo por los efesios pide a Dios que les dé espíritu de sabiduría y conocimiento de la revelación para que reconozcan que la riqueza, la gloria y la herencia de los santos son la esperanza y el poder de Dios que obró en Jesucristo al resucitarlo. Esta oración se vuelve confesión cuando afirma que Dios, en el ejercicio pleno de su soberanía, sienta a su hijo a su derecha "sobre todo principado, autoridad, poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra no sólo en este tiempo sino también en el venidero..." y luego, confirmar con plena convicción: Dios en su poder "...sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo y lo dio a la iglesia como cabeza sobre todas las cosas, pues ella es el cuerpo de Cristo, la plenitud de aquél que todo lo llena en todo" (Ef 1,15-23)

Dios nos sostenga, junto a toda la iglesia cristiana, en la confianza de su obra permanente a través de su Espíritu Santo en la vida creada para no caer en la tentación de dar gobierno en nuestra tarea evangélica a cosmovisiones pasadas recicladas, vencidas por Cristo en la cruz, desmentidas por Dios en la resurrección de su hijo amado y superadas por el Espíritu Santo en su donación gratuita para toda la humanidad. Dios nos ilumine con su espíritu, a través de su palabra de vida eterna, y nos fortalezca, en la oración constante de los unos por los otros, para mantenernos firmes en la dura lucha espiritual de anunciar en comunión, junto al prójimo, la salvación obrada por Dios en favor del mundo entero. Amén.

 



Pastor Jorge Weishein

Igliesa Evangélica del Río de la Plata
Argentina

E-Mail: parroquiaballester@yahoo.com.ar

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