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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Navidad, 25.12.2012

Sermón sobre Mateo 2:1-12, por Jorge Weishein

 

¡Al fin, la espera terminó!

Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo». Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. «En Belén de Judea, -le respondieron-, porque así está escrito por el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"». Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje». Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

Estimada comunidad,

Que la estrella que nace con el niño de Belén nos guíe al encuentro con el Mesías. Amén

La gran noticia para todo el mundo en la navidad es que la espera ya terminó. El Mesías ha llegado y ya está entre nosotros. Ahora, la pregunta de todo el mundo es la misma que la de los reyes magos: ¿dónde está? El tenor de la visita amerita al menos alguna intuición, alguna idea. ¿Usted lo vio?

El relato de los reyes magos es desconcertante, pero los evangelios nos desconciertan en más de una oportunidad. Mateo dice claramente durante el reinado de Herodes unos magos de oriente le preguntan por el nuevo rey de los judíos y Herodes no tiene ni idea de lo que le están hablando. Los magos suponen -siguiendo la línea sucesoria- que sería un hijo de Herodes, pero no es así. Similar es el caso de Lucas cuando presenta a Juan el Bautista que también lo pone en contexto y nombra a todas las autoridades romanas y judías, tanto del poder político como religioso, sin embargo, Dios se dirige al desierto, en las afueras de Jerusalén, a orillas del Jordán, tal vez, a la altura del río por donde entrara el pueblo por primera vez a la tierra prometida, para anunciar un nuevo comienzo, la actualización de la promesa mesiánica, la realidad de un nuevo cielo y una nueva tierra. En ambos casos, está todo el aparato político y religioso muy bien aceitado pero lejos de Dios. Dios se revela en lugares estratégicos. Jesús nace en Belén, y no en cualquier lugar de Belén, en un establo, donde los pastores guardan los animales por la noche, pastores que conocen la historia de un pastor que llegó a ser el pastor de todo el pueblo: David, el gran rey de Israel.

 

Mateo enfatiza aún más el carácter universal de este rey: el mundo entero se pone a sus pies. Los "reyes magos" son embajadores de pueblos "paganos" que se subordinan al nuevo y único rey sobre el mundo entero. Oriente para Israel es Babilonia, la opresora que tanto daño le hiciera a Israel, el imperio que destruyó el templo que ahora estaba volviendo a levantar otro imperio, el imperio romano -con los impuestos de Israel. Estos sabios vienen a adorarlo y rendirle honores.

 

Este rey es el hijo de Dios. No sabemos cuántos embajadores supone el texto, pero sabemos de algunos regalos: oro, incienso y mirra. El número de tres regalos generó una larga tradición sobre tres reyes magos, con diferentes nombres según la región del mundo. Pero estos regalos nuevamente nos desconciertan: ¿de qué clase de rey se trata este niño? Los reyes se regalaban oro al visitarse para celebrar sus pactos o rendirse homenaje. El incienso es sobre todo de uso religioso para la preparación del templo, la ambientación y la purificación del altar para el sacrificio. La mirra es un perfume mayormente de uso fúnebre para el embalsamiento de los cuerpos. ¿Cuál es la predicción de estos magos de oriente? ¿Este niño se vaticina como rey, sacerdote y profeta?

 

Este relato de la visita de los sabios es recuperado en el siglo VI por el papa Gregorio Magno para la celebración de la epifanía. Sin embargo, el relato va en la misma sintonía que la adoración de los ángeles y los pastores en el evangelio de Lucas, el cielo y la tierra adoran al nuevo Mesías. Jesús en Mateo va a experimentar sucesos similares a Moisés en Egipto con los que resalta el carácter liberador del Mesías. Lucas deja en boca de un creyente piadoso, Simeón, la alabanza al gran liberador de todos los pueblos del mundo, por su parte, la profetisa Ana alienta la esperanza del pueblo de Israel con el nacimiento del Mesías. El evangelio de Juan deja claro que la palabra de Dios se hizo carne y vino al mundo -para todo el mundo- pero el mundo lo desconoció. Dios lo envió al mundo para salvar al mundo. Marcos omite el relato del nacimiento pero deja claro en su evangelio que el reino de Dios es para todo el mundo llevando a Jesús por distintos pueblos de Israel y diferentes regiones vecinas. Dios dispone de su hijo Jesús para que todo el mundo conozca el reino de Dios. La navidad es para todos.

 

Sin embargo, volvemos a la pregunta de los sabios de oriente: ¿dónde está este rey universal? Nosotros, como ellos, necesitamos de este desconcierto, de esta descolocación, de esta reubicación en el reino de Dios, donde todo parece el mundo del revés: los pobres son exaltados y los ricos humillados, los poderosos se humillan ante el humilde y el humilde es adorado por los poderes del mundo. Las riquezas se acumulan en el cielo mientras que lo que se reúne en la tierra se comparte con quienes necesitan. Mientras los poderosos separan y dividen al pueblo rigurosamente según su estatus social y religioso, en el reino de Dios se integran los pueblos y las personas en sus más diversas necesidades sin distinción. Mientras el mundo es dirigido por los varones en el reino de Dios las mujeres son hermanas y madres del Mesías, son su familia. Los niños -tantas veces rechazados en todos los ámbitos por distraer a los adultos con sus juegos y ruidos - son un modelo para "los grandes" al punto de necesitar ser como ellos para ser parte del reino de Dios.

 

La búsqueda de los sabios de oriente es la búsqueda de la humanidad en tiempos de navidad. ¿Dónde está Dios? Dios está encarnado en medio de nuestro mundo, en medio de una enorme diversidad de culturas, paisajes y realidades. Todos necesitamos de esta navidad, de esta encarnación de Dios en medio de nuestras vidas, de esta realidad sorprendente pero la navidad nos descoloca y nos pone en el lugar que Dios espera que estemos como hijos e hijas de Dios.

 

¿Cuántos de nosotros estamos en navidad con nuestros regalos de aquí para allá sin saber a dónde ir, con quién estar, dónde encontrarnos a gusto, dónde ser aceptados tal cual somos? Lo más curioso es que, generalmente, nos sentimos más a gusto donde la mesa no rebosa de comida sino donde nos desbordan el amor y la alegría. Somos aceptados allí donde nos valoran como seres humanos y nos respetan porque somos queridos y queridas de forma genuina. Todo esto sin contar que tampoco sabemos qué regalar porque en más de un caso no sabemos cómo agradecer ni cómo expresar lo que no tiene precio: el amor y el cariño de todos los días.

 

La búsqueda de los sabios entre los reyes es nuestra misma desubicación. Asociamos a
Dios con la grandeza, con el poder, con los lugares santos, con todo aquello que Dios justamente deja de lado en navidad para ir al desierto, para ir a un corral, para ir al campo, allí donde Dios espera despertar la memoria de su promesa, una promesa increíble para los más pobres, para los abandonados por "los pastores de los pueblos": la espera terminó, por fin habrá un nuevo pastor para el pueblo, uno que sí habrá de proteger a sus ovejas más débiles y habrá de repartir la misma oportunidad entre todas para que todas tengan la misma posibilidad de vivir conforme a la voluntad de Dios.

 

Dios está allí donde no logramos hacer memoria que Dios siempre estuvo: junto a los que esperan en él y de él para vivir cada día de sus vidas porque en medio de las injusticias del mundo solamente encuentran justicia y paz en aquél que ha de venir y al fin llegó para estar entre nosotros para siempre. Hagamos memoria de las promesas. Hagamos memoria de la historia y cómo Dios nos atraviesa en los caminos, en las decisiones, en los procesos, en las búsquedas que vivimos. Dejemos que Dios nos muestre lo más inesperado que jamás podríamos imaginar: Dios está en otra dirección, en otro lugar, junto a otra gente, donde menos lo habríamos esperado.

 

Esta es la gran noticia que nos descoloca a todos: Ya es navidad y a nadie se le hubiera ocurrido jamás que sería así, en ese lugar y de esa manera. El mundo entero está sacudido por la noticia. Ahora lo buscamos también nosotros siguiendo estas mismas coordenadas en nuestro barrio, en nuestro pueblo, en medio de nuestras necesidades y nuestras esperanzas. Amén

"Dios es el que inunda tu existencia cuando vives el amor. Dios es el que alienta tu esperanza cuando luchas con valor... Dios es el que alumbra tu camino cuando todo hace dudar. Dios es el que encanta tu sonrisa cuando sabes esperar... Dios es el que inquieta tu conciencia para abrirte a los demás. Dios es quien maldice nuestras guerras de dinero y nada más." (¿Dónde está Dios?, Canción)

 



pastor Jorge Weishein
Buenos Aires, Argentina
E-Mail: orge.weishein@gmail.com

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