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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

1. Domingo después de Navidad, 30.12.2012

Sermón sobre Lucas 2:41-52, por Fabian Paré

 

Recuperando la capacidad de asombro

«Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas...»

 

Nos acercamos nuevamente al final de un año, y juntamente llega el momento de evaluar el camino recorrido en él, situaciones de alegrías, tristezas, experiencias que permitieron encontrarnos o desencontrarnos, con otras personas y/o con nosotros/as mismos/as. Un año cargado de muchas cuestiones que a veces generan cansancio y otras nos transmiten vitalidad. Si tuviéramos que mencionar algo preocupante al finalizar cada año, podríamos tener en cuenta la repetición de aquello que con su rutina adormece la vida, aquello que va consumiendo el sabor y los colores de la vida, acostumbramientos que llevan a soportar estados que llegan a maltratar la salud hurtándonos la capacidad de asombro. Muchas veces resulta difícil no sumergirse en esta fuerza de costumbres construidas socialmente y sostenidas en las particularidades de la convivencia, existe cierta presión que va moldeando las conductas y pensamientos, y de esta manera se instalan formas de comprensión de las realidades. Por eso es importante a la hora de evaluar caminos recorridos, tener presente el lugar desde el cual se evalúa, por ejemplo no es lo mismo evaluar desde el prejuicio social, que desde la conciencia que produce la experiencia personal. Igualmente no es lo mismo evaluar los caminos recorridos desde la fe cristiana, que desde la tradición instituida en las organizaciones sociales.

 

El evangelio de hoy nos acompaña en la evaluación del camino recorrido en este año, y nos presenta una serie de cuestiones que dejan en evidencia un contraste entre la forma instituida de comprender las realidades que tenía el pueblo, y el joven Jesús que comienza a desentonar con esas formas. Lo bueno que ocurre en las personas que están a su alrededor es que se asombran, o se maravillan; me gusta pensar que no habrían perdido su capacidad de asombro, dado que esto les permitiría replantear y reflexionar sobre las costumbres o rutinas adquiridas. El diálogo de Jesús con los doctores en la ley provoca asombro, en este momento aun los doctores de la ley se predisponían al diálogo y se permitían el asombro, cuestión que va a ir cambiando cuando Jesús creciera. Es importante subrayar lo bueno y saludable que es mantener la capacidad de asombro, eso nos permite la posibilidad de adquirir nuevas experiencias permitiendo con ello el desarrollo de nuestra vida, con esto estoy señalando que ante la falta de posibilidad de adquirir nuevas experiencias se va interrumpiendo la posibilidad de desarrollo de la vida, y esta falta de posibilidad la va provocando el acostumbramiento o rutina insalubre.

 

Cuando estemos reflexionando en la finalización de este año, tengamos en cuenta si nuestra capacidad de asombro está con vitalidad -lo que debe darnos motivos de alegría-, o se fue adormeciendo por distintas circunstancias y presiones; y si visualizamos este adormecimiento, no nos quedemos en la pasividad y en la tristeza, más bien intentemos redescubrir esa capacidad de asombro que nos fue dada por Dios, y desde allí reinterpretar las realidades que nos tocan vivenciar. Los asuntos de Dios son los que tienen que ver con la vida, y la vida se desarrolla desde nuestra capacidad de asombro que nos posibilitan nuevas experiencias. Si nos involucramos en los asuntos de Dios, comenzaremos a poner en cuestionamiento la sumatoria de costumbres construidas socialmente y sostenidas en las particularidades de la convivencia, tratando de despojarnos del condicionamiento que nos provoca, condicionamiento del que el mismo Hijo de Dios nos viene a liberar.

 

Que Dios permita que en el nuevo año podamos descubrir y/o redescubrir la vida desde nuestra capacidad de asombro, y que así nuestras experiencias puedan desarrollarse con la fortaleza necesaria para poder sobreponernos a la rutina insalubre en la que muchas veces nos vemos sumergidos/as. Es mi deseo que podamos iniciar el nuevo año renovando la capacidad de asombro, saboreando y disfrutando aquello que nos hace bien, y transformando aquello insalubre que opaca el brillo de nuestras vidas.

 



Pastor Fabian Paré
Eldorado-Misiones
E-Mail: fabianpare@hotmail.com

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