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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

3er Domingo después de Epifanía, 27.01.2013

Sermón sobre Lucas 4:14-21, por Fabián Paré

El bautismo de Jesús es el modelo de bautismo que es seguido por el cristianismo, confiamos que en el bautismo de cualquier persona, Dios vuelve a manifestarse de la forma en que se manifestó en Jesucristo, con el Espíritu Santo.  Esta manifestación del Espíritu de Dios, actúa movilizando al que es bautizado, y ese movimiento está orientado hacia ciertos lugares, y hoy el relato de Lucas nos invita a reflexionar aquello a lo que nos lleva ese Espíritu.  Y se trata de llevar la buena noticia a los pobres, anunciar la liberación a los cautivos, vista a los ciegos, libertar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor.  Nuestro desafío es pensar qué significa una buena noticia para los pobres, libertad a los cautivos y oprimidos, la vista a los ciegos, y un año de gracia del Señor.  Trataremos de visualizar algo de esta significación para que nos ayude a interpretar nuestras realidades.  Y haciendo esto tengamos presente preguntas como ¿a qué estamos enviados desde nuestro bautismo? o ¿qué no podemos olvidar de tener en cuenta en lo cotidiano de nuestra vida cristiana?

 

La buena noticia, tiene que ver con el alivio que brinda el acercamiento de un Dios que no castiga, que no emite juicios condenatorios, que no es intolerante, que no mira con rencor ni con desdén a nadie; la buena noticia se cristaliza en un Dios que se acerca con perdón, misericordia, comprensión y reconocimiento de la humildad y sencillez de corazón.  De modo que en el bautismo somos encontrados/as por Dios y movidos/as a abandonar los mecanismos de castigo, intolerancia y de condena que rigen en nuestra convivencia, y brindarnos a la misericordia, comprensión y a la humildad y sencillez de corazón. 

 

La cautividad está relacionada con la privación de libertad en manos de un enemigo, de modo que tenemos que pensar qué se vuelve enemigo de las personas.  No hace falta que un país esté en guerra con otro para hablar de enemigos, el enemigo se encuadra en aquella persona que tiene mala voluntad a otra y le desea o hace mal.  Definitivamente el enemigo es un personaje más cotidiano de lo que creemos, si pensamos en la mala voluntad, en el mal deseo o acciones que procuren el mal de otra persona, estamos sumergidos en una convivencia social de enemistad que nos tiene en sus manos.  El enemigo se corporiza en otras personas, pero el verdadero enemigo es la mala voluntad, el mal deseo y las acciones que perjudican a otros.  Esta mala voluntad no es genética, sino construida en los estilos de convivencia, y aquí se puede recordar lo que dice la Confesión de Augsburgo (base de lo que confiesa creer la Iglesia Luterana): ‘el ser humano alejado de Dios solo es capaz de hacer el mal’, es decir el ser humano sin Dios solo se predispone a la mala voluntad.  Esta mala voluntad es la que cautiva la vida del ser humano, y liberarse de esa cautividad significa llegar a poder no hacer ni desear ningún mal a otra persona.  Para lograr esto no alcanzan las fuerzas humanas, y por ello es necesaria la presencia y fuerza del Espíritu Santo.

 

La opresión tiene que ver con el sometimiento de otra persona, grupo o pueblo, humillándolo/s o tiranizándolo/s.  Todo tipo de sometimiento no es saludable, y se hace más dañino cuando la carga de humillación está presente; y más aún cuando está presente alguna forma de tiranía.  Vemos que el abuso de los lugares de autoridad van generando formas de opresión, por ello llevar liberación a los oprimidos tiene que ver con reducir y anular los abusos de poder que están arraigados a la mala voluntad de la que es prisionera la humanidad en ausencia de Dios.

 

Y anunciar un año de gracia del Señor, no refiere a un año que ya ha pasado, sino y más bien a un año que hace referencia al tiempo en el que nos permitamos ser movilizados por el Espíritu de Dios, abandonando los malos deseos y acciones maliciosas en contra de alguien, y nos dediquemos a crecer en humildad y sencillez de corazón.

 

Dejemos que el Espíritu de Dios nos guie y conduzca nuestros actos, para que podamos ser instrumentos de su voluntad en este mundo.



Pastor Fabián Paré
Eldorado-Misiones
E-Mail: fabianpare@gmail.com

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