Göttinger Predigten
Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach
2º Domingo de Cuaresma, 24.02.2013
Sermón sobre Lucas 13:31-35, por Fabián Paré
Entre las exigencias de incondicionalidad
«Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte». Lucas 13, 31-35
Se presentan comentarios con la intencionalidad de exclusión que comienzan a ser direccionados a Jesús, ‘aléjate porque… quiere matarte...’ esta característica manera de inducir a alguien a que se vaya o aleje de determinado grupo u organización, no es un invento de nuestra época, sino que ya estaba instalado en la convivencia humana desde antaño. Los fariseos eran de los más interesados en que Jesús ‘se alejara’, pero no son francos en decirle a Jesús lo que pensaban, buscaban algún tercero para que se lo dijera, o pronunciaban afirmaciones de terceros para ‘resguardarse’ de asumir responsabilidad en lo que pensaban y hacían ellos, cuando dicen: ‘aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte’, no están preocupados por la integridad de Jesús, solo están buscando la manera de persuadir a Jesús de que se vaya. Casi suena a las amenazas mafiosas, donde se le advierte a alguien que si sigue sacando a luz algunas cuestiones que desenmascararía a algunos, terminará muerto. Algo distinto al plano mafioso, pero con la misma estructura (dado que no se pretende una muerte del cuerpo, pero sí una muerte simbólica), en las relaciones grupales suelen surgir comentarios con la intencionalidad de exclusión de alguien que no resulta simpático por algún motivo, o no encaja con la manera de entender las cosas de algunos/as. Jesús no le caía simpático ni encajaba en la manera de entender las cosas que tenían los fariseos. Los fariseos se consideraban la expresión de la voluntad de Dios en este mundo, y habían construido un imaginario entre las personas, y las educaron en un esquema de interpretación que los ubicaba a ellos en el privilegiado lugar de ser los ‘conocedores de la voluntad de Dios’; y lo que comenzaba a inquietarles es que Jesús ponía en evidencia que la voluntad de Dios era otra.
Se podría decir que la postura de los fariseos era una postura fanática, y se trata de un fanatismo apoyado en claros intereses, intereses que no tienen por prioridad la voluntad de Dios, sino el lugar de autoritarismo que permite manipular la voluntad de otros/as con el propósito de sostenerse en un lugar privilegiado en la vida social. Las personas que sostienen este fanatismo, necesitan disfrazar las verdaderas intenciones para mantenerse ellos/as como valores importantes en el imaginario popular, no podrían hacerlo si quedara en evidencia que no les importa la voluntad de Dios. Este imaginario que se construye, contiene ‘verdades’ sobre las que se sostiene cierto esquema de interpretación exclusivo y excluyente, y esto conduce a posturas extremas: negro o blanco, bueno o malo; la pertenencia a un grupo se define por una aceptación incondicional de esas ‘verdades’. Jesús va dejando en evidencia que esa aceptación incondicional exigida por los fariseos, no se trataba de una aceptación incondicional a la voluntad de Dios, sino de la aceptación incondicional de lo que proponía un modelo de gestión que estaba instalado en los espacios de poder. Jesús es la expresión de la voluntad de Dios en este mundo, y no encaja en la incondicionalidad exigida por los religiosos de su época, y cuando recibe amenazas de muerte, responde: ‘…debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado…’ (Lc 13,33). Esto nos deja una importante enseñanza, ser fiel a Cristo no es equivalente a ser fiel a las gestiones de turno; es más, el cristiano debe seguir su camino hoy, mañana y pasado y no estancarse en las verdades de determinada gestión que se pretenden absolutas.
Jesús dice que ya no se lo podrá ver más hasta que se diga: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’. Poder ver a Jesús es algo que está ligado a reconocer nuestras realidades más allá del imaginario que construimos y de los esquemas de interpretación que nos construyeron, y en dejar de ser incondicionales a personas y situaciones que no tienen por prioridad la voluntad de Dios.