Göttinger Predigten

Choose your language:
deutsch English español
português dansk

Startseite

Aktuelle Predigten

Archiv

Besondere Gelegenheiten

Suche

Links

Konzeption

Unsere Autoren weltweit

Kontakt
ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

3er Domingo de Cuaresma, 03.03.2013

Sermón sobre Lucas 13:1-9, por Leandro Daniel Hübner


 

Tema: ¿Hasta cuándo la higuera estará en la Viña? 


Queridos hermanos y hermanas en Cristo.

Un hombre, después de una vida de crimen y violencia contra otros, finalmente fue detenido y condenado por las autoridades, que decidieron aplicarle una pena de muerte lenta y dolorosa. Mientras sufría horriblemente, el criminal se arrepintió de sus delitos y pecados y creyó en Jesús como su Salvador. Antes de su muerte todavía se escuchan de la boca de Jesús las siguientes palabras: "Hoy estarás conmigo en el paraíso", es decir, a partir de hoy serás conmigo para siempre.

Si alguien escuchó este diálogo entre Jesús y uno de los delincuentes condenados y crucificados a su lado, podría haber quedado sorprendido y se preguntó: pero ¿cómo puede ser eso? ¿Es justo? ¿Cómo alguien salva así, en el último minuto?

Probablemente es lo que pensamos nosotros también. Y quien a esto puede responder correctamente es solamente Dios. Y Él lo respondió claramente en su palabra, donde nos muestra algo muy especial llamado gracia. Meditando el Evangelio de hoy, vamos a ver lo que Dios nos dice acerca de su gracia, reflexionando sobre esta pregunta: ¿hasta cuándo la higuera estará en la Viña?

Jesús utiliza una figura sencilla y clara para ilustrar la situación de las personas en el Reino de Dios. Tenemos que entender su comparación para entender lo que él quiere enseñarnos. La viña, o la plantación de uvas, representa el pueblo de Israel, el pueblo de Dios. La higuera representa a todas las personas del pueblo de Dios que fueron plantadas en la viña. Cada persona es colocada en el Reino de Dios, que hoy es la Iglesia Cristiana.

En la primera parte de nuestro texto, Jesús habla de personas muertas por Pilato y los que murieron bajo una torre. Con estos ejemplos demuestra lo que toda la Biblia nos muestra, que todas las personas nacen y son pecadoras delante de Dios, nacen fuera de su reino, lejos de su salvación. Somos todos iguales, tan pecadores como cualquiera en el mundo.

Por lo tanto, como ninguno de nosotros merece algo de Dios, sino que su sentencia justa, y nadie puede entrar en su reino por si mismo, como una planta no puede plantar-se a sí misma, es Dios quien pone a las personas, las higueras, dentro de su reino, su viña. Es solamente por la gracia de Dios que alguien puede ser colocado en su reino.

Ha sido siempre así: fue por su gracia que Dios habló a Moisés y a través de él liberó al pueblo de Israel de Egipto; fue por su gracia que Dios perdonó a la gente muchas veces cuando se rebeló contra él en el desierto; fue por su gracia que David fue perdonado por sus muchos pecados; fue por la gracia de Dios que, en el momento oportuno, en medio de su pueblo, nació el Salvador prometido.

Es así que también estuvo con nosotros: Dios, por su gracia, vino a nosotros en el bautismo y nos ha salvado por su Evangelio, sin nada en nosotros que merecía esta bendición. Cada uno de nosotros es una higuera plantada en la Viña de Dios por su gracia, como Pablo explica en Efesios 2.8-9: LEER.

En la lectura del Evangelio, vemos que ya no había ninguna razón para continuar la higuera en la plantación de Dios. Según el dueño de la tierra, la higuera era inútil y estaba ocupando la tierra para nada. Pero entonces el encargado de la plantación le pidió al dueño para darle otra oportunidad a la higuera. Él quiere aflojar la tierra y poner abono alrededor de ella, para cambiar la situación.

Esto es gracia. Es de esta forma que Dios actúa con nosotros. Además de invertir a su propio hijo en nuestro favor, él invierte aún más. La palabra y los sacramentos son inversiones de Dios en favor del pecador. Al que cree Él también invierte dones, talentos y bienes y la iglesia, formada por creyentes, predica el Evangelio y administra los sacramentos.

Mientras estamos en la fe verdadera, somos ramas de la vid que es Cristo y Dios invierte mucho en nosotros. Él cuida de nosotros porque nos ama y quiere salvarnos. Por eso y solamente por eso - por su amor, es que seguimos en su reino y en la iglesia. Esto es gracia.

El dueño de la viña en nuestro texto había plantado el árbol de higos, no sólo para decorar o hacer sombra, pero él esperaba frutos. Cuando se invirtieron más abono y cuidados especiales en la higuera, aún más frutos si esperaba que iba a producir. Mientras se esperan frutos, la higuera se mantiene en la plantación...

Así estamos nosotros: higueras plantadas en la Viña de Dios, en la que Dios ha invertido e invierte mucho. Tenemos dones, habilidades, tiempo, bienes e inteligencia que son muy útiles cuando aplicados en la obra de su reino. Y la motivación para una vida consagrada al Señor, de muchos frutos, es la misma gracia de Dios.

Sin embargo, si la higuera no produce frutos, puede ser cortada. En el texto, de hecho, el propietario da realmente esta orden: ¡Corta la higuera! ¿Por qué dejarlo seguir tomando la fuerza de la tierra sin producir nada? Si no producimos frutos, corremos el peligro de ser cortados de la viña de Dios. Y el problema está en nosotros, higueras, no en el viñedo, el Reino de Dios o la iglesia, porque éstos continuarán sin nosotros. Somos tentados a culpar a la iglesia y el otro por nuestra falta de frutos, pero el pecado está en nosotros mismos.

La higuera continuará más tiempo en la plantación, dice nuestro texto. ¿Hasta cuándo? Mientras que ella está recibiendo cuidados especiales, recibiendo el abono que deberá surtir efecto y hacerla producir sus frutos. El dueño de la higuera muestra su generosidad, su gracia, dejando que el empleado haga una tentativa más, porque el tiempo ya había terminado, como vemos en los versos 7 y 9: LEER.

También hay un plazo para la gracia de Dios - es la muerte. Pero mientras ella no viene, tenemos como Iglesia dos responsabilidades muy importantes: seguir anunciando la gracia de Dios a los pecadores arrepentidos y aplicar la disciplina cristiana a los pecadores que no se arrepienten, que año tras año no producen frutos de la fe que recibieron de Dios.

Jesús llama la atención sobre el peligro de la falta de arrepentimiento dos veces en nuestro texto: LEER v. 3 y 5. Se trata de una seria advertencia - ¡el pecado mata! Incluyendo el pecado de despreciar la palabra y los sacramentos, de ocultar y enterrar los talentos y dones que Dios da a cada uno de nosotros, de no ayudar a mantener y expandir el Reino de Dios con nuestros bienes y trabajo.

Por lo tanto, pensemos: ¿Cuántos árboles de higo Dios ha puesto en nuestro viñedo? ¿Reciben el abono de la palabra y los sacramentos? Y aquellos que no producen fruta, ¿qué haremos con ellos? ¿Y las que son abonadas una y otra vez, y no muestran ninguna reacción?

Mirando cada uno también a sí mismo, analizando nuestra vida cristiana y actividades en el Reino y la iglesia, viendo cuánto usamos y estudiamos la palabra, oramos, y usamos nuestros dones, nos preguntamos: ¿Cuánto tiempo estará esta higuera, que soy yo, en la Viña?

Que Dios siga dándonos su gracia y cuidados cada año con el Evangelio, y que no seamos higueras inútiles, sino árboles que producen mucho fruto en el Reino de Dios. Así no necesitamos temer ser cortados de la plantación, pero un día sí seremos cosechados para el granero de Dios, la vida eterna con Cristo. Amén.

 



Pastor Leandro Daniel Hübner
Rio Branco, AC
E-Mail: ledahu@gmail.com

(zurück zum Seitenanfang)