Göttinger Predigten

Choose your language:
deutsch English español
português dansk

Startseite

Aktuelle Predigten

Archiv

Besondere Gelegenheiten

Suche

Links

Konzeption

Unsere Autoren weltweit

Kontakt
ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

DÍA DE ASCENSIÓN, 09.05.2013

Sermón sobre Lucas 24:44-53, por David Manzanas Pelegrina



La despedida

Hay momentos difíciles de olvidar. Momentos que marcan la historia y el destino de las personas que los viven. Los discípulos de Jesús podían contar muchos de esos momentos, entre los que, sin duda, se encuentra este en el que son testigos de la ascensión de su Maestro a los cielos.

Habían pasado cuarenta días desde otro de esos momentos cruciales: la Resurrección. Cuarenta días en los que tuvieron que ir asimilando el hecho de que Jesús ya no estuviera siempre con ellos. Aparecía y desaparecía, les hablaba del reino de Dios y los dejaba solos, estaba y no estaba. Cuarenta días para ir tomando conciencia de que un tiempo nuevo comenzaba, un tiempo en el que ellos tendrían que aceptar mayores responsabilidades y un mayor protagonismo. Cuarenta días en los que Jesús terminaría la formación de los discípulos para prepararlos para la tarea que les iba a encomendar. Y llega el momento final. El momento de la despedida, de las últimas palabras e instrucciones.

Y Jesús, delante de los asombrados discípulos, asciende a los cielos. Se va y los deja solos. Lo hace con una promesa: "recibiréis la fuerza que viene de Dios" Pero las promesas hay que esperarlas...


La promesa del poder

Pongámonos en el lugar de los discípulos. ¿Cuál sería nuestra reacción? Imaginaos que estamos con Jesús, que nos está hablando de que tendrá que irse pero que nosotros debemos quedarnos, que no estaremos solos porque el poder de Dios vendrá a nosotros. Sí, nos habla de poder, del poder de Dios que vendrá a nosotros, tal y como nos fue prometido. ¿Cómo entendemos esas palabras? Los discípulos, según nos relata Lucas en el libro de los Hechos, las entendieron en clave de dominación, podríamos decir que en clave de revancha. Jesús, que había sido insultado, rechazado, ultrajado y muerto, pero que finalmente había salido vencedor en la resurrección, iba a restablecer el reino de Israel. Un reino esperado, deseado, soñado... Y ellos, los discípulos que tuvieron que huir y esconderse, estarían con él en ese momento de gloria y poder. El reino de Israel restaurado y ellos como principales valedores del nuevo Rey proclamado. La cercanía del poder es muy atrayente y golosa.

Una vez más, Jesús rompe las falsas esperanzas, o mejor dicho, las esperanzas equivocadas: "No es cosa vuestra saber la fecha o el momento que el Padre se ha reservado fijar" una manera muy amable y educada de decirles "eso no os importa" . ¿Entonces..., qué es lo que nos importa? La respuesta de Jesús es "tendréis que esperar", esperar a recibir el poder, pero no para dominar, sino como fuerza para testificar, para ser testigos en lo cercano (Jerusalén y Judea) y lo lejano (desde Samaria hasta el último rincón de la tierra)

Y en medio de ese desconcierto de ideas, de malas comprensiones corregidas y de promesas no del todo claras, ven como su Maestro asciende a los cielos. Así parece que lo vivieron los discípulos. Pero hace un rato planteé ¿cuál es nuestra reacción? Y no parece que sea muy diferente de la que mostraron los discípulos. La iglesia ha seguido entendiendo el poder recibido en clave de dominación, en clave de un supuesto reino restablecido donde los herederos de los discípulos tienen el poder de juzgar, de someter y de legislar. Todo ha de someterse a los dictámenes de este círculo de poder: la ciencia, el pensamiento, la ley, la propia conciencia. Si pensáis que me estoy refiriendo a cierta parte de la Historia de la humanidad estáis en lo cierto, pero no solo a cierta parte. Leed la prensa y veréis como, desde círculos "eclesiales" se presiona y se maniobra para que los postulados de fe se conviertan en artículos de ley para todos, regulando la ciencia y la investigación, legislando sobre la familia y determinando quien puede contraer matrimonio con quien; dictaminando qué materias deben formar parte del currículo académico y qué materias deben ser eliminadas; y un sinfín más de ejemplos que podríamos traer a colación y que forman parte de nuestra actualidad.

Y Jesús sigue diciéndonos "no es esa vuestra labor, no es ese el poder" Y hoy, como antaño, hemos de seguir aprendiendo que el poder que recibimos es fuerza para servir, para llevar palabra de consuelo, para mostrar gesto comprometido de esperanza, para dar testimonio de vida en medio de los gritos de muerte, para dar la vida levantando al caído. No para ser legisladores en este mundo, sino para ser instrumentos en la construcción de otro mundo posible.


¿Qué hacéis hay plantados mirando al cielo?

Los discípulos, una vez más, tienen que replantearse su presente y su futuro, para qué estamos aquí, y a qué somos llamados. Y de nuevo quiero llevar vuestra atención a la historia bíblica, a la reacción de aquellos discípulos.

Cuando su planteamiento sobre la restauración del reino de Israel se viene abajo por las palabras de Jesús, los discípulos se quedan mirando "sin pestañear" cómo Jesús se alejaba en el cielo. Usando una expresión familiar, se quedaron "embobados" mirando a los cielos, quizás esperando que el Jesús ascendente les gritara desde allí arriba lo que no les dijo cuando estaba aquí abajo.

La intervención de esos "dos personajes vestidos de blanco" de los versículos 10 y 11 de Hechos, es fundamental para nuestra historia. Vienen a abrir los ojos de los discípulos a la realidad de que ahora son ellos los que han de tomar las riendas de la historia, de que ahora son ellos los que han de continuar la labor iniciada por el Maestro; de que han de seguir caminando y que, para hacerlo, han de bajar la mirada a la tierra.

En 1997 se publicó un libro del pastor protestante francés, profesor de la Facultad de Teología Protestante de Paris y miembro del Tribunal Russell, George Casalis. El libro se tituló "Las buenas ideas no caen del cielo". El pastor Casalis, desde una reflexión sustentada en una historia personal de compromiso con los "dominados", afirma que la acción de la Iglesia, la reflexión teológica y la práctica de la iglesia, no se produce como encadenamiento de ideas en el aire, no cae del cielo, sino que responde a una práctica social, a un esfuerzo comprometido por decir la Palabra de Dios en el quehacer cotidiano, en las situaciones de todos los días.

Cuando tomamos conciencia de que nuestra labor no es ser engranajes del poder dominante, la alternativa no puede ser quedarnos mirando al cielo, como esperando respuestas que nos caigan como la lluvia. Las respuestas hemos de encontrarlas en el caminar cotidiano, en una reflexión espiritual de lo vivido, de lo experimentado, confrontado las experiencias del camino con la Palabra hecha carne, con Jesús de Nazaret.

No nos quedemos plantados mirando al cielo, aprovechemos la oportunidad que Jesús nos brinda con su ascensión de ser actores de nuestra historia en obediencia a su Palabra. Es nuestro tiempo, el que Él nos regala.

Amén.

 



Pastor David Manzanas Pelegrina
Alicante- España
E-Mail: davidmanzanas@gmail.com

(zurück zum Seitenanfang)