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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Segundo Domingo después de Pentecostés, 02.06.2013

Sermón sobre Lucas 7:1-10, por Fabián Paré

La fe más allá de lo acostumbrado 

«Yo les aseguro que ni en Israel he encontrado tanta fe.»  Lucas 7, 1-10

Confianza, convicción, seguridad, respeto, reconocimiento, resistencia, templanza, son algunas de las cuestiones que están íntimamente relacionadas con la fe cristiana.  El relato de hoy nos trae una escena en la que participa un centurión romano.  El centurión era elegido por sus cualidades de resistencia, templanza y mando, y el que se había enterado de Jesús no se consideraba digno, ni de que Jesús fuera a su casa, ni de ir él a ver a Jesús.  Y en esto observamos algo de lo medular del relato de hoy: alguien que tiene determinado rango, alguien que debe ser obedecido por un importante grupo de personas, no se considera digno de.. Es algo diferente a lo que está instalado en nuestras costumbres sociales, dado que según nuestro comportamiento social, pareciera que cualquiera que tenga determinado ‘rango’ pretende considerarse ‘digno’ de cualquier cosa.  No es lo correcto ser absolutos, por supuesto, pero los modelos que imparten el ejemplo social, lamentablemente dejan entrever la soberbia que anida en sus pretensiones.  En nuestras (malas) costumbres, alguien que ocupa un ‘rango’ social, y tiene responsabilidad por sobre otras personas, suele pretender dominar y ser servido, en lugar de practicar la humildad y el servicio.  Solemos observar en ciertos ‘rangos’ sociales, personas que se consideran dignas de cualquier cosa, hasta de infringir la ley; y deja entrever que la justicia termina siendo aplicable solo a los pobres y a los que no pueden ocupar -o no encajan en- el ‘rango’ dominante.  De esta manera la capacidad de mando se suele transformar en una herramienta de sometimiento, en lugar de ser una herramienta para infundir confianza, convicción, seguridad, respeto y reconocimiento.

La humildad en alguien que tenga la capacidad de mando, es un signo visible de su fe en Dios, y observemos que señalo a alguien que tenga la capacidad de mando, no a alguien que aspire el lugar de mando, y son cosas notablemente diferentes.   El que tiene capacidad de mando no busca ni se desespera por lograr ocupar ese lugar, simplemente se desenvuelve en sus tareas orientado o guiado por el deseo de servir, se trata de una persona preocupada y ocupada en la responsabilidad que le compete.  Mientras que alguien que no tenga la capacidad de mando y aspire ese lugar, se desenvuelve en sus tareas orientado o guiado por el deseo de no perder el lugar social que ocupa, se trata de una persona preocupada y ocupada en impedir que alguien le corra de ese lugar (por ejemplo pensemos los modelos políticos partidarios que nos toca sufrir, los cargos institucionales, etc.)  El centurión que sabe de Jesús tiene capacidad de mando, y no tiene miedo que lo corran del lugar que ocupa en relación a los demás, y conserva la humildad de no sentirse digno de.. Jesús se refiere a este centurión diciendo: “Yo les aseguro que ni en Israel he encontrado tanta fe” (Lc 7,9b), y no se refiere al centurión por ser centurión, sino por la humildad que vio en él.

No todas las personas somos iguales, pero sin duda una diferencia que se pone en evidencia desde la fe cristiana, está en la humildad, en el respeto, la consideración, y por sobre todo el no considerarse digno de.. Jesús al estar en camino a la casa del centurión, va acompañado por una multitud (Lc 7,9), y se detiene a realizar este señalamiento a esta multitud: la fe que había en aquel que no se consideraba digno.  Cuando Jesús se refiere a la multitud, no está refiriéndose a algún sector social en particular, se refiere a toda la sociedad, es decir se refiere a todas las personas que compartimos un tiempo y espacio de convivencia, a todos los roles y ‘rangos’ que nos toca protagonizar en la vida; pero por sobre todo hace el señalamiento a una multitud que por algún motivo, sea cual fuere, se consideraba ‘con fe’.  Jesús observa, interviene, señala, tal vez con la intención de generar reflexión y replanteos sobre los modelos incorporados, sobre todo los religiosos.  Propone planteos provocadores, que desestabiliza aquellos lugares seguros que los modelos de convivencia fueron construyendo, apelando al razonamiento y a la conciencia.

Hoy la fe cristiana nos propone el desafío de replantarnos los modelos que nos transmiten seguridad y confianza, reflexionar sobre la capacidad de mando propia y las consecuencias de la falta de esa capacidad en aquellas personas que pretende sostenerse en los ‘rangos’ considerándose ‘dignas de’ y con ello avasallar los derechos y la dignidad de otras personas.  Nunca olvidemos que la fe cristiana, si bien brinda una capacidad de mando, juntamente proporciona confianza, convicción, seguridad, respeto, reconocimiento, resistencia y templanza.



Pastor Fabián Paré
Eldorado-Misiones, Argentina

E-Mail: fabianpare@gmail.com

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