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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

5. Domingo después de Pentecostés, 23.06.2013

Sermón sobre Lucas 9:18-24, por Carlos Eduardo Silva

 

¿Quién es Cristo para mi?

¿Qué dice el texto? Jesús dialoga con Pedro y los apóstoles. Pregunta: ¿quién dice que gente que soy yo?, y Uds., ¿quién dicen que soy yo?. Pedro responde afirmando: "Tú eres el Mesías de Dios"; luego anuncia su pasión. Afirma que ha de sufrir mucho, lo matarán y al tercer día resucitará. Agrega: "si alguno quiere ser mi discípulo, cargue con su cruz cada día y sígame" (v 23). También declara: "el que quiera salvar su vida la perderá; pero, wl que pierda su vida por causa mía, la salvará" (v 24).

¿Qué nos dice Dios? También hoy Jesucristo nos hace las mismas preguntas: ¿quién dice la gente que es soy yo?, y Uds., ¿quién dicen que soy?. A la primera pregunta la gente de hoy responde, posiblemente, de tres formas. Por un lado, estás los que no conocen a Jesucristo; por otro, los que conocen sólo algo de Él y, finalmente, un tercer grupo -posiblemente nosotros- que lo conocemos y, por ello, buscamos amarlo y seguirlo. Conocer, amar y seguir son tres fines inseparables en los discípulos de Cristo.

¿Y Uds., quién dicen que soy yo? Ésta es la pregunta fundamental de Cristo. Él es una Persona y es una experiencia. Para quienes tienen una fuerte experiencia de amistad y dialogan continuamente con Él, es -por ejemplo- el amigo; para quienes estuvieron en situaciones difíciles y se sintieron auxiliados por Cristo, Él es el salvador. Así, cada uno de nosotros tiene una experiencia de Jesucristo y puede decir algo de Él. Pedro responde: "Tu eres el Mesías de Dios" (v 20).

Cada uno es, asimismo, discípulo de Jesucristo. Como Él, somos llamados a cargar la cruz, símbolo de la enfermedad, la muerte, la violencia familiar, el dolor por un hijo drogadicto o alcohólico, etc. Cargar la cruz equivale a no evitarla, sino a asumirla con fe. La suya fue también pesada. Él nos ayuda a cargarla.

Por otra parte, se trata de darnos, entregarnos, morir a nuestro egocentrismo para vivir y obtener la salvación. Tal meta y actitud se opone al narcisismo de la cultura actual y de nosotros mismos. Un narcisista ni ama a Dios ni al prójimo, su incapacidad de amar sólo le permite admirarse a sí mismo y buscarse a sí mismo.

. Para la reflexión:

¿Quién es Cristo para mí?

¿Qué digo yo de Cristo?

¿Qué le decimos a Dios? Hacemos nuestra profesión de fe. Nos comprometemos a conocer, seguir y amar más a Cristo.




P. Carlos Eduardo Silva
Uruguay
E-Mail: padrecarlos54@gmail.com

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