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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

6. Domingo después de Pentecostés, 30.06.2013

Sermón sobre Lucas 9:51-62, por Leandro D. Hübner


 

Tema: ¡Siga a Jesús sin mirar atrás!


Queridos hermanos y hermanas en el Salvador Jesús.

Algunas decisiones requieren un compromiso total y único. Por ejemplo, hacer o aceptar que una propuesta de matrimonio significa que no pueden ocurrir relaciones íntimas con los demás, ya que se necesita la fidelidad en la relación conyugal. Un alcohólico en recuperación debe decir no a cualquier deseo de beber, incluso si es sólo un pequeño sorbo de bebida. Un atleta que quiera competir a nivel internacional o llegar a la selección de su país debe comprometerse a años de duros entrenamientos y competiciones.

En la lectura del Evangelio vemos dos compromisos: el compromiso total de Jesús en su misión para salvar a los pecadores, aunque significara ir a Jerusalén y allí enfrentar el rechazo y la muerte, antes de la victoria de la resurrección; y la preocupación de Jesús con personas que rechazan, aplazan o responden por la mitad a su llamado a un discipulado totalmente comprometido a él.

En su afán de salvar a los pecadores, Jesús mira hacia adelante, nunca hacia atrás. Mira a Jerusalén y sufre porque sabe del rechazo y el pecado de las personas. Pero él cumple completamente toda la voluntad de Dios para traer vida a la gente a través de su muerte, como él mismo dice en Lucas 9,22: LEER.

En el camino a Jerusalén, él envía mensajeros a preparar al pueblo para recibir a él y a su reino. Jesús no mira hacia atrás, no piensa renunciar a su misión, no elige el camino más fácil, que sería regresar al cielo sin sufrir y morir por la humanidad, cosas que no tenía ninguna obligación de hacer por nosotros.

Al mismo tiempo, Jesús nos advierte de cuatro peligros que pueden hacernos, en la vida cristiana, mirar hacia atrás y no hacia adelante. En primer lugar, Jesús demuestra que los prejuicios y resentimientos pueden hacer los discípulos mirar hacia atrás. En nuestro texto los samaritanos rechazaron los mensajeros de Jesús debido a sus prejuicios contra los judíos, pues eran dos pueblos que no se daban bien. Santiago y Juan, con rabia, querían venganza, como leemos en el versículo 54: LEER.

Jesús entonces los reprendió y llamó para que vayan con él en humildad, dejando atrás los prejuicios y resentimientos, porque ni ellos ni nosotros como cristianos tenemos el derecho de castigar a los que nos maltratan o enseñan falsas doctrinas.

En segundo lugar, Jesús demuestra que quienes prometen lealtad deben avanzar sabiendo que la misión del Salvador es sin descanso. En el versículo 57 vemos una promesa hecha a Jesús por un hombre: LEER. Es una promesa que también nosotros ya la hicimos a Jesús, tal vez a menudo precipitadamente o incluso con intenciones equivocadas. Pero el discipulado egoísta y hecho para el éxito y promoción personal es exactamente lo contrario del discipulado de servicio al cual Cristo nos llama.

¿Cuántas veces hemos hecho promesas a Jesús y no las cumplimos? ¿Cuántas veces le seguimos pensando sólo en los beneficios que nos pudieran dar la fe y la iglesia?

Jesús no tenía lugar para descansar, pero fue decididamente a Jerusalén y, debido a su misión cumplida, perdona nuestro discipulado débil y a menudo superficial, y nos llama a seguir adelante con él. Él quiere que usted ¡siga a Jesús sin mirar atrás!

En tercer lugar, Jesús demuestra que las preocupaciones mundanas pueden hacer que presuntos discípulos vuelvan de vida a muerte. El entierro de un padre de familia es una prioridad, pero seguir a Jesús es superior a todo. Seguir a Jesús es un asunto de vida o muerte, y nuestra vida está llena de distracciones, diversiones y frustraciones que pueden desviarnos del discipulado.

Jesús nos advierte repetidamente del peligro de amar más otras personas o cosas que él y enseña que su reino es más valioso que cualquier patrimonio de la humanidad. En resumen, Él quiere que le pongamos a Él en el primer lugar en nuestras vidas.

Sin embargo, ¿con qué frecuencia ponemos otras cosas o personas como más importantes que Cristo en nuestras vidas? ¿Cuántas veces cosas como la TV, fiestas, fútbol, una invitación al paseo, la pereza, la acomodación y muchas otras cosas, nos alejan del discipulado de Jesús y de las cosas del Reino de Dios? ¿Cuántas veces caminamos por senderos de la muerte, en vez de caminar en el camino de vida y traer a otros con nosotros a la salvación?

Que bueno que Cristo quiere perdonar nuestro discipulado distraído y reemplazar nuestros objetivos que conducen a la muerte por su ministerio para compartir la vida, como leemos en el versículo 60: LEER. Él quiere que usted ¡siga a Jesús sin mirar atrás!

En cuarto lugar, Jesús demuestra que algunos tienen una actitud de "!calma, vamos a no tener prisa!" Estas son personas que quieren un discipulado cómodo, sin un sentido de urgencia o sacrificio. En el versículo 61 otro hombre le dijo a Jesús: yo te seguiré, pero primero déjame ir a decir adiós a mi familia. Aún una conducta correcta y la preocupación por los demás pueden ser obstáculos para seguir a Jesús con toda la vida.

Así como el que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás, no sirve para el Reino de Dios, como dice Jesús (v. 62), intereses vacilantes e indecisos también interrumpen y evitan el compromiso del verdadero discipulado a Jesús. Es como un estudiante que desea hacer la tarea de la escuela y ver una buena película al mismo tiempo - va a hacer uno o el otro bien hecho, los dos es imposible.

Sin embargo, Jesús nos perdona otra vez. Él perdona nuestro discipulado sin sacrificios y sin prisa, e invita a nosotros a seguirlo mientras que es día todavía, antes que venga la noche, es decir, mientras tenemos oportunidad de ser salvos antes del juicio final y de llevar esta salvación a otros. De todos modos, Jesús quiere que usted le ¡siga sin mirar atrás!

En nuestra vida, también en la espiritual, es tentador dar excusas, solicitar aplazamientos o simplemente mantenernos alejados del llamado de Jesús al discipulado. Cuando Jesús mira hacia adelante, dándose totalmente a nuestra salvación, Él nos invita a celebrar su victoria y caminar como sus discípulos con total compromiso y urgencia. Y advierte: no mires hacia atrás, es decir, a preocupaciones personales. E invita a: mira la gloria de mi reino y se un discípulo en el. Su amor grandioso y firme, que nos salva de la muerte eterna, nos motiva para olvidarnos de todo y seguir en el camino hacia la vida eterna.

La Biblia nos da ejemplos de varios tipos de discípulos. Algunos escucharon la llamada de Dios y no miraron hacia atrás, como Abraham, Ruth, María y Paulo. Algunos miraron hacia atrás y se perdieron, como Ananías y Safira y Judas. Otros miraron atrás, pero arrepentidos, fueron llamados otra vez por Dios, como David, Elías, Jonás, Pedro y otros.

Y usted, ¿qué clase de discípulo de Jesús usted es y quiere ser? ¿Comprometido o sin compromiso serio? ¿Consciente o distraído? ¿Amigo y comprensivo o rencoroso? ¿Servidor de Cristo y su iglesia, o servidor d si mismo? ¿Dispuesto a sacrificar, o acomodado?

¡Siga a Jesús sin mirar atrás! Él le perdonará a usted cuando fracasar y le va a salvar si sigues mirando sólo hacia adelante, a la victoria final y la vida eterna que está reservada para usted con Dios!

¡Siga a Jesús sin mirar atrás, pues El va adelante para guiarte en el camino de su amor y su salvación! Amén.




Rev. Leandro D. Hübner
Rio Branco, AC, Brasil
E-Mail: ledahu@gmail.com

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