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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

10º Domingo después de la Trinidad, 28.07.2013

Sermón sobre Lucas 11:1-13, por Fabián Paré

Dejando las necesidades construidas por otros 

¿Hay algún padre entre ustedes que dé a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? 

Jesús se está refiriendo al sentido común que debiera razonar cualquier persona en función de lo saludable y del cuidado de la integridad de otros, especialmente los hijos.  Se puede comprender que en la oración del Padre nuestro, que no solo pedimos lo que necesitamos, sino que también confiamos que Dios nos da lo que necesitamos (a su debido tiempo y en su debido lugar), por una base de sentido común saludable que entiende que un padre solo puede darle lo bueno y mejor a sus hijos.  Esto ya nos anticipa que, como no toda persona forma parte de ese sentido común saludable, tampoco toda persona puede pedir a Dios lo que necesita y mucho menos confiar que eso necesario le será dado, y por lo tanto hay personas que instrumentan otra manera de pedir y otro tipo de confianza en torno a ‘lo que considera que necesita’.  Las formas de pedir y la confianza se vuelven mediadoras entre las personas y sus necesidades.  Otra cuestión importante es visualizar en qué consiste la necesidad de las personas.  La necesidad lleva a ‘pedir’ y a ‘confiar’, y en el pedir y confiar se constituyen actitudes y comportamientos que nos conducen a determinadas realidades.  Por ejemplo pensemos a qué realidades nos puede conducir pedir y confiar en las autoridades políticas de turno, y se me viene a la mente la frase popular de ‘pan para hoy y hambre para mañana’; se trate de una bolsa de mercadería, del arreglo de una calle, de promesas mentirosas, o de cualquier artimaña que suele estar instalada en los sistemas de poder.

Siempre estamos experimentando necesidades, o lo que creemos son nuestras necesidades, pero hoy en día nos resulta más fácil darnos cuenta que las ‘necesidades’ se construyen o fabrican.  La manera más evidente es el mercado de las publicidades, un buen vendedor construye la necesidad de que se compre lo que vende.  Es decir en los estilos de convivencia social se va construyendo las necesidades, y juntamente el mecanismo de  pedir y confiar en el que da.  El mercado de consumo fabrica necesidades todo el tiempo, en realidad todos los mercados terminan fabricando algo que se termina imponiendo como necesidad, y me atrevo a pensar esto desde alguien que vende algo que no sirve para nada útil, hasta la industria farmacéutica, como las ideas y valores que guían el comportamiento de personas y grupos en la cultura social.  Es decir que también es posible fabricar ideas y valores que terminan imponiéndose como necesidades, y muchas veces los espacios religiosos se prestan para eso, lo lamentable es que a veces se manipula lo que se comprende como la voluntad de Dios, recordemos las sectas que no solo deforman sino destruyen completamente la vida de muchas personas.  De modo que cuando pedimos a dios por ‘lo que necesitamos’, no podemos ser tan inocentes de creer que Dios no sabe lo que necesitamos, tal vez seamos nosotros como personas que no sabemos lo que necesitamos, o aquello que creemos que necesitamos no necesariamente es lo que Dios ve que necesitamos.

En el Padre nuestro reconocemos que Dios es el que sabe lo que necesitamos, y que confiamos que no nos va a negar lo que necesitamos.  Muchas veces ocurre que culpamos a Dios de no darnos lo que le pedimos, y ocurre que solemos pedir lo que no necesitamos, es decir, pedimos lo que creemos que necesitamos; y recordemos que esa creencia puede estar construida por el estilo de convivencia social en el que estamos sumergidos.  El Padre nuestro nos reubica en relación a las necesidades y por ende en lo que pedimos y en qué confiamos.  No olvidemos que pedimos que se haga su voluntad (la de Dios), y no la nuestra. Si la voluntad  de las personas puede ser manipulada, imponiéndoseles necesidades que alimentan la maquinaria social que fabrica y sostiene los estados de pobreza, miseria, y las distintas violencias que deterioran y destruyen la capacidad de vivir a personas y grupos; lo novedoso que trae Jesucristo es salir de la voluntad fabricada por la sociedad y desear la voluntad de Dios.

Todo padre le da lo bueno y mejor a sus hijos, es decir que cuando un hijo recibe de sus padres algo que no es bueno, el padre dejó de ser padre para satisfacer las necesidades construidas por la cultura en la que están sumergidos.  Un padre no es padre por haber engendrado un hijo, sino por brindarle todo lo bueno que el hijo necesite.  Muchas personas que engendraron hijos nunca llegaron a ser padres, pasaron a ser tantas otras cosas, pero no padres.  Dios no deja de ser Padre, nunca deja de dar lo mejor y lo que es bueno para sus hijos, para su creación.  Es tiempo de replantearnos las necesidades que los demás pretenden imponer en nosotros/as, y recordar por medio de la oración del Padre nuestro, en quién debemos depositar la confianza y en relación a quién debemos razonar nuestras necesidades.



Pastor Fabián Paré
Eldorado-Misiones
E-Mail: fabianpare@gmail.com

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