Göttinger Predigten

Choose your language:
deutsch English español
português dansk

Startseite

Aktuelle Predigten

Archiv

Besondere Gelegenheiten

Suche

Links

Konzeption

Unsere Autoren weltweit

Kontakt
ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

15. Domingo después de la Trinidad, 01.09.2013

Sermón sobre Lucas 13:10-17, por Fabián Paré

 

Lugares de autoridad y lo satánico

«Al oír esto todos sus adversarios se llenaron de confusión...»

El relato del evangelio de hoy describe una situación en la que se puede reflexionar algunos lugares y maneras en que se manifiesta lo que se considera demoníaco en términos bíblicos. El escenario es una sinagoga, y aparecen en escena Jesús, una mujer encorvada, el jefe de la sinagoga, los adversarios de Jesús, lo satánico y alguna multitud que parece referir a personas más allá de la sinagoga. No se trata de cualquier curación de Jesús, ni ocurre en cualquier sitio; se trata de una mujer encorvada que no podía enderezarse de ninguna manera (Lc 13, 11), y que permanece encorvada dentro de la sinagoga, y esto nos lleva a pensar sobre las enfermedades que son sostenidas en determinado sitios o en determinadas instituciones, en este caso instituciones particularmente religiosas, o dicho de otra manera, instituciones que religiosamente sostienen ciertas particularidades. La cultura en la que se desenvuelve Jesús es patriarcal, la sinagoga es un lugar importante y sostenedor de esa cultura, lugar en el que la mujer -más allá de la que en parte protagoniza el relato de hoy- se encuentra encorvada, rol o lugar en el que la persona-mujer no encontraba manera (que lo permita las autoridades de turno), de poder enderezarse. El jefe de la sinagoga da un signo claro de salir a la defensiva de un modelo que se vio afectado por la intervención de Jesús; una mujer que deja de estar encorvada se pierde de vista en su discurso, donde solo aparece el reproche a la gente, en el cual exige que ‘vengan a curarse de tal a tal día' (Lc 13,14), entre líneas dice que ese día -el sábado- la sinagoga está para otras cosas más importantes. Lo que también hay que observar es que según el discurso del jefe de la sinagoga, Jesús no se está dedicando a esas cosas que son ‘más importantes'; y lo que en el fondo puede estar molestándoles es que Jesús con lo que hace está reubicando el lugar de autoridad que debe tener la sinagoga, y es alguien con autoridad.

Jesús identifica a la mujer encorvada como ‘hija de Abraham' (Lc 13, 16), y define a la enfermedad que la poseía como un aprisionamiento que obró ‘satanás', es decir que aquellos mecanismos de aprisionamiento que le toco experimentar a esa mujer son los que la enfermaron, y eso pareciera ser lo satánico referido por Jesús. Aquello que toma posesión de las personas, y que el cristianismo cultivó en un imaginario como posesión diabólica o demoníaca, tiene que ver con ciertos mecanismos de aprisionamiento que se instala en la comprensión humana de la jerarquía. En otras palabras, la persona poseída es una víctima de un sistema de relacionamiento opresor y de un posicionamiento en relación a las personas que ocupan lugares de autoridad instituidos. Muchas de las enfermedades padecidas por las personas son consecuencia de los estilos de convivencia instituidos en la sociedad, pero particularmente, como consecuencia de la manera de comprender la autoridad en esos estilos instituidos. La imagen de la mujer encorvada nos remite a cierta sujeción al autoritarismo impuesto, del que es difícil o imposible deshacer esa sujeción sin otra presencia de autoridad. Dentro de una cultura patriarcal, Jesús ubica a la mujer como hija de Abraham, y permite que la mujer al replantearse el lugar de autoridad, se libere de lo que la mantenía ‘encorvada'.

Si Jesús no dejara en evidencia la hipocresía que sostenía la sujeción o lugar encorvado, que muchas personas eran condicionadas a ocupar, probablemente el autoritarismo al que estaba habituada la sociedad, continuaría sin cambios, pero la autoridad que tenía Jesús permitió generar confusión en sus adversarios (Lc 13,17), y con ello se instala la posibilidad de comprender de otra manera la autoridad. Pareciera que los adversarios de Jesús fueran los que ocupan y sostienen un lugar jerárquico que pretende una sujeción incondicional, y que pierden de vista la salud o lo saludable para las personas, priorizando los beneficios de exclusividad que beneficia a los que se ubican como superiores en la jerarquía. Sin embargo estos solo ocupan un lugar estructural y se desenvuelven según el sistema que socialmente lo sostiene, es decir que aunque rotaran las personas sobre esos roles -como el del jefe de la sinagoga- se seguiría reproduciendo los estilos de relacionamiento jerárquico que sostiene el estado encorvado o de sujeción de un sector importante de la población. De modo que para pensar al verdadero adversario de Jesús, no basta con pensar en los que oportunamente ocupan lugares de ‘autoridad', sino en el estilo de relacionamiento que defienden.

Los lugares de autoridad socialmente instituidos y sostenidos, pueden tornarse en adversarios de Jesús en la medida que pierdan de vista que nada es más importante que la salud y la libertad de la población. Es interesante pensar en la comprensión de igualdad, no como domesticación, alineamiento o achatamiento; sino desde el lugar de respeto, comprensión y reconocimiento que se puede y debe tener, sobre todo con las personas que más sujetadas o encorvadas se encuentran en nuestra convivencia social.

 



Pastor Fabián Paré
Eldorado-Misiones, Argentina
E-Mail: fabianpare@arnet.com.ar

(zurück zum Seitenanfang)