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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

16° domingo después de Pentecostés, 08.09.2013

Sermón sobre Lucas 14:25-33, por Felipe Lobo Arranz

"¡Llegó tu hora!"

 

"Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo." (S. Lucas 14:25-33 RVR60)

¡Llegó tu hora! 

Durante muchos años, cuando leía este texto, me imaginaba la dureza de la vida del emprendedor solitario. Si, de esa persona que arriesga todo lo que tiene y todo lo que es en pos de una idea que le haga mejor su vida y le haga su vida mejor para los demás.

 

Mientras me imaginaba a esta persona, veía a mi mente, los peligros a que estaba expuesta: quedarse sin dinero o sin financiación en un momento vital de sus negocios y perderlo todo. Ponerse enfermo y no poder cumplir su sueño. Rodearse de malos socios que le engañan y arruinan el negocio. Peligro de hacer malas inversiones o no saber gestionar bien su patrimonio. En definitiva, miedo, pánico, terror a fracasar en el intento. Por sí no fuera poco, para uno mismo, teniendo en su conciencia la idea de fracasar, encima, otros estarían recordándoselo, al son de: - "Te lo dije"-

 

Podemos caernos, pero sin darnos el lujo de permanecer caídos. Vale caerse, pero hemos de levantarnos, aunque nos duela.

 

Ser discípulos de Jesús implica que estamos expuestos al fracaso, como cualquier otro emprendimiento y le pedimos al Señor sabiduría para no fracasar en nuestros intentos bienintencionados. Se nos recuerda que midamos nuestras fuerzas antes de emprender, que practiquemos la sensatez con fe.

 

La medida de lo justo, de lo bueno, de lo perfecto, de lo equilibrado, es nuestra lucha diaria, frente a los exabruptos de a la locura, la insensatez, de los impulsos, muy bien presentados, pero que olvidan "el temor del Señor".

 

Me encontrado personas creyentes en Cristo, que no hacia nada malo en sus proyectos, pero que quedan en la cuneta de la vida por hacer prevalecer su proyecto por encima del sabio consejo de Dios, la prudencia y la rectitud con sensatez. En algunos casos con muchos medios, en otros con ninguno o pocos.

 

En este mundo donde hay tanta necesidad, el exceso de misericordia sin sensatez ha cavado muchas tumbas, demasiadas, de las que pedimos al Señor que nos libre a la vez que le pedimos sabiduría.

 

La clave no es hacer en la obra de Dios, sino en hacer la voluntad de Dios en referencia a nosotros y a quienes nos rodean, cuando toca. Nuestra pregunta ha de ser sensata y sabia: ¿es esto que tengo en el corazón tu voluntad Señor o es fruto de mi orgullo, de mis pasiones, de mi conciencia de clase, de mi deseo de llegar el primero a todo... Al precio que sea, de mi ingenio, de mi deseo de ser recordado por algo?

 

El bueno de Woody Allen, nos recuerda, que aunque el no llegara a ser nada en este mundo y que nunca tuviera una posición relumbrante, al menos tenia la satisfacción de saber que un día fue el espermatozoide que llego el primero."

 

Es curioso en ciertos templos la cantidad de nombres inscritos en mármol o metales que hay: "aquí fue... don fulano de tal, que hizo y deshizo en tal momento y se le recuerda y agradece su servicio a esta iglesia..." O cosa semejantes.

 

Queremos ser mitos y hacemos de nuestro discipulado una campaña de publicidad, de la misma forma que lo hicieron algunos reyes, patriarcas, apóstoles del NT y del AT. Reivindicamos un lugar en la historia, queremos que otros lo den todo por nosotros, que nos citen, que nos quieran, que nos consideren, que nos pongan como ejemplo, hasta el delirio.

 

Mientras el genio lo es por tener el don de Dios inconscientemente, el sabio lo es porque Dios lo hizo así, el héroe lo es desde el miedo y la posibilidad del fracaso en el intento forzado, el mártir no quiere serlo, sino que lo fuerzan a serlo a su pesar: Esos hacen la historia auténtica, pagando un alto precio e y os recuerdo de nuevo, inconscientes de ello.

 

Jesús nos dice que ser discípulo es un llamamiento en absoluta dependencia y en absoluta obediencia a El, en absoluta lealtad al espíritu del Evangelio.

 

Ya se que dan ganas de salir corriendo de la iglesia en este momento, pero no huyáis que Dios no a acabado con nosotros es más, ¡ha llegado tu hora! ¡Dios te llama! Calcula el precio, porque no hay vuelta atrás, sin perderlo todo.

 

Es el momento en que eres o dejas de ser. El Eterno te esta llamando a lo eterno.

 

Sin embargo, este camino esta por encima de nuestro deseo de ser mitos, está por encima de nuestra humana capacidad, está por encima del amor a nuestra tierra y de nuestro amor o necesidad de los nuestros, es la asumpcion del sufrimiento y del rostro firme pero gozoso y en paz, que se consagra al dolor y a la gloria por Jesús.

 

Acceder a Jesús es gratis, acceder a su discipulado es caro, muy caro.

 

El Evangelio es tan caro como consagrarse a comprar un Mercedes, un Rolls Royce, un BMW, una gran mansión, las mejores joyas, el más especial diamante, es tan caro como la más guapa mujer y el más guapo hombre, más caro que la más cara de las inversiones empresariales de este mundo. No comprendo, que queremos decir cuando aseveramos que seguir a Jesús es gratis, que no cuesta nada.

 

Quiero decirte que el Espíritu Santo te va a probar a conciencia. Va a preguntarte, hasta donde estas dispuesto a llegar en obediencia a su voz. Te vas a enterar y vas a saber en tus propias carnes la auténtica realidad de la resistencia de tu espiritualidad.

 

Las multitudes tienen ganas de escuchar que tendrán acceso a Dios de cualquier manera, pero si Jesús o la misma iglesia ofrecieran esto, no estarían más que haciendo falsa publicidad. Me temo que lo hizo a propósito, porque no es Señor de multitudes, sino de personas. No de iluminados o elegidos, sino de comprometidos que hacen que su sacrificio sea caro.

 

Su propio discipulado, sujeto a la educación y a la dependencia del Padre celestial, le llevó a tener éxito, pero también a ser mal visto y perseguido. Su obediencia le llevó a la cruz, cara. A la entrega de su cuerpo, muy caro. A la entrega de su sangre, carísima. Y por eso su gracia no es barata, sino gratuita, pero no quiere decir en absoluto, que abrazar la gracia no valga nada, porque costar, cuesta mucho, mejor dicho, costó mucho.

 

Nuestro discipulado esta por encima de todo lo demás en la vida. Es una consagración a Dios para cada creyente. Es por eso que somos invitados a sentarnos y contemplar la idea de ser discípulos de manera meditada, seria y pensando que es para siempre. El auténtico discipulado es "casarse con Dios".

 

Este ha de ser la respuesta agradecida al Señor por su obra de salvación en nosotros, también calculada y reflexionada hacia el  si a Dios.

 

Desde luego, confiamos al Señor la vida que es el don más preciado que tenemos y El sabrá ayudarnos y también cuidarla de mejor manera que lo haríamos nosotros mismos, pero dedicados a su servicio y a la humanidad sin Dios.

 

Aborrecer la vida con los nuestros, no es sino la hipérbole, de algo que tiene sentido. No podremos enrollarnos en cuestiones de la vida, más que lo necesario, pero Dios sabe recompensarlo.

 

Confiados como discípulos nos damos a nosotros mismos en sacrificio vivo y santo.

 

Amén.

 



Felipe Lobo Arranz
Granada- España/Spain
E-Mail: loboarranz@gmail.com

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