Göttinger Predigten
Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach
1er Domingo de Adviento, 01.12.2013
Iniciando un nuevo recorrido
Sermón sobre Mateo 24:36-44, por Fabián Paré
El adviento inicia un recorrido mientras que el almanaque nos hace sentir el final de uno, y en esto se da un cruce de sensaciones. Comenzamos el mes de diciembre con todo lo que eso conlleva, finalización del año escolar, cierres de balances, fin de muchas actividades que volverán a comenzar después de las vacaciones; la cuestión es que en el comienzo del mes de diciembre aun no podemos sentir el ‘inicio’ de algo, es mucho más fuerte la sensación de que aún no se terminó. Muchas cosas llegarán al alivio que transmite el 31 de diciembre, y otras no lo conseguirán, y lo continuará buscando en el siguiente año. Pero el año litúrgico finalizó el domingo pasado, el de Cristo Rey -a pesar de que nos queda la sensación de que el año aun no terminó- y hoy estamos iniciando un nuevo año litúrgico, y los textos que iremos compartiendo en este mes, necesitarán de que nuestra escucha sea desde un lugar desde donde se comienza un recorrido, y no desde un lugar desde el que estemos finalizándolo.
El relato de Mateo que da inicio a este nuevo recorrido, en el que se alimentará la fe cristiana, pone un acento fuerte en el estar atentos, preparados, en no dejarse estar. Mateo trae en su descripción de las palabras de Jesús, una exhortación a tratar de atender lo que Dios está tratando de decir. Como ejemplo describe lo ocurrido en los tiempos de Noé previos al diluvio, y señala: ‘la gente comía, bebía y se casaba… y no sospechaban o no entendían nada.’ Con ello no está proponiendo que la gente hoy en día no coma, ni beba y que no se case, sino que tal vez se intenta señalar que no se sospecha o no se entiende que Dios está cerca, y si está cerca dará cumplimiento a su Palabra. La propuesta de la exhortación gira en no dejar de confiar en que Dios cumplirá lo que anunció, y por supuesto actuar en consecuencia. Hay un dicho popular, ya bastante antiguo, que dice: mientras el gato no está, los ratones bailan. La conducta siempre está condicionada por el que tiene más poder, más fuerza, y en la convivencia humana se rige bastante por este mecanismo de relaciones de poder, y la confianza que se va construyendo en este tipo de relaciones orienta las conductas de cuerdo a la persona o grupo humano que logra demostrar mayor poder y fuerza. De esta manera lo que Dios diga va quedando -con el correr del tiempo- ocultado detrás de las demostraciones de poder que se instalan en la convivencia social, y esto es lo que Jesús intenta reflexionar con sus oyentes, la forma en que muchas veces se comprende que aquello que Dios dice es para algún futuro no muy cercano, que sus palabras -si se llegaran a cumplir- ocurrirá el día de mañana, y en el mientras tanto, se sigue sosteniendo las conductas en función de los que demuestran mayor poder en la sociedad en la que nos ha tocado vivir.
¿Quién o quienes controlan nuestra conducta? ¿De qué manera incide en nuestra vida la Palabra de Dios? Tengamos en cuenta que la Palabra de Dios es la que preserva y protege la integridad de lo que tiene vida, educa en el respeto y cuidado de las personas, procura que el servicio y acompañamiento mutuo sea la práctica social que sanee las heridas y desestructure los mecanismos de violencia. Mientras que las personas no adviertan que el tiempo pasa, y que si mientras pasa se siguen repitiendo una sumatoria de cuestiones que perjudican y dañan la capacidad para vivir, está la posibilidad de que de repente ya nos encontremos sin tiempo para recuperar esa capacidad. En la imagen de que alguien es tomado y otro dejado, debemos considerar que, el que toma o deja es Dios, y Dios es Vida; y si pensamos el ser tomados o dejados por la Vida, nos lleva a reflexionar lo anteriormente planteado: ¿en función de quién condicionamos nuestro comportamiento?, y ¿en función de quién o de qué condicionamos la vida de otras personas?
Si consideramos en nuestra vida cotidiana lo que Dios pretende de nosotros/as, indudablemente estaremos siendo tomados por la vida, y mientras descuidemos el respeto por la integridad de lo que tiene vida, y nos resulte indiferente las formas de violencia que seguimos repitiendo y muchas veces soportando o dejando que sigan provocando daño ante nuestra vista, que no nos extrañe que seamos dejados por la Vida. Es tiempo de adviento, es tiempo de evaluar nuestras conductas, no porque estemos terminando un recorrido, sino porque estamos iniciando uno, y como en todo inicio de algo, es importante pensar lo medular en el recorrido que se va a realizar; desde la fe cristiana lo medular pasa por prestar atención a la Palabra de Dios, y en la confianza que podamos madurar en ella. Que en el inicio de este nuevo recorrido, podamos encontrarnos con la fortaleza de educar nuestras conductas desde el diálogo, la conciencia y el sentido común, para que así nos permitamos replantear nuestras conductas sociales que son perjudiciales, y así desarrollar un estilo de vida más saludable.