Göttinger Predigten

Choose your language:
deutsch English español
português dansk

Startseite

Aktuelle Predigten

Archiv

Besondere Gelegenheiten

Suche

Links

Konzeption

Unsere Autoren weltweit

Kontakt
ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Navidad, 25.12.2013

Cantemos una nueva canción
Sermón sobre Lucas 2:1-10, por Blanca Staude

Cerca de Belén había unos pastores cuidando sus ovejas cuando se les apareció un àngel que les dijo: “Les traigo una noticia que es para todo el pueblo y que los alegrarà mucho: ¡Hoy ha nacido un Salvador que es el Señor!” Y también había otros ángeles que cantaban y alababan a Dios diciendo: “¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres!”  

Al oírlo, los pastores decidieron ir hasta Belèn para ver lo que les habían contado. Y fueron, y encontraron todo como se les había anunciado. Entonces ellos contaron lo que los ángeles habían dicho, causando la admiración de todos los que estaban allì. Después, los pastores regresaron dando gloria y alabanza a Dios.

La realidad del cumplimiento de la promesa de Dios hizo que no pudieran menos que alabarlo desde lo más profundo de su ser. Probablemente, aquellos hombres no se contarían entre los màs notables de su pueblo, seguramente no eran escribas o sacerdotes, pero sin duda eran fieles creyentes conocedores de las promesas de Dios para con su pueblo, porque de no ser asì, ¿habrían sido elegidos por Dios para que recibieran las buenas noticias a través de los àngeles?  Podrían haber sido escasos de conocimientos generales, pero con seguridad eran grandes en su fe en Dios al punto que fueron a verificar la veracidad del anuncio, se gozaron con la realidad que encontraron y compartieron con todos lo que había sucedido alabando a Dios. Pero no se quedaron allí a enriquecerse en esa ocasión en que sin duda serían los personajes del momento, sino que regresaron, y no nos cuesta mucho suponer que regresaron a su trabajo, a su responsabilidad de cuidar las ovejas, pero continuaron alabando y glorificando a Dios. Y podemos pensar que en su corazón cobraban vida las palabras del salmista diciendo: “¡ Cantemos al Señor pues hace maravillas! Cantemos una nueva canciòn dando rienda suelta a nuestra alegría y cantemos delante del Señor que viene a gobernar la tierra con rectitud e  igualdad ”.

Y si podemos pensar que aquellos pastores hicieron suyo el gozoso cántico del salmista, de igual manera podemos imaginar que en su corazón adquirieron una nueva fuerza las palabras de Isaías subrayadas por el anuncio que habían hecho los àngeles que tenían mucho del sabor de lo que habían vivido: “¡Qué hermoso es ver llegar por las colinas al que trae buenas noticias, al que trae noticias de paz, el que anuncia la liberación y dice: ¡ Tu Dios es rey ! Estallen en gritos de triunfo porque el Señor ha tenido compasión de su pueblo, ha mostrado su poder a la vista de todas las naciones y por toda la tierra se sabrá que nuestro Dios nos ha salvado“

Ya no era una profecía, ya no era una esperanza, era una realidad: Hoy les ha nacido un Salvador que es el Mesìas, el Señor. “Les ha nacido” es de ustedes y para ustedes.

Hoy estamos recordando gozosos que nos ha nacido el Señor. Una realidad que genera alegría en nosotros y hace que repitamos con el Salmo 98: “¡Cantemos al Señor pues hace maravillas.  Cantemos una nueva canción dando rienda suelta a nuestra alegría. Cantemos al son de guitarras y violines, de trompetas y panderetas. Unamos nuestras voces al bramido del mar, aplaudamos con los rìos y que nuestras voces lleguen a lo alto al unirse a las montañas en gritos de jùbilo, porque el Señor ha venido a gobernar la tierra!”                                                       

 El mensaje de esperanza y seguridad se multiplicó a través del tiempo y los profetas fueron sus voceros. De un modo u otro aquellos hombres elegidos por Dios mantuvieron viva en el pueblo la esperanza del cumplimiento de sus promesas.

Con palabras muy sencillas el autor de la Carta a los Hebreos reconoce y nos recuerda el valor y consagración de aquellos profetas que fueron fieles al Señor, pero a la vez nos asegura que fueron etapas que ya se cumplieron,  afirmando : “Ahora, Dios nos ha hablado  por su Hijo el que es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa.”

Hoy, nosotros estamos aquí celebrando el nacimento del Hijo. Aquel de quien hablaron los profetas y al que los ángeles anunciaron; aquel que a través de nuestros himnos traemos hasta nosotros con cánticos de jùbilo porque sentimos como que alegría y Navidad son una sola cosa.

Pero no podemos caer en la equivocación de permitir que el gozo del nacimento nos haga olvidar el por qué y para qué de ese nacimiento.

Teniendo en cuenta solamente las lecturas bíblicas que corresponden al dìa de hoy, encontramos palabras como derecho, rectitud, igualdad, justicia, paz y liberación, creando un profundo vìnculo entre el anunciado como Mesìas y Salvador, y su pueblo.

Hoy estamos celebrando el nacimiento de aquel que fue anunciado por los àngeles. Nuestros cànticos de gozo serán solo eso corriendo el riesgo de pasar como pasará el dìa de Navidad si no permitimos que esos sentimientos que hemos mencionado dejen de ser meras palabras y se conviertan en un desafío real y actual con que el mismo Señor Jesús nos apela.

¿Recuerdan las palabras de Zacarìas? “Porque nuestro Dios en su gran misericordia nos trae de lo alto un nuevo día para dar luz a los que viven en la màs completa oscuridad.”

¿Cómo hablar de oscuridad en medio de los miles de luces que nos rodean, y yo diría, nos envuelven y enceguecen? Luces de toda intensidad, de formas, de color. ¿Cómo pensar en oscuridad en medio de tal profusiòn de luces?  Pero no podemos escapar a la realidad y si pudiéramos, no deberíamos hacerlo. ¿Acaso se es fatalista al señalar que hay quienes viven en la más completa  oscuridad y reconocer que estamos rodeados de oscuridad?

Hojeando el diccionario encontré que oscuridad  es sinónimo de tinieblas y confusión. De oscuro se nos dice que provoca temor, que es confuso, incomprensible e inexplicable y es estar sin luz, sin comprender o conocer algo. Ahora, recordemos por un instante las noticias diarias que recibimos a través de los diarios o por televisión y decidamos si es exageración afirmar que estamos rodeados, que estamos inmersos “en la màs completa oscuridad” como  diría Zacarìas.

Ustedes me van a decir: “Pero hoy es Navidad! ¡No es dìa para angustiarnos ni para ver todo a oscuras, sino para pasarlo gozosos con la familia y los amigos!” Sì, es verdad, estoy de acuerdo en tener presente el gozo que nos provoca el nacimiento de Jesús Salvador que nos trajo luz para una nueva vida, pero, ¿qué haremos mañana o pasado cuando como cristianos en lo personal y como miembros de una iglesia cristiana nos reunamos para planear los mensajes que en nombre del Señor queremos hacer llegar a nuestra comunidad? ¿Cuál será ese mensaje?  ¿Solo cànticos de gozo y alabanza, solo  una advertencia  para estar alertas ante los problemas que afectan a nuestra sociedad, o la búsqueda de un compromiso real para buscar y efectivizar ese derecho, rectitud, igualdad, justicia, paz y liberación que esta mañana el Señor ha puesto ante nosotros como un desafío?

Hermanos, la figura de los pastores es algo muy querido dentro del cuadro del nacimiento del Hijo de Dios. Quiero que recordemos que ellos fueron a verificar lo que se les había dicho, que se gozaron con la realidad, compartieron su experiencia con otros y regresaron a cumplir con su tarea.

Hoy recordamos todo aquello, pero tenemos una ventaja: nosotros sabemos que ese niño se hizo hombre, y como dice el apóstol Juan: “vivió entre nosotros lleno de amor y verdad  y nos ha llamado y desafiado a andar como él anduvo”, a sentir como él sintió, servir como él sirvió, y, sobre todo, a amar como él amò.

Hoy es Navidad y si celebrar la Navidad significa que estamos prontos a aceptar el desafío del Señor de “andar como él anduvo”, entonces tenemos derecho a decirnos unos a otros:

“¡Cantemos al Señor que hace maravillas! Cantemos una nueva canción dando rienda suelta a nuestra alegría y cantemos. Cantemos al son de guitarras y violines, de trompetas y panderetas. Unamos nuestras voces al bramido del mar, aplaudamos con los ríos y que nuestras voces lleguen a lo alto al unirse a las montañas en gritos de júbilo, ¡porque  el Señor ha venido a gobernar la tierra!”.



Pastora Blanca Staude
Buenos Aires
E-Mail: cucaa@hotmail.com

Bemerkung:
Sermón sobre Lucas 2: 1-20 y Salmo 98, Isaías 52: 7-10.


(zurück zum Seitenanfang)