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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Cuarto domingo después de Epifanía, 02.02.2014

Sermón sobre Mateo 5:1-12, por Amalia Sanahuja

Al comenzar el año y después de haber hecho algunos balances de cómo están las cosas y cuáles son los activos y pasivos conscientes y de los otros;  y casi por mandato cultural, nos deseamos los mejores augurios de felicidad y buenaventura. Nos disponemos a revisar cuáles serán los objetivos y metas que nos ayudarán a obtener las expectativas de los sueños que tenemos… No está mal.

Pero… los parámetros de felicidad que tenemos quizás merezcan ser revisados,  porque sucede que casi se ha convertido en un tipo de mandato donde debemos “ser felices” a costa de cualquier precio. Además solemos perder la perspectiva de que el mercado nos recuerda a diario qué necesitamos para ser felices y nos enredamos fácilmente en este juego hedonista que cada día nos seduce con más espejos de colores.

Esta forma de ver las cosas no es gratuita porque nos anestesia de poder ver otras. La mayoría de nosotros entendemos esto, pero no es tan fácil salir de este esquema de pensamiento que a la vez nos produce mayores ansiedades porque parece ser una meta inalcanzable esto de encontrar la felicidad. Con el fin de perseguirla, paradojalmente se cultiva la indiferencia, la apatía, el conformismo y la mediocridad.

No es menos cierto que no solamente nos interesa el tema a nosotros como personas, sino que a Dios también le inquietó tratar el tema. Jesús luego de iniciar su ministerio público a través de su predicación y de las sanidades que estaba haciendo y cuando estaba empezando a ser conocido, convoca a la gente  en un ambiente natural, conocido como el de la Montaña, cerca del margen del Mar de Galilea, y allí les enseña las  Bienaventuranzas. Según  Mateo, Jesús se dispone a sentarse y generar un clima que anunciaba que algo importante iba a ser dicho. Así lo entendían los judíos. No iba a dar meramente un discurso informal o casual sino más bien se iba a proclamar una especie de enseñanza oficial, iba a transmitirles la esencia misma de aquello que había venido a decirles. Lo imagino un escenario intimista similar – valgan las distancias – a aquellos recitales callejeros que se convocan en las plazas de la ciudad donde todos van buscando su lugar para acomodarse con sus almohadones o reposeras o simplemente sentados en el césped, para escuchar a aquel que los convoca porque tiene algo que decir;  y del lado de quien escucha porque necesita parar del ritmo ajetreado de los problemas para tomarse un tiempo tranquilo y con la disposición de alguien que quiere escuchar.

Las Bienaventuranzas no son  meramente un sermón sino el resumen de las enseñanzas que Jesús constante y consecuentemente daba a sus discípulos. De hecho si alguien quiere averiguar qué significa el cristianismo son las Bienaventuranzas uno de los estudios más importantes por donde empezar.

El mensaje: ¿Qué es lo que quiere transmitir Jesús en ese sermón?

Según algunos teólogos el Sermón de la Montaña es como la continuación del pacto de la ley dada por Moisés.  Se trataba de un modelo nuevo, una propuesta que significaría un cambio de valores, una transformación que tendría implicancias personales pero también sociales. Él les quería transmitir una nueva manera de ver las cosas.

Alguien dijo que las Bienventuranzas “no son estrellas quietas sino relámpagos seguidos de truenos de sorpresa y asombro”. No son afirmaciones sino exclamaciones. No son promesas de una dicha futura sino felicitaciones de una dicha actual (Comparar Salmo 1:1; 32:2; 94:12).

Hay dicha para la persona que descubre su propia pobreza, la que reconoce su propio pecado, la que busca saciar su hambre y sed de justicia.

Si nos detenemos en cada una de estas exclamaciones encontraremos que estas eran cualidades que tenía el mismo Señor Jesús. También son comparables al fruto del Espíritu Santo descriptas en Gálatas 5:22-23.

Cuando leemos el Sermón de la Montaña, una categoría de hombres y mujeres  parecen tratar de ser incluídos en ese nuevo reino que Jesús nos presenta.

¿Es acaso un cambio de paradigma, de modelo, el que quiere transmitir con esta enseñanza?

Dichosos o bien-aventurados: La dicha cristiana nada tiene que ver con la suerte o la ventura. La dicha cristiana no depende de las circunstancias externas, de los altibajos de la vida, es la felicidad que nadie nos puede quitar porque viene de Dios. Es el (makarios) del AT,  es la dicha relacionada a los dioses, es decir solos los dioses eran bienaventurados……  y así se lo describe a Dios en el NT “bienaventurado y único soberano, Rey de Reyes y Señor de Señores” (1º Timoteo 6:15) . La dicha de las Bienaventuranzas es una expresión equivalente a lo que Juan llama vida eterna, que es nada menos que la vida de Dios.

Dichosos los pobres en espíritu… el que se ha dado cuenta de su propia insuficiencia, de su indignidad y que ha puesto toda su confianza en Dios. Que reconoce  que el camino hacia el poder está en darse cuenta del desamparo, que el camino hacia la victoria está en admitir la derrota. El camino de la sabiduría está en admitir la ignorancia. Que se da cuenta  que para tener una vida plena hay que tener  sentido de necesidad.  Dichosos los que lloran...Parece indicar que el dolor puede llegar a ser el origen de los grandes descubrimientos de la vida, es allí donde uno descubre qué es lo importante y lo que no. Es cuando se reconoce a la fe como importante en la vida o bien como un adorno. Muchos han encontrado a Dios después de “tocar fondo”. Dichosos los mansos/humildes… describe al hombre que en humildad amorosa y obediente acepta la guía y providencia de Dios. Es la imagen del caballo que ha sido domado y que es obediente a las riendas, o el perro que obedece cada palabra de su amo. Es el que actúa con suavidad pudiendo actuar con severidad; el que pudiendo ejercer su venganza trata con bondad. Esto no es la suavidad que tiene su origen en la debilidad o en el temor, o en una tolerancia floja y que carece de principios. Es la suavidad que proviene de la fortaleza. Es una especie de tranquilidad y estabilidad según describió Aristóteles sobre esta virtud.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia: Es decir la dicha del alma hambrienta…El texto propone jugar con la contradicción del que tiene hambre y el que está saciado. Lucas amplía la idea cuando en los ayes expresa “¡Ay de los que están satisfechos, de los que están contentos de cómo están las cosas, ay de los conformistas…de los que están hartos… porque tendrán hambre!” (Lucas 6:25) En un mundo donde los recursos  están  desproporcionados para satisfacer las necesidades de las personas, donde la abundancia anestesia la conciencia y promueve mayores ambiciones, mientras miles de millones no reciben el alimento diario, Lucas dice que estos que ahora  tienen por demás, tendrán hambre…  Es el intento de seguir buscando… no es que lo haya alcanzado… dice el apóstol Pablo… Dichosos los de blando corazón (misericordiosos): La misericordia va junto con la verdad. Dios quiere que esta misericordia sea característica de las relaciones de los hombres entre sí y siempre se condena a quien no lo entiende así. Misericordia quiero y no sacrificios (Oseas 6:6). Dichosos lo de limpio corazón: En los tiempos de Jesús el concepto de pureza tenía más que ver con algo externo y estaba más relacionado a la cuestión de observar ciertos rituales y ceremonias, el corazón no intervenía para nada. Jesús contradijo este concepto y habló de la pureza como algo interno, del corazón, de la mente y de la actitud. La intención que se quiere transmitir es que algo limpio es algo que no ha sido mezclado, que no tiene impurezas. Dichosos los pacificadores, (los que trabajan por la paz, Nueva Versión Internacional). Para nuestra cultura la palabra paz  es una palabra negativa y el significado que le damos tiene más que ver con  ausencia de guerra o de disturbio;  pero el término en hebreo “shalom”  y en griego “eirene” describe un estado positivo, de perfecto bienestar, de serenidad, prosperidad y felicidad. En esta bienaventuranza los bendecidos no son los que aman la paz sino los que la hacen, los que pacifican. A veces por mantener una forma de paz se dejan las cosas como están, más que ser un pacificador se es un problematizador. No es la paz que viene por evadir los problemas sino la que proviene de enfrentarlos y trabajar lo necesario para que las cosas cambien. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia…La persecución de los cristianos desde el primer siglo hasta la fecha ha tenido diferentes formas. Desde ser torturados y matados, a ser calumniados, despojados de sus bienes… pero la causa principal de odio hacia los cristianos fue que eran diferentes. Diferentes por tener una voz crítica que desaprobaba las injusticias de la época y ponía en velo el status quo de la sociedad. La gente siempre trata de eliminar aquello que la condena calladamente. Seguir a Jesús tiene un costo.

Pilares de la identidad

Podemos observar que estas afirmaciones están dirigidas a las personas en su totalidad, con todo lo que somos como humanos y con todo lo que significa integrar la espiritualidad a lo cotidiano. Ocupamos como personas un espacio intra–subjetivo porque nos constituimos como personas a partir de una construcción que está conformada por nuestra corporalidad, nuestros  sentimientos y por las imágenes mentales que tenemos. Simultáneamente, existe una espacio inter-subjetivo, el de la vida familiar y social inmediata en el que la persona se retroalimenta. Pero además esta trayectoria de emerger como sujetos ocurre contextualmente en el llamado espacio tran-subjetivo, el más amplio y cultural, en donde se producen los imaginarios y las creencias de las cuales hacemos acopio para la configuración de la subjetividad. Estos tres mundos son los pilares de la identidad y del sentido de pertenencia. Somos lo que somos porque estamos allí en una situación dada, en un momento y época determinada, y esto nos conforma. Reconocernos en su totalidad es lo que nos va a permitir pensarnos críticamente. ¿Jesús tenía en cuenta todas estas variables cuando habló de este tipo de dicha…? Es interesante que antes que empezar a predicar sobre este tema tan cercano a todos, él ya se había remangado para sanar a los enfermos, liberar a los oprimidos, alimentar a los hambrientos… El dio respuestas diferentes en el contexto de la época en que vivió, con las limitaciones del imperio que gobernaba, con las revueltas políticas y económicas del momento,  etc…

Si todas estas recomendaciones para seguir este camino propuesto es vivenciado desde el marco de la Ley, se convertiría una vez más en un mandato en sí mismo y no una recomendación para encontrarnos con otra calidad de vida.

Si nos quedamos con el mandato religioso quedaremos atrapados en la letra y no en el Espiritu, en nuestras propias y “legítimas” ocupaciones y no en reconocer que mi hermano también necesita y lucha muy posiblemente con las mismas cosas que nosotros.

Si nos quedamos con el mandato del dios del mercado (de capitales), quedaremos atrapados en la prisión del dinero y de las posesiones…

Si nos quedamos con nuestra única perspectiva nos quedará la vista corta y no podremos ver ni escuchar (parafraseando a la poeta)  a… “los que nada tienen que perder, a los que comen en la mesa del hospicio, a la que trapea en el colegio y no sabe firmar su nombre, a los hijos de alcohólicos, al que hace lo que puede, al hombre encadenado, a las niñas y niños maltratados y abusados, a las que cuidan a las criaturas de otros y ven a las suyas cada quincena, a los ancianos abandonados en los hospitales, a los que no tienen luz ni agua, a los suicidas, a los que ….

Nos preguntamos…

¿Qué clase de felicidad buscamos, cuáles son las perlas preciosas que perseguimos...?

¿Cómo afecta a nuestra cosmovisión, a nuestra teología, a nuestras prioridades?

¿En qué espacio social nos ubicamos como personas, como familias, como comunidad? Soy lo que soy porque naci en tal lugar, me eduqué en tal colegio… por la herencia familiar y social recibida, pero también soy lo que soy porque intento y quiero ponerme en este lugar… en un lugar diferente frente a la vida…

¿Qué es más importante enfrentar el mandato social de la felicidad o combatir los estragos de la injusticia, estar más cerca del necesitado, apartar nuestro tiempo para estar  juntos de modo que podamos ser más solidarios y construir algo en comunidad…?

Dios nos ha dado la capacidad de la auto-determinación… en medio de lo que somos podemos decidir, algo siempre podemos decidir

¿Cuál es nuestra identidad, cuál es nuestro compromiso…?

Que las Bienaventuranzas por la gracia de Dios las vivamos con la fuerza del Espiritu y  recibamos la propuesta de este camino que Jesús nos traza  para vivir una vida que trascienda nuestra propia existencia.

Que este sea un año que lo vivamos con ganas aunque cueste remontar las situaciones difíciles, con esperanza para que no dejemos de sorprendernos ante la realidad que nos toque vivir, con alegría por lo que tenemos, con ojos y oídos grandes para ver y escuchar lo que pasa a nuestro alrededor, con capacidad de amar como el impulso vital que sin él nos vaciamos… y por sobre todo recordando cada día que Jesús vive en nosotros por la fe y Él es nuestro Rey. ¡Señor que venga tu Reino a nosotros!



LIC: Amalia Sanahuja
buenos Aires
E-Mail: asanahuja@eireneargentina.com.ar

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