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ISSN 2195-3171

2 Domingo después de Pentecostés, 22.06.2014

Sermón sobre Mateo 10:24- 39, por Mariela Bohl, Pastora Armando Weiss, Pastor

Que la gracia y el amor de Dios trino esté con cada uno de ustedes, amén.

Sin lugar a dudas el texto que hemos tomado para la reflexión de este Domingo, nos presenta varios temas. Sin embargo, quisiéramos centrarnos en lo que consideramos el tema general de todos estos versículos, aquello que predomina y que es: ser un cristiano/a auténtico, ser un cristiano en todas las situaciones, mantener una postura de cristiano sin bajar los brazos aún ante situaciones amenazadoras.

Jesús nos propone que seamos discípulos llevando su palabra adelante, seguir pasando el mensaje a todos los que viven en la actualidad y a las futuras generaciones. Y no tener miedo de las situaciones que puedan venir, ni siquiera tener miedo de aquellos que puedan amenazar nuestras vidas físicas. Y en nuestros días esta palabra de Jesús tiene mucho valor. ¿Por qué? Porque estamos en una actualidad donde se valora extremadamente la parte física, hay toda una cultura o hasta casi un culto a la belleza física que es indicada con parámetros, con valores muchas veces contra la naturaleza creada por Dios.

Las mujeres cada vez más delgadas y los hombres cada vez más musculosos reza el mandamiento actual de la belleza, y hay pruebas sobrando que la búsqueda desenfrenada por cumplir este mandato muchas veces termina con graves problemas de salud o hasta la muerte física.

La pregunta es por qué la humanidad no busca de la misma manera mantener en "forma" aquello que no se ve, aquello que no se puede matar como lo es el espíritu, las cosas que tienen que ver con nuestro interior, como nuestra fe. Felizmente hay muchos que sí lo hacen, que cultivan la fe, que se preocupan más por el amor, por la paz, por ver en el otro una creación de Dios sin importar su aspecto físico. Y las comunidades cristianas son una gran fuente de incentivo y de guía para esta mirada cristiana sobre las personas, sobre los hermanos y hermanas.

Al terminar el texto, versículos 34 al 39 Jesús coloca un tema muy fuerte. La posición de un cristiano con su familia. Al principio pareciera que Jesús dice: "bueno, si su familia no quiere ser cristiana tienes que pelearte con ellos y seguir tu camino". Pero justamente la Iglesia es una de las instituciones que más valoriza a la familia, y el amor a la familia está dentro de lo que entendemos como amor al prójimo. Por lo cual no puede haber una propuesta de Jesús tan rápida y al parecer tan dura. Justamente uno de los desafíos que nos propone Jesús es la de no bajar los brazos ante ninguna situación. Y muchas veces el desafío puede estar muy cerca nuestro como en nuestra familia o con nuestros amigos. Y el desafío no es abandonarlos o simplemente dejarlos de lado sino el de acompañarlos y hacer ver de alguna manera que la propuesta de vida de Jesús es la más linda, es la que nos puede traer mayores alegrías.

Por eso el mensaje de Jesús es que aunque algunas personas cercanas a nosotros no siempre concuerden con el mensaje del evangelio debemos seguir acompañándolos, seguir predicando con palabras y con gestos, con obras. Siempre estando convencidos que el mensaje de amor que viene de Dios es lo que debe ser lo más fuerte.

Por otro lado, saber que no somos siempre nosotros los que estamos en la posición más cercana al evangelio. Debemos considerar que a veces podemos ser nosotros los que estamos errados o que los demás amigos o miembros de la familia o de la comunidad nos puedan aconsejar o hasta corregir, pero si nos encerramos en que solamente nosotros estamos correctos y eso nos hace distanciarnos, podremos muchas veces perdernos de mejorar como cristianos por no aceptar la palabra de los demás.

Estar, trabajar, compartir con las personas puede generar situaciones de stress, de preocupación. Por eso muchas veces se habla que aquellas profesiones que están relacionadas a las relaciones sociales son las más difíciles como ser psicología, sociología y también el trabajo pastoral. Hay personas que dicen que prefieren trabajar en cualquier trabajo menos con personas. Como pastores siempre decimos que, si bien hay situaciones difíciles, quien no trabaja junto con personas muchas veces también se pierde abrazos y muchos gestos de cariño, que realmente no tienen precio.

Recordemos que todos tenemos al mismo Dios como Padre y por lo tanto somos hermanos y parte de la misma familia, que teniendo a Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo como prioridad en nuestra vida nos debe guiar, debe ser luz para que tengamos una vida plena, que con toda seguridad se vive mucho más con lo que no se ve de nosotros que con aquello (cuerpo) que algunos quieren decirnos como tiene que ser. Vivamos el evangelio como verdadera vida plena manteniendo siempre firme nuestra fe. Amén.