Göttinger Predigten

Choose your language:
deutsch English español
português dansk

Startseite

Aktuelle Predigten

Archiv

Besondere Gelegenheiten

Suche

Links

Konzeption

Unsere Autoren weltweit

Kontakt
ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

21º Domingo después de Pentecostés, 21.10.2007

Sermón sobre Lucas 17:11-19, por Cristina Inogés

Hermanos: ¡Que el Señor ilumine su rostro sobre nosotros!

Nuestra mercantilista mentalidad

Nuestra idea de la gratuidad, por regla general, es un poco curiosa. Nos encanta el "gratis total" que proviene de instituciones o entidades a las que no les ponemos cara y de las que creemos que tienen la obligación de comportarse de esta manera.

Pero cuando el "gratis total" viene de alguien muy próximo a nosotros, la cosa cambia. Si nos invitan a comer, o devolvemos la invitación o por lo menos llevamos el vino o el postre; si nos hacen un regalo, a la menor ocasión devolvemos el gesto, y así con muchas cosas más que a cada uno se nos pueden ocurrir. No entendemos la gratuidad.

También sorprende ver que esas relaciones fluidas de amistad, donde el dar era un gesto habitual, de repente, se ven empañadas, si no interrumpidas por un "con lo que yo he hecho por ti". Tampoco aquí entendemos la gratuidad.

Es cierto que la vida es un constante dar y recibir, pero de hacerlo desde la gratuidad, a hacerlo desde la idea del "debe y el haber" va una gran diferencia.

Gratis total de Jesús

Jesús da a manos llenas. Los leprosos se dirigen a él con decisión (llamarle Jesús directamente, es llamar su atención), pero reconociéndolo Maestro, y por lo tanto ellos, necesitados de él. Le piden compasión y Jesús responde "con verdadera pasión", de la única manera que sabe responder siempre.

Si aprendiéramos de esa forma de responder que tiene Jesús, veríamos que la pasión da una fuerza inusitada, que nos hace capaces de casi todo, que nos lanza hacia el prójimo hasta hacernos uno con él, al entregarnos y dar todo lo que podemos. La pasión nos enseña que el juego de la vida no es inútil por muchos espacios dolorosos que tengamos en ella, por mucho que nos queramos engañar negándonos nuestro dolor hasta que alguien, muchas veces sin querer, destapa la herida. De la  fuerza de la pasión aprendemos que, si nos ponemos a coleccionar heridas eternamente sangrantes, viviremos como los leprosos abandonados a su suerte, solo que en este caso, nos habremos abandonado nosotros mismos a nuestra suerte y, por eso, debemos resurgir siempre para no negarle ninguna posibilidad a la pasión.

Como es natural en él, Jesús no monta ningún número vistoso para ayudarles, ya sabemos que la ayuda de Jesús tiene mucho que ver con hacernos madurar en nuestra propia fe.

Y aquí viene el "gratis total" de Jesús, a él no le preocupa que vuelva uno o diez leprosos a darle las gracias por haberle librado de la lepra, le preocupa que no den gloria a Dios. Jesús no quiere honores, siempre remite a la alabanza al Padre.

Y para terminar una realidad que aparece con frecuencia en otros pasajes del evangelio. El evangelista nos recuerda que quien regresa a dar las gracias, es extranjero, no pertenece al pueblo de Israel ni en cultura, ni costumbres, ni prácticas religiosas, ni en fe y Jesús le dice tu fe ha salvado. Creo necesario resaltar que Jesús le dice "tu" fe, no "la" fe, sino la suya, personal, subjetiva, con matices diferentes y sabedora de una realidad que difícilmente aceptamos: que solos no podemos nada, que necesitamos de los demás. Ninguno tenemos una fe pura al cien por cien; somos nosotros y nuestra circunstancia, nosotros y nuestra historia, nosotros y nuestra vida. Jesús no condiciona la curación a que cambie de fe o de prácticas religiosas. Sencillamente en ese tu fe te ha salvado, Jesús le dice que la fe está por encima de fronteras y prácticas religiosas.

El gesto de gratitud del leproso es el grito de renuncia a la autosuficiencia: Renuncio a que puedo todo solo. El gesto de gratitud del leproso es el canto de libertad más profundo que un ser humano puede hacer: ¡Qué libertad poder dar gracias!

La religión es una cosa y la fe, otra muy diferente.

 

 

 

 



Cristina Inogés

E-Mail: crisinog@telefonica.net

(zurück zum Seitenanfang)