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ISSN 2195-3171





Göttinger Predigten im Internet hg. von U. Nembach

Décimo tercer domingo de Pentecostés, 07.09.2014

El shalom posible
Sermón sobre Mateo 18:15-18, por Amalia Sanahuja

El barrio de Caballito estaba dormido hasta que el ruido de un martillo neumático lo despertó: los edificios empezaban a levantarse.  El microcentro dejó de ser recorrido solo por oficinistas: cada vez más extranjeros recorren sus calles y disfrutan de la noche, los ruidos y el desorden crecen.

El barrio de Abasto conserva sus construcciones antiguas, y los problemas de los edificios empiezan a aparecer. No siempre el saludo con el vecino es amable: los problemas de convivencia surgen y se instalan en el día a día. En muchos casos, hasta retirar el saludo.

En la iglesia, el hermano X  estafó a un grupo de personas que le habían salido de garante. El Sr. N lastimó a su esposa en una discusión doméstica. El hijo de Juanita golpeó a la hija de Paula, en la escuela bíblica. Marta habló mal de Aníbal, el diácono responsable. Podríamos citar variados ejemplos para expresar conflictos de toda clase, sexuales, económicos, políticos, interpersonales en el ámbito familiar, comunitario, barrial, etc.

En los últimos años en la ciudad de Buenos Aires aumentaron considerablemente las mediaciones vecinales. En los sistemas democráticos, en la medida que se incrementa la participación, se manifiestan los desacuerdos y aumenta la posibilidad y el desafío de consensuar acuerdos.

Conflictos conflictos…La paz no significa la idea simplona e irresponsable de conseguir la paz por la vía más fácil, evitando confrontaciones o tolerándolo todo.  La idea de paz de la Biblia,  justamente, es una paz contraria a esto, es una paz que se construye y que enfrenta el conflicto.

Pensando en términos de la espiritualidad cristiana, podemos decir que esta, es por esencia y definición, pacificadora; ella encarna el Shalom como principio de vida cotidiano y como vocación social y política. Al decir de Juan Driver “se expresa en la esperanza, y consiste en creer en aquello que parece ser imposible: la reconciliación de los seres humanos entre sí y con Dios en una convivencia radical caracterizada por la justicia y la paz”.

D. Bonhoeffer dijo: “El  camino de la paz no es el de la tranquilidad y seguridad. Para la paz se necesita coraje… La paz no se disfruta sino se hace”.

Jesús, quien les viene hablando a los discípulos sobre la importancia que Dios tiene en los más pequeños, en los más vulnerables, en los que están más expuestos al peligro – como la oveja que se perdió – no solo enfatiza su interés en rescatarlos, sino que en ese contexto introduce, con  el texto de Mateo 18: 15-17, la necesidad no solamente de la salvación sino un interés de su parte para que existan en el ámbito de la comunidad relaciones saludables entre los hermanos, invitándonos a considerar que no debiéramos tolerar ninguna situación en la que haya una ruptura de las relaciones personales entre nosotros y otro miembro de la comunidad cristiana.

Entonces podemos extraer algunos principios que pareciera que Jesús quiso resaltar para resolver conflictos entre hermanos. Es una especie de protocolo a seguir que puede dar alguna idea sobre qué hacer cuando un hermano peca contra ti, contra mi.

Y lo hace de menor a mayor agotando instancias. Es un texto que lo lleva a un nivel de aplicación interpersonal y comunitaria, y no desconocemos que es en esas interacciones donde se construye el tejido social de la sociedad en donde nos movemos. Cuando existe un conflicto se rompe ese tejido y de alguna manera hay que recuperarlo.

Ponerse de acuerdo con el hermano/a: Es algo así como la propuesta de una Espiritualidad Pacificadora, el shalom de Dios aplicado a lo cotidiano, en este caso en el ámbito de la comunidad de fe.

“Ponerse de acuerdo” viene de la palabra griega “symphoneo”, de donde proviene la palabra sinfónico. –se emplea con referencia a instrumentos musicales que producen el mismo sonido, o para expresar armonía entre los sonidos, que aunque no sean idénticos concuerdan y armonizan – en un sentido se han “puesto de acuerdo”. Para que este “symphoneo” sea posible algunas cosas se deben tener en cuenta:

Encarar el conflicto: Es una decisión a tomar.  Expresar nuestra queja es mejor  que alimentarla dentro nuestro. Puede envenenar la vida y el pensamiento. No solamente hay que enfrentarlo sino que hay que expresarlo. El hecho de ponerlo en palabras a veces nos demuestra la trivialidad del asunto en cuestión. Esto ayuda a no alimentar los rencores.

“Cara a cara”: A veces uno se tienta a escribirle una carta a alguien que lo ha ofendido, pero la recomendación es ir a verlo/a personalmente. Inicialmente, es estar a solas con la persona. Se puede así evitar malas interpretaciones. Es darle y darse uno mismo la posibilidad de hablar, aclarar, resolver.

“A solas”: sin ánimo de divulgar las cuestiones, como dice Prov 17:9 en un marco de respeto que muestre la intención de aclarar.

Llevar testigos: Esto ayuda a que alguien externo pueda escuchar, ver, desde otro lugar. El hecho de llevar un testigo no significa que se trata de demostrarle a alguien que este ha pecado.  El objetivo que se persigue, es ayudar en el proceso de reconciliación.

Hablar con el otro en presencia de personas amables, prudentes, crea un clima nuevo que facilita el diálogo. Se dice que los rabinos tenían una frase “No juzgues solo, porque nadie puede juzgar solo, excepto UNO (Dios)”.

El testigo oficia un poco de mediador para ayudar a resolver el conflicto.

Al igual que los mediadores de conflictos tan utilizados en estos tiempos, el mediador suele ser una persona imparcial, prudente, confidente que va a ayudar a que las partes encuentren cómo resolver sus diferencias.

Generalmente esto es un proceso que requiere un análisis comprensivo e integral del conflicto y además tiempo para construir nuevas pautas de diálogo.

Esa persona facilitará para sanar las relaciones entre las partes.

Posiblemente tendrá que  reencuadrar la situación de conflicto desde su perspectiva que permita generar una interacción  amigable, valorativa,  exenta de rencor y sin carga negativa.

Invocará el respeto y valor por la palabra del otro. Promueve y apuesta al diálogo.

Interrogará a las partes a fin de asegurar un entendimiento claro de la situación.

Es conciente que trabaja con el disenso.

Trasciende las formas clásicas de enfrentar los conflictos, por las vías de hecho o violencia de cualquier tipo y por el dictamen judicial.

Llevar el tema a la comunidad: ¿Dónde? El lugar reside en  la iglesia, el ámbito de la comunidad. Esto da un encuadre que en sí mismo, tiene un significado. No es un consultorio, no es un tribunal, es la comunidad de fe que está dispuesta a acompañar.

          En el marco de la comunidad cristiana, en una atmósfera de oración, muchas veces se pueden arreglar cosas que no se arreglarían en otros ámbitos.

 

El ámbito de la comunidad sería algo así como un lugar donde no se encubre la verdad, donde las cosas se dicen por su nombre. ¿Será posible esto en la vida de la iglesia?

Si  después de todo esto la hermana/o no escucha, ¿habrá que tomarlo como un pagano y publicano, un renegado o incrédulo?  ¿Es eso lo que quiso decir Jesús?, ¿hay que abandonarlo porque es alguien irrecuperable?

Algunos autores señalan que los dichos de este texto  (Mt 18:15-18) no parecieran  salir de la boca de Jesús. Según Barclay, parecen más bien palabras de “cualquier rabí judío por parecer demasiado legalista. Incluso se dice que en ese momento  aún no existía una iglesia desarrollada y organizada con un sistema de disciplina eclesiástica. A Jesús se lo acusaba más bien por ser amigos de recaudadores de impuestos y de los pecadores y siempre habló de ellos con amor y comprensión. En Mateo  21:31  se dice que los publicanos y las rameras entrarán al reino antes que la gente religiosa ortodoxa de la época”.

Pero, aunque es indudable que el pasaje no es un resumen exacto de lo que dijo Jesús, tampoco se puede dudar de que se remonta a algo que Jesús dijo. ¿Entonces podemos remontarnos más allá del relato y llegar al mandamiento, al principio que Jesús quiso transmitir…?

¿Qué quiso decir Jesús entonces? Puede ser que lo que dijo Jesús fuera algo parecido a lo siguiente:

Una vez que hayan hecho todo esto, cuando hayan dado todas las oportunidades posibles a la persona  y cuando esta permanezca empecinada,,  pueden pensar que no es mejor que un publicano renegado  o  un gentil sin dios”. Jesus no encontró que los recaudadores, los gentiles y pecadores sean gente sin esperanzas….

Aunque el pecador empedernido se parezca a un publicano y a un gentil, todavía podés ganarlos para vosotros, tal como lo hice yo” no se trata de abandonar a un hombre, es un desafío para ganarlo con el amor que puede llegar hasta al corazón más duro. 

En el mismo orden de ideas, Jesús refiere el atar y desatar, lo que puede significar, que las relaciones que establecemos con nuestro prójimo duran, no solo en el tiempo, sino que continúan en la eternidad; por eso debemos solucionarlas.

Pastoral para la Iglesia:

Buscar  relaciones saludables para sus miembros, sus familias, su comunidad.

No ahorrar esfuerzos para solucionar los problemas entre nosotros/as y los hermanos/as.

No tolerar la ruptura de relaciones.

Facilitar canales de expresión y aprendizaje: (grupos socioeducativos orientados al tratamiento de diferentes temas de interés según las necesidades y requerimientos de la comunidad y su entorno más cercano).

Promover características resilientes entre los miembros de la comunidad:

vinculos significativos

soporte espiritual

conductas éticas

ecosistémica (contacto con el medio).

 

Ser referentes de conductas que promuevan la verdad y la justicia no solamente en el ámbito de la comunidad sino como testimonio vivo del shalom de Dios. Podremos como creyentes invitar a nuestro barrio, a nuestros amigos a recibir un consejo en nuestra comunidad, una palabra para algún problema personal, familiar…?

Por último, podemos decir en términos teológicos, que vivimos bajo la paradoja que existimos delante de Dios al mismo tiempo como justos y como pecadores. Vivimos del misterio de la  justicia y la gracia. Estamos bajo el signo del ya y del todavía-no.

Como personas, como familias, como comunidades, nos ajustamos y desajustamos, buscamos el equilibrio, y nos falta mucho para encontrarlo. La sombra del mal no ha impedido que seamos instrumentos del Señor para la restauración de un shalom posible que no se deja tentar por buscar la paz ideal, el individuo impecable y la familia enteramente feliz, sino que trabajamos con fe pero sin ingenuidad, en una especie de tensión creativa entre lo deseable y lo posible.

            Señor, ayúdanos y Venga tu Reino en medio nuestro!!



Licenciada Amalia Sanahuja
Buenos Aires
E-Mail: asanahuja@eireneargentina.com

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